El propietario del original mecanografiado del célebre discurso que comienza con “I have a dream” (“Tengo un sueño”), pronunciado por el pastor Martin Luther King el 28 de agosto de 1963, era en aquella fecha un prometedor jugador de baloncesto que se había apuntado para trabajar como voluntario en la Marcha a Washington por el Trabajo y la Libertad, según ha publicado el diario estadounidense Usa Today, y reproduce la publicación digital belga PopNSport.
La Marcha a Washington por el Trabajo y la Libertad ( March on Washington for Jobs and Freedom) fue una marcha política que tuvo lugar el 28 de agosto de 1963, en la que Martin Luther King leyó su famoso discurso en el Lincoln Memorial (en memoria de ambos, en ese mismo lugar ha jurado dos veces su cargo el primer presidente negro de Estados Unidos, Barack Obama).
La marcha estuvo organizada por un grupo de defensores de los derechos civiles, sindicatos y organizaciones religiosas. El número de participantes osciló, según las fuentes, entre 200.000 y 300.000; El 80% de ellos eran afroamericanos. Los historiadores consideran que la marcha jugó un papel decisivo posteriormente, en el momento de aprobarse en el Congreso las leyes Civil Rights Act de 1964 y Voting Rights Act de 1965.
El 28 de agosto de 2013, con ocasión del cincuenta aniversario de la marcha y el discurso político más célebre del siglo XX, el canal CBS entrevistó al chico que entonces jugaba al basket y hoy es entrenador jubilado del campeonato universitario de baloncesto. Se llama George Raveling, ha sido entrenador de los equipos USC e Iowa en la liga NCAA y es el actual director de Nike basketball. Aquel día se encontraba haciendo funciones de seguridad a pocos metros del pupitre desde el que Luther King pronunció el discurso; al finalizar, le pidió la copia que llevaba en la mano, el pastor se la dio y desde entonces ha guardado los folios, plegados, en un libro. En la entrevista, Raveling contó que en los dos folios no figura la famosa anáfora «I Hace a Dream», que King improvisó a partir de un canto de góspel.
Raveling, quien hoy tiene 70 años, se ha negado durante todo este tiempo a desprenderse de la reliquia, que conserva como “un pedazo de historia”, y por la que ,según sus palabras, han llegado a ofrecerle hasta tres millones y medio de dólares.