El sueño del periodista argelino Ihsane El Kadi que se convirtió en pesadilla

Se cumplió el pronóstico sombrío y no menos esperado: el periodista y editor argelino Ihsane El Kadi (63 años) deberá cumplir una pena mínima de tres años de cárcel. Así lo comunicó el domingo 2 de abril el tribunal de Sidi M’Hamed (Argel), en presencia del acusado quien el pasado 26 de marzo –cuando ya llevaba tres meses encarcelado- mostró una gran dignidad ante la jueza que presidió la última audiencia pública antes de la condena.

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Aquel día, Ihasane El Kadi se atrevió a rechazar en público el calificativo que le había dirigido el presidente del país, Abdelmadjid Tebboune (Abdelmayid Tebún), llamándole khabardji (jabaryí). El presidente Tebboune lanzó ese adjetivo en la televisión pública. Se trata de un término que en el habla popular argelina significa chivato o traidor que colabora con el enemigo, el peor insulto para un periodista.

Para los defensores de Ihsane El Kadi se trató además de una intromisión clara en el desarrollo del proceso, de un señalamiento, casi de una orden dirigida al poder judicial. «En mi caso, denunció El Kadi ante la jueza, el presidente de la República no ha respetado el principio de la presunción de inocencia».

Durante el período de su detención provisional, El Kadi se negó  reiteradamente a declarar ante el juez de instrucción; pero el 26 de marzo en la vista pública trató de argumentar contra el insulto del jefe del Estado argelino, quizá el peor para un periodista libre.

«Gracias a Dios, aún hay periodistas seguros de sí en el Magreb », dijo entonces en una red social Alí Lamrabet, periodista marroquí y otro de los nombres del periodismo libre de los países magrebíes. «Se sabe condenado por anticipado y no quiere hacer el juego a una justicia sesgada», concluía Lamrabet.

En consonancia con ese ánimo común, decenas de intelectuales, abogados, feministas, profesores, defensores de los derechos humanos, periodistas y activistas civiles por la democracia, todos procedentes de Argelia, Marruecos y Túnez, han firmado un manifiesto con un título altamente expresivo: «Los regímenes del Gran Magreb únicamente convergen para reprimir a sus pueblos».

En ese texto de denuncia de dicha convergencia represiva, constatan el fracaso generalizado de las llamadas primaveras árabes y se comprometen a «unificar las fuerzas magrebíes, civiles y políticas, para enfrentarse a la opresión y para comprometerse en llevar adelante acciones solidarias comunes, en defensa de los detenidos, reprimidos y marginalizados » de todos ese países, así como a «denunciar todas las agresiones y violaciones de los derechos y libertades perpetradas por el poder de todos y cada uno de los países del Magreb, considerándolo como una agresión [común] contra todos los pueblos de la región».

El Kadi ha sido condenado bajo el artículo 95 bis del Código Penal, que castiga recibir fondos del extranjero para «incitar o llevar a cabo actos susceptibles de atentar contra la seguridad del Estado y su estabilidad».

La defensa del periodista ha explicado que la única cantidad transferida al editor y que le reprochan provenía (nítidamente, de manera probada) de su propia hija. Ésta, Tin Hinane El Kadi, es politóloga e investigadora. Vive en Londres y remitió la cantidad de 25.000 libras esterlinas a Interface, empresa editora de Radio M y de la publicación digital Maghreb Émergent, que conforman Interface Media, grupo de comunicación en el que ella misma figura legalmente como copropietaria.

Además de condenar al periodista, el tribunal ha ordenado la clausura completa del grupo Interface y ha multado con la cantidad añadida de 11,7 millones de dinares argelinos (unos 79.000 euros) al editor del grupo, Ihasane El Kadi.

Esta condena se suma a los cierres, condenas y acosos contra distintos medios y periodistas de Argelia, así como contra diversos activistas civiles, que se han incrementado durante los tres últimos años. 

«Nuestro colega Ihsane El Kadi no hizo otra cosa que cumplir su misión de informar», dijo Anthony Bellanger, secretario general de la Federación Internacional de Periodistas (FIP), en protesta por la detención.

Al igual que la FIP, otras organizaciones internacionales, como Amnistía Internacional, Reporteros Sin Fronteras (RSF) y el Comité de Protección de los Periodistas (CPJ), reclaman la liberación de El Kadi y el fin de la represión contra los medios y los periodistas de Argelia. El premio Nobel de la Paz, Dimitri Muratov, pidió la liberación de Ihasane El-Kadi, porque su detención estuvo basada –dijo entonces Muratov– en «motivos puramente políticos».

Diversas denuncias de la corrupción del sistema clánico del poder argelino pueden estar en la base de esa condena.

En el diario Le Monde, se citaba también un sueño expresado por escrito en Twitter: «Deseo a toda persona de buena voluntad que pueda vivir al menos una vez en su vida ese instante cósmico en el que la acción y la revolución de sus sueños pasan bajo su ventana», escribió Ihsane El Kadi cuando una gran manifestación prodemocracia pasaba bajo la ventana de su oficina en el centro de Argel.

Era el primero de marzo de 2019, cuando el gran movimiento popular (Hirak) empezaba la serie de marchas que terminaron con la presidencia de Abdelaziz Bouteflika. El Hirak no pudo seguir, después de chocar primero con la pandemia y los confinamientos; después, contra la nueva presidencia y contra el reforzamiento mejor organizado de la represión.

La libertad de prensa en Argelia parece haber caído en el mismo pozo que las manifestaciones populares. Y el mismo poder que logró desarticular la potencia del Hirak, está logrando tapar los resquicios de la libertad de información que sobrevivían en Argelia.

Por ahora, el sueño de Ihasane El Kadi se ha convertido en una dura pesadilla. No hay una cifra clara, pero en Argelia puede haber dos centenares de personas encarceladas por ejercer los derechos de expresión y manifestación.

Paco Audije
Periodista. Fue colaborador del diario Hoy (Extremadura, España) en 1975/76. Trabajó en el Departamento Extranjero del Banco Hispano Americano (1972-1980). Hasta 1984, colaboró en varias publicaciones de información general. En Televisión Española (1984-2008), siete años como corresponsal en Francia. Cubrió la actualidad en diversos países europeos, así como varios conflictos internacionales (Argelia, Albania, Kosovo, India e Irlanda del Norte, sobre todo). En la Federación Internacional de Periodistas ha sido miembro del Presidium del Congreso de la FIP/IFJ (Moscú, 2007); Secretario General Adjunto (Bruselas, 2008-2010); consejero del Comité Director de la Federación Europea de Periodistas FEP/EFJ (2013-2016); y del Comité Ejecutivo de la FIP/IFJ (2010-2013 y 2016-2022). Doce años corresponsal del diario francófono belga "La Libre Belgique" (2010-2022).

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