El escritor egipcio Sonallah Ibrahim falleció en El Cairo por una neumonía aguda, a la edad de 88 años, tras dejar un gran legado cultural en la escena literaria árabe.
El autor fallecido había sufrido una repentina crisis de salud a principios del pasado mayo, tras la cual fue trasladado al Hospital del Instituto Nasser para recibir tratamiento después de sufrir una fractura en el cuello del fémur derecho, lo que requirió una intervención quirúrgica urgente.
Era una persona modesta, vivía en un apartamento de 80 metros cuadrados, en un séptimo piso, al este de la capital egipcia, en el barrio de Heliópolis, cerca de la calle Gers Al Suez.
Sonallah Ibrahim, nacido en febrero de 1937 en El Cairo, pertenecía a la llamada ‘generación de los sesenta’ y era conocido por su estilo distintivo de mezclar narrativas documentales y de ficción, incorporando extractos periodísticos e informes, abordando en sus obras las cuestiones de la sociedad egipcia y árabe, con profundidad y crítica mordaz.
Fue cronista de la injusticia social, conocido por su escueta prosa, estilo documental, y férrea independencia.
Estudió Derecho, donde se unió al Movimiento Democrático Marxista para la Liberación Nacional (DMLN). Fue arrestado en 1959 por su activismo político, en una ofensiva contra los comunistas del Gobierno de Gamal Abdel Nasser (1918-1970), siendo condenado a siete años de prisión por un tribunal militar. Durante su encarcelamiento empezó a escribir. Fue liberado en 1964.
Posteriormente estudió cine en Berlín Este y periodismo en Moscú, para instalarse definitivamente en El Cairo en 1974 y dedicarse a la literatura.
Su primera obra, la novela corta ‘Ese olor’ (1966) fue una de las primeras de la literatura egipcia con tintes modernistas y realistas, levantó una viva polémica en su país, y las autoridades prohibieron su venta, en especial por unas líneas sobre la masturbación (″el hábito secreto”) y no se reeditó en Egipto hasta veinte años después, en 1986.
Aborda la experiencia de un joven escritor egipcio que ha sido prisionero político, es liberado y echa un vistazo a la vida callejera en su país.
Entre sus obras más conocidas se encuentra ‘Zaat’ o ‘Los años de Zeth’ (1992), una sátira que narra la historia reciente de Egipto -desde el derrocamiento de la monarquía en 1952 hasta el neoliberalismo de los años noventa bajo el presidente Hosni Mubarak (1928-2020)- a través de los ojos de una mujer de clase media.
Se convirtió con su adaptación en una exitosa serie de televisión titulada ‘La historia de una chica llamada Zaat’ en horario estelar en 2013.
Además otras novelas como ‘Beirut Beirut’ (1984), una perspectiva de la guerra civil libanesa de los setenta y ochenta, ‘Sharaf’ (Honor) (1997), donde narra la intromisión política estadounidense en su país.

Asimismo, ‘El Comité’ (1981) un texto digno de Kafka, su protagonista desea ingresar en un oscuro organismo y se ve sometido una y otra vez a investigaciones sobre su pasado, es considerada un hito en la literatura árabe moderna. Incluso en 2016 se adaptó a una novela gráfica por el francés Thomas Azuélos.
Otros libros son ‘Warda’ (2000) en la que a través de la joven protagonista rinde homenaje al ideal revolucionario comunista de los años sesenta y setenta en un episodio desconocido que transcurre en Yemen y Omán; ‘A escondidas’ (2007), un relato autobiográfico de su infancia durante la Segunda Guerra Mundial y ‘Turbantes y sombreros’ (2008), una historia paralela sobre la presencia de Napoleón (1769-1821) en Egipto.
El fallecido recibió numerosos premios literarios, entre ellos el Premio Ghalib Halasa de la Unión de Escritores Jordanos y el Premio Ibn Rushd para el Pensamiento Libre (2004), además del Premio Cavafis, que se otorgan a los creadores que contribuyen a fortalecer el diálogo cultural entre Egipto y Grecia.
También en 2003 le premiaron con el Premio El Cairo de Creación de Novela, otorgado por el Ministerio de Cultura egipcio y dotado con cien mil libras egipcias (1.770 euros), pero lo rechazó por ser concedido por el Gobierno, alegando que “carece de legitimidad, oprime a nuestro pueblo, protege la corrupción y permite que el embajador israelí permanezca mientras Israel mata y viola”.
De hecho, participó activamente en las manifestaciones y acciones ciudadanas que acabaron con el régimen de Mubarak.
Cabe destacar que Sonallah Ibrahim fue una de las voces literarias más importantes que influyó en generaciones sucesivas de escritores, como por ejemplo, Alaa El Aswany, dejando una huella clara en la escena cultural árabe con sus escritos audaces y profundos.
Generaciones de escritores árabes encontraron inspiración en su estilo minimalista, cargado de ironía y arraigado en la vida cotidiana.
Muchas de sus obras fueran traducidas al inglés (desde 1971) y al francés (desde 1987).
En español tiene publicadas tres obras: El comité (1991) Libertarias-prodhufi; A escondidas (2013) Ediciones del Oriente y del Mediterráneo y Ese olor (2014), UAM Ediciones. La segunda es la única en que aún hay ejemplares.
El ministro de Cultura egipcio, Ahmed Fouad Hanno, lo recordó elogiando su papel como un «pilar de la literatura árabe moderna», añadiendo: «Hemos perdido una figura literaria excepcional, que dejó un legado humano y literario eterno».



