Coincidiendo con las primeras sesiones del proceso contra Harvey Weinstein, el todopoderoso magnate de la industria de Hollywood dueño de la productora Miramax, acusado de violaciones y abusos sexuales por más de ochenta mujeres, entre ellas las actrices Rosanna Arquette y Annabella Sciorra, así como mujeres aspirantes en castings, secretarias, y otras empleadas del planeta cinematográfico, se estrena la película “El escándalo” (Bombshell)
Cuenta en el reparto con Charlize Theron (“Casi imposible”, “Atómica”), Nicole Kidman (“Los otros”, “La seducción”) y Margot Robbie (“Érase una vez en Hollywood”, “Yo, Tonya”) interpretan a tres presentadoras del canal Fox News que en 2016 denunciaron por acosador y acabaron con la carrera de Roger Ailes, el hombre al que el propietario Rupert Murdoch había elegido para dirigir el imperio mediático más poderoso, acérrimo partidario y defensor de Donald Trump, desde hacía más de veinticinco años.
Un año antes de iniciarse las denuncias contra Weinstein, y del nacimiento del movimiento #MeToo, este caso significó la primera vez que unas cuantas mujeres adoptaron la valiente decisión de denunciar lo que hasta entonces había sido una práctica habitual: que, en algunos ambientes como la televisión (lo mismo que el cine en el caso Weinstein), las mujeres tenían que “tragar” todo tipo de presiones sexistas y conductas machistas prepotentes (abusos, acosos e incluso violaciones) para conseguir un puesto (o un papel) relevante.
Dirigida por Jay Roach (“Trumbo”, “Los padres de ella”, “Austin Powers”) “El escádalo” cuenta también en su reparto con John Lithgow (“Cementerio de animales”, “El caso Sloane”) Kate McKinnon (“Yesterday”), Connie Britton (“American Horror Story”), Mark Duplass (“The Mindy Project”), Rob Delaney (“Fast & Furious: Hobbs & Shaw”), Malcolm McDowell (“Star Trek: La próxima generación”) y Allison Janney (“Yo, Tonya”).
Megyn Kelly (Charlize Theron) y Gretchen Carlson (Nicole Kidman) son las dos presentadoras estrella de la mañana en el canal de información continua Fox News, que apoyó la candidatura de Donald Trump a la elección presidencial de 2016; de Megyn Kelly se recuerda todavía el enfrentamiento que tuvo en directo con el candidato conservador.
Tras negarse a aceptar su traslado a una franja horaria menos prestigiosa como consecuencia de rechazar el acoso del director Roger Ailes (John Lightgow), Gretchen es despedida y presenta una denuncia esperando que la secunden otras mujeres del canal. Su colega Megyn, quien se encuentra en una situación parecida, vacila sobre lo que debe hacer mientras que una joven periodista recién contratada, Kayla Pospisil (Margot Robbie, en este caso es un personaje ficticio que encarna a todas las demás mujeres que fueron víctimas de Robert Ailes durante todos los años que estuvo al frente del canal), está pasando por la misma situación y dudando sobre la conducta a seguir.
El trío de actrices –muy recauchutadas las dos mayores- se esfuerza meritoriamente para intentar convencer de una historia que no necesita mucho para despertar solidaridades, si tenemos en cuenta que es algo así como la antesala del caso Weinstein.
Sin embargo, a la película le sobra intención pero le falta contenido dramático y muchos detalles de la investigación, que por lo visto tampoco fue gran cosa y terminó enseguida con el despido fulgurante de Ailes. Sin ninguna duda –porque los acosadores no se curan- fueron muchos más los casos de mujeres trabajadoras de Fox News que optaron por callar y seguir adelante, mucho más relajadas una vez desaparecido el motivo de sus pesadillas.
Una de las virtudes de la película es que no elude el momento en que muchos colegas de las querellantes dudan de la veracidad de las acusaciones, exactamente igual que sucede cada vez que se plantea un caso similar en nuestras sociedades, que mal que nos pese siguen siendo mayoritariamente patriarcales, lo mismo que expone las situaciones de vergüenza y temor que viven las mujeres que se deciden a denunciar lo que les pasa; uno de los defectos es que pretende ser excesivamente didáctica: en casos como estos, no hay que esforzarse tanto para conseguir el apoyo de al menos la mitad de la sociedad. Incluso aunque no convenza el tratamiento que ha recibido el asunto.
Sin embargo, y eso no se cuenta en la película, estamos hablando, es cierto, de mujeres acosadas pero en absoluto feministas, más bien todo lo contrario, excesivamente conservadoras. Algunos críticos estadounidenses conocedores de la realidad de esta historia han lamentado que la película “convierta en heroínas feministas” a las mujeres más importantes del canal – Gretchen Carlson y Megyn Kelly-, personalidades muy conocidas por su adscripción a los planteamientos de la derecha más conservadora, e incluso por algunos de sus comentarios racistas y transfóbicos.