Electra: belleza y crueldad se combinan por igual en la Zarzuela

Electra es la primera propuesta de obra argumental del Ballet Nacional de España. Un argumento muy fácil de seguir ya que cuenta con la ventaja de haber sido tratado por los más grandes escritores trágicos como ejemplo de venganza inútil porque la sangre siempre llama a la sangre y, ya sea para vengarla ya para derramarla, la cosa parece no tener fin. 

La historia tiene su origen en uno de los héroes de la Guerra de Troya, Agamenón. Éste, buscando vientos favorables para la ida, sacrifica a su hija Ifigenia, y a su feliz regreso (había ganado la guerra), su esposa Clitemnestra, casada con Egisto, lo asesina. Quedaban dos hijos más, Orestes y Electra, que debían vengar a su padre. Hemos visto a Orestes en la tragedia de su nombre huyendo de las furias que lo impulsaban al sagrado deber de la venganza, Orestes era un pusilánime, prefería perdonar, pero su hermana Electra no quiere abandonar propósito y no cejará hasta conseguirlo.

Más trágico no puede ser el argumento ni más digno de una familia del Ática, allí donde cada miembro insigne da nombre a una matanza, y sólo Clitemnestra, la mala de la película, queda aún sin la suya.

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Electra, escena del Ballet Nacional de España

Ahora el Ballet nacional de España  bajo la dirección de Antonio Najarro, ha hecho una recreación de la mano de Antonio Ruz, que cuenta con la colaboración de la bailarina y coreógrafa Olga Pericet. Ahondando en los diferentes lenguajes de la danza, el BNE consigue aunar la tragedia clásica con nuestro imaginario popular, creando composiciones grupales que recuerdan mucho a los cuadros del Goya más lírico, mientras que la escenografía, el vestuario y las palabras beben claramente de Lorca, quien tan bien supo asimilar el clásico griego para sacar a la luz su visión de Andalucía. Destacabilísimo, y yo diría que fundamental para seguir la obra, es el papel protagónico de Sandra Carrasco, cantaora, en las funciones de coro griego, dando las claves de lo que allí se cuece y avanzando lo que inexorablemente llegará, dado el talante de los bailarines sea cual sea su papel.

A Antonio Ruz siempre le ha atraído el tema del matricidio y la tragedia griega es el ejemplo de donde beber a manos llenas el matricidio, el parricidio, el magnicidio y todos los crímenes imaginables, así como también, hay que reconocerlo, todas las grandezas posibles.

Antonio Najarro afirma que esta obra es un reto para el Ballet Nacional de España, “un reto con el que quiero que los bailarines y músicos amplíen y enriquezcan sus conocimientos y que el Ballet Nacional de España continúe siendo un reflejo de la excelencia de nuestra danza”.

Entre todos han conseguido engrandecer el argumento de Electra logrando un efecto espectacular.

  • Dirección y coreografía: Antonio Ruz
    Música: Pablo Martín Caminero, Moisés Sánchez y Diego Losada
    Director musical: Manuel Coves, Orquesta de la Comunidad de Madrid (ORCAM)
    Artista invitada: Sandra Carrasco, cantaora
    Asistente de dirección: Lucía Bernardo
    Colaboración coreográfica: Olga Pericet
    Diseño de iluminación: Olga García
    Diseño de vestuario: Rosa García Andújar
    Dramaturgia y letras de las canciones: Alberto Conejero
    Diseño de escenografía: Paco Azorín
    Atrezzo: Daniela Presta
  • Función comentada: 9 de diciembre de 2017
Nunci de León
Doctor en Filología por la Complutense, me licencié en la Universidad de Oviedo, donde profesores como Alarcos, Clavería, Caso o Cachero me marcaron más de lo que entonces pensé. Inolvidables fueron los que antes tuve en el antiguo Instituto Femenino "Juan del Enzina" de León: siempre que cruzo la Plaza de Santo Martino me vuelven los recuerdos. Pero sobre todos ellos está Angelines Herrero, mi maestra de primaria, que se fijó en mí con devoción. Tengo buen oído para los idiomas y para la música, también para la escritura, de ahí que a veces me guíe más por el sonido que por el significado de las palabras. Mi director de tesis fue Álvaro Porto Dapena, a quien debo el sentido del orden que yo pueda tener al estructurar un texto. Escribir me cuesta y me pone en forma, en tanto que leer a los maestros me incita a afilar mi estilo. Me van los clásicos, los románticos y los barrocos. Y de la Edad Media, hasta la Inquisición.

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