Hace ya bastante tiempo comenzó a aparecer en redes sociales y luego en grupos de WhatsApp un audiovisual caricaturesco, jocoso y muy bien logrado. Es una crítica con manos de hierro y guantes de seda sobre impropiedades gramaticales y lingüísticas.
En el referido contenido informativo y formativo se dice que WhatsApp es «el reino de las minúsculas», habida cuenta de la omisión de estas en nombres propios de personas, animales o cosas, que es la regla fundamental.
Se habla de la omisión de la eses (s) como por ejemplo: entonce (entonces), vite (viste), fuite (fuiste), vamo (vamos), etc. De la hache (h), en palabras como: ueco (hueco), uyendo (huyendo), ielo (hielo); falta de tilde: pajaro (pájaro), murio (murió) y de la omisión de uno de los signos más importantes en la escritura, como la coma.
Concluye con una sugerencia: «escribe bien», y con dos aseveraciones: «cuesta poco» y «dice mucho».
Cada vez que reaparece lo comparto entre personas a las que les apasionada el tema gramatical y lingüístico, y con otras con las que a lo mejor esa no es su pasión; pero de una u otra forma están ligadas con la escritura y la expresión oral; vale decir: periodistas, educadores, locutores, publicistas, articulistas, columnistas, abogados, médicos e ingenieros, entre otros profesionales. Es breve, ameno, divertido y provechoso, siempre que la intención sea aprender.
De los casos mostrados en el referido video, estimo que los más importantes son la tilde, la coma y la ausencia de las mayúsculas en nombres propios; pero yo, sin ánimos de restarle importancia y conveniencia al video del que les he hablado, diría que en los actuales momentos las redes sociales y WhatsApp son «el reino de las mayúsculas mal utilizadas», pues si se las usara de forma adecuada, ese reinado sería muy provechoso desde el punto de vista formativo; pero no es así.
Existen personas que a todo le colocan inicial mayúscula, sin tomar en cuenta que existen reglas de uso, unas muy elementales, como la que sugiere que al principio de todo texto debe usarse la inicial mayúscula, o la que recomienda que después de punto y seguido debe procederse de igual manera. Hay otras que son un tanto complicadas, que merecen dedicación para manejarlas con facilidad; pero con que se manejen las básicas, sería un punto a favor.
La tendencia a escribir todo con inicial mayúscula está favorecido por el hecho de que muchos teléfonos inteligentes o smartphones, como dijera un anglosajón o imitador de estos, tienen esa particularidad que, me imagino, debe ser opcional, pues de lo contrario la «lluvia» de mayúsculas en cada renglón y párrafo sería insoportable y afectaría la comprensión de lo que se desee expresar.
Sobre esto me ocurrió algo gracioso con un ciudadano que es profesor jubilado y se autodefine como historiador y filósofo, con una escritura de la que Dios me libre: minada de errores de ortografía elemental y plagada de mayúsculas en casi todas las palabras de los renglones y los párrafos. Al preguntarle el porqué de tantos errores y mayúsculas innecesarias, me espetó: «el teclado de mi teléfono está en búlgaro, porque estoy aprendiendo ese idioma».
Conociéndolo como lo conozco, sin ningún temor puedo asegurar que fue una excusa para justificar lo injustificable, pues si se precia de historiador y filósofo, lo ideal sería que exhibiera una ortografía impecable en su lengua materna (español) , dado que con tantos errores y mayúsculas apiladas, no creo que pueda tener éxito en sus escritos sobre problemas filosóficos y sus aportes para la historia.
Hay casos, y son los más comunes, de personas que escriben mayúsculas sostenidas, es decir, todo con mayúscula. Lo hacen para evitar la tilde, pues existe la falsa creencia de que estas no la llevan. La RAE estima como error el no colocárselas. La Fundéu asegura que «la práctica que no tildar las mayúsculas empezó a ser común en la época de la composición manual en las imprentas, por los problemas de tipo técnico que generaba, así como cuando se utilizaban las máquinas de escribir, por razones de tipo estético». Siempre ha sido una regla que muy pocos aplican.
Y agrega: «Las mayúsculas se acentúan obligatoriamente cuando la palabra lo requiera, se trate de una mayúscula inicial o de una palabra entera escrita en mayúsculas: ÁFRICA, ÁNGEL, CANADÁ, PERÚ, ¿CÓMO TE LLAMAS? ¡QUÉ ALEGRÍA VERTE POR ACÁ! ÁRBOL, ÍNDICE, ÚRSULA, ATENCIÓN, etc.
¡Quíteles la tilde y pronúncielas, para que note lo horrible que suenan, muy parecidas a las voces logradas con inteligencia artificial, que están acabando con el noble oficio de la locución!