Una manera de recordar la historia.
El muro de Berlín, construido en 1961, separaba a Alemania Occidental de Alemania Oriental, era una frontera de cemento que dividia al país germano; división acaecida después de la Segunda Guerra Mundial, símbolo de la Guerra Fría, entre dos visiones opuestas del mundo: Capitalismo y Comunismo y estuvo en pie por casi tres décadas.
El alcalde de la ciudad de Miami, Tomás Regalado, con Eduardo Padrón, presidente del Miami Dade College y el cónsul general de la República de Alemania, Juergen T. Borsch.Su destrucción, en 1989, fue celebrada mundialmente. Después de su desmantelamiento y de los cambios urbanísticos para integrar partes del muro al perfil de la ciudad de Berlín, como testimonio de los sucesos vividos y dentro de las políticas gubernamentales de revisionismo histórico; varias secciones del muro han sido donadas a diversas naciones del mundo, como símbolo del triunfo de un pueblo sobre la opresión.
Un trozo de ese famoso muro fue donado recientemente a la ciudad de Miami y colocado, según convenio, en el Campus Central del Miami Dade College, siendo esta la única institución educacional de la región en ser distinguida con este honor. La sección de muro pesa 2, 5 toneladas, tiene 3,66 metros de alto por 0,91 centímetros de ancho, y se emplazó manteniendo las pinturas conservadas originalmente.
Para las jóvenes generaciones es una historia inexplicable, para los que la vivieron, un dolor y para los que vimos la caída del muro, una liberación. La historia tiene muchos muros, desde la Muralla China hasta el muro de la frontera de Estados Unidos y México, pero hay muros interiores en el hombre que son aún más difíciles y peligrosos. Muros que no permiten ver la evolución del mundo, las dinámicas y los cambios, que no toleran la diversidad de opiniones y visiones. Son muros mentales.
Esta piedra traída de Alemania y colocada en noviembre de 2013, en la esquina de la Calle 3a. Nordeste, junto al Campus Wolfson del Miami Dade College, en el centro de Miami y en el corazón del Miami Dade College provoca una emocionante reacción entre los jóvenes. Una estudiante me dice mientras saco fotos a los paneles explicativos que acompañan el muro-monumento: “Todo esto pasó en Europa cuando yo no había nacido. Al leer los documentos me parece imposible, siento una mezcla de tristeza y alegría.”
José es alumno del College: “Estuve leyendo sobre esta historia de Europa pero los latinoamericanos tenemos que estar atentos. No quisiera que pasara nunca una cosas así, en mi país, Colombia.”
Para el cubano Orlando, éste es un recordatorio de lo que significan los gobiernos totalitarios y para el joven Manuel, de origen guatemalteco, es una sorpresa saber que hubo un muro en Europa: “Uno cree que Europa, tiene todo organizado y no hay guerras, ni corrupción, ni problemas migratorios.”
Cuando suelo dar cursos o conferencias en centros universitarios, en mis conversaciones con estudiantes tanto latinoamericanos como norteamericanos, he notado, que en general, tienen una visión de Europa un tanto idealizada, como el Viejo Continente de la cultura y el arte. Por eso, la presencia de este pedazo de historia europea simbolizado en el trozo de muro, incita a detenerse en la memoria histórica y ha revisar los procesos de nuestra contemporaneidad.
Siguiendo ese concepto de recordar la historia, la ciudad de Miami ha decidido cambiar el nombre a una calle poniéndole: Berlín Wall way, Calle Muro de Berlín, en relación con la piedra monumento que se encuentra instalada en conmemoración del suceso alemán, en la esquina del centro académico.
El alcalde de la ciudad de Miami, Tomás Regalado, se apresta al acto junto con Eduardo Padrón, presidente del Miami Dade College y al cónsul general de la República de Alemania, Juergen T. Borsch.
El Alcalde, nos aporta su comentario: “Es importante terminar lo que se comenzó el año pasado colocando la piedra original del muro de Berlín que nos donaran a la ciudad de Miami, y que el Miami Dade College hizo suya, precisamente para que los miles de estudiantes que pasan por aquí vean un pedazo de la historia. Faltaba la decisión de hacer el nombramiento de la calle en relación con el monumento y eso ya está hecho. Esto es un recordatorio de que la historia no se puede reescribir. Hay que recordarles a estos jóvenes que no habían nacido, que hubo un día, en una nación, que inició el proceso de desmontar el comunismo mundialmente. Este monumento y el nombre de esta calle son recordatorios de ese importante momento histórico”.
A su vez el cónsul Juergen T.Borsch comenta el sentido de esta donación especial, que los hechos acontecidos en Europa marcaron un hito, y este muro donado es testimonio de cómo un pueblo con convicciones desmanteló el muro para lograr su libertad y su unión. Este monumento es un trozo de historia, de allí su importancia y es también un símbolo de libertad.
Eduardo Padrón afirmó a su vez el interés del Miami Dade College en recibir el muro y apoyar la iniciativa de la ciudad de poner nuevo nombre a la calle, para mostrar a la juventud el sentido de la historia y las implicaciones que tiene los actos de los hombres en los procesos de la humanidad.
Acto seguido se develó la placa con el nombre Berlin Wall Way, junto al trozo de muro que ya es monumento público y puede ser visitado por todo aquel que llegue a la ciudad de Miami.
Nos alejamos del significativo evento recordando la frase del escritor francés Francois Mauriac : “Memoria y olvido son como la vida y la muerte. Vivir es recordar y recordar es vivir. Morir es olvidar y olvidar es morir.”