No soy narrador, ni comentarista, ni cronista deportivo. Solo soy periodista. En mi niñez y adolescencia practiqué natación sin competir, además de beisbol no organizado. En fin, el deporte, como atleta, no ha sido lo mío; pero eso no me impide emitir opinión sobre algunos aspectos deportivos, para los que no es necesario tener grandes conocimientos.
Lo anterior viene a cuento por una expresión que forma parte del argot futbolístico de Venezuela y quizás de otros países de habla hispana, sobre todo cuando juega la selección de fútbol de mayores, conocida como «la Vinotinto».
La aludida frase resurgió luego de que el combinado nacional de nuestro país obtuviera un empate en su enfrentamiento con el de Argentina, por las eliminatorias, de cara a lo que será la próxima edición de la Copa Mundial, que se jugará en las tres naciones que conforman Norteamérica: Canadá, Estados Unidos y México.
Muchos, entre los que me cuento, dijeron que había sido «un empate con sabor a triunfo», lo cual a algunos les pareció un exabrupto; pero para tratar (ellos) de «dictar cátedra» y de menospreciar a los que no comparten su parecer, solo se limitan a decir que la intención es ganar, lo cual nadie lo discute.
Ahora, ¿por qué se dice que contra la Albiceleste fue un empate con sabor a triunfo? ¡Porque sacarle un punto a la bicampeona del mundo y campeona de la Copa América, con todo y Messi, no es cualquier cosa!
Fue un empate con sabor a triunfo, además, porque Argentina estuvo a punto de ser derrotada, lo cual podría verse desde otro ángulo, pues no es descabellado imaginar que los fanáticos argentinos dijeran que para ellos fue un empate con sabor a derrota, porque así fue.
Y siguiendo en la onda de los empates con sabor a triunfo, el que Venezuela obtuvo ante Brasil, fue de igual manera. Sacarle un punto a la pentacampeona del mundo, y de paso en su feudo, no es nada fácil.
Por eso es que no tengo ningún temor en afirmar que, por esas u otras razones, los empates con sabor a triunfo sí son posibles, y no dudo que si se llegara a hacer un sondeo en el ámbito nacional sobre quiénes están a favor o en contra de la controversial frase, se impondría la primera opción, pues privaría la sensatez, el nacionalismo (no chauvinismo) y el conocimiento de la materia. Esa es mi opinión.
Les transcribiré textualmente la de algunos conocedores de fútbol, para que los que no la compartan, no piensen que es una locura, como muchos de ellos (los que no la comparten), piensan y dicen.
Héctor González Burgos
(Corresponsal de Venevision en el estado Cojedes y comentarista deportivo):
«Claro que sí lo hay, más si enfrentas a una selección que lo único que sabe es ganar y someterte. Fuimos nosotros quienes dominamos al equipo de Messi y compañía. En un largo camino, hay que mirar el bosque».
Jesús «El Matador» Rodríguez
(Delegado y cronista del primer Pentacampeón del fútbol de Venezuela):
«En mi humilde opinión, el empate ante Argentina tiene sabor a triunfo, visto desde cualquier óptica. No es tarea fácil sumar ante el vigente campeón del mundo, campeón de América y líder de la eliminatoria (o clasificatoria) y que además cuente con el que para la gran mayoría del universo futbolístico, es el mejor jugador de la historia. No es tan fácil como parece, sumar ante un grande de la magnitud de Argentina, sea en las circunstancias que sean. Obviamente, por naturaleza y por el sentimiento venezolanista, lo ideal y lo que deseamos todos es el triunfo; pero debemos sopesar en dónde estamos parados y a quién tenemos como rival. Ningún partido se gana o se pierde antes de jugar (de hecho comienza empatado), y cada encuentro es una historia diferente, que se escribe durante noventa y tantos minutos».
Antonio Aular
(Narrador deportivo):
«A pesar de que la cancha no estaba siquiera en condiciones regulares, el partido comenzó a las 18.30. Ya en los primeros minutos se notaba que el desarrollo sería muy complicado para los dos conjuntos: la pelota se frenaba en muchos pases y muchos traslados individuales. Pero a los doce llegó la apertura del marcador: un tiro libre de Lionel Messi cayó en el área chica; el arquero Rafael Romo dejó un rebote corto; el balón dio en su compañero Yordan Osorio y fue directo a la posición de Nicolás Otamendi, quien solamente tuvo que empujarlo hacia el arco libre, para el 1 a 0.
Después Venezuela se sobrepuso y llegó al área en varias oportunidades y el portero argentino logró apaciguar el bombardeo de la artillería venezolana. Y ayudados por las decisiones del árbitro, que no sentenció un penal que representaba el empate. Y al final del partido el regate de Soteldo, que tiempla un centro, y el remate de Rondón para cifras definitivas. Venezuela, aunque no jugó mejor que Argentina, su actuación le da legitimidad a un empate con sabor a triunfo».
Manuel Castillo Rivero
(Árbitro colegiado en situación de retiro):
«En el fútbol, como en otros deportes, existe la utilización de un lenguaje figurado, para referirse a algunas situaciones en las que las cosas no se dicen tan explícitas o tácitamente. Es el caso de un empate con sabor a triunfo, que tiene validez cuando un equipo es netamente superior a otro, y el equipo que supuestamente es inferior, logra un empate; porque, como se daba por descontado que sería una derrota, se considera un triunfo, dado que las posibilidades eran muy pocas.
Para legitimar el uso del sentido figurado, también tenemos el caso de la mano. Se considera mano el contacto con la pelota, desde los dedos hasta el hombro. El criterio es que todo el brazo es una extensión de la mano. En el partido de Venezuela contra Argentina, los expertos y el público daban por descontado el triunfo de la Albiceleste, por el solo hecho de ser bicampeona del mundo, y porque nuestro combinado nunca ha pasado de la fase eliminatoria. Argentina no ganó un punto, sino que dejó escapar dos. Por esas y por otras razones, no tengo dudas de que el empate con sabor a triunfo es un frase legítima, claro está, desde el punto de vista del lenguaje figurado, que comparte la mayoría de narradores, comentaristas y aficionados, y que por supuesto, no será admitido por los que no saben de fútbol ni de sentido figurado».