La sociedad de la segunda mitad del siglo diecinueve, con el aumento de los intercambios comerciales, la explotación de los imperios coloniales y los avances de la revolución industrial, tenía necesidad de una mayor rapidez en la transmisión de los mensajes.
Mientras Heinrich Hertz había encontrado en las ondas electromagnéticas un medio de transporte que no necesitaba soportes materiales (como el teléfono y el telégrafo), Edouard Branly y Alexander Popov ponían a punto las primeras antenas de emisión-recepción.
Estos inventos fueron utilizados por Guillermo Marconi para fabricar un primer radiotransmisor capaz de transportar a grandes distancias una señal utilizando la telegrafía sin hilos.
Durante mucho tiempo el medio fue monopolio de la armada y el comercio y tuvieron que pasar muchos años para que se aplicase a la vida cotidiana de los ciudadanos.
A Marconi, quien registró el invento en 1895, se sumaron las investigaciones de otros científicos como el canadiense Reginald Fessenden, quien consiguió transmitir a través de ondas electromagnéticas la voz humana acompañada de sonidos musicales: en 1906 se emitía por primera vez una canción a través de la radio.
Ese mismo año se descubrieron las propiedades de la galena para captar señales radioeléctricas, base sobre la que se levantaría la radio como medio de comunicación de masas. La radiodifusión sólo necesitaba un impulso definitivo: la producción masiva de receptores.
Los primeros años de la Radio
Fue durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918) cuando se publicó el primer informe sobre el nuevo medio como posible instrumento de comunicación de masas para la gente corriente, con la emisión de música, conferencias, recitales, resultados deportivos, etc.
En 1920 se instalaron en EEUU las primeras emisoras con contenidos para el público: la KDKA de Pittsburg, la RCA (Radio Corporation of America) de Honoken y la NBC (National Broadcasting Corporation). Para aumentar su cobertura y llegar a más gente, varias estaciones se unieron mediante redes, formando así las primeras cadenas.
La primera etapa se caracterizó por conseguir que las señales llegasen cada vez más lejos, para ampliar la cobertura a todo el territorio de cada país. Posteriormente los objetivos se fijaron en mejorar la calidad del sonido y en elevar el nivel de los profesionales.
Los contenidos se fundamentaban en el entretenimiento y en la cultura y muy poco en la información. El primer diario hablado se emitió en 1923 desde la estación WJC de Nueva York, dirigido y presentado por Bill Slocum, un periodista del «Herald Tribune». Otro periodista, H.W. Kaltenbornm, del «Brooklin Eagle», inició desde la WEAF de Nueva York un segundo programa de noticias.
En estos primeros noticiarios se utilizaban los periódicos del día como fuentes de información. Los locutores leían los textos de las noticias tal como estaban redactados en el periódico, sin que existiese ninguna diferencia entre el lenguaje informativo escrito y el radiofónico.
En los años treinta la radio vivió una etapa dorada. En 1938 tuvo lugar la emisión en la CBS del programa «La guerra de los mundos», una adaptación radiofónica de la novela de H.G. Wells llevada a cabo por Orson Welles, que narra una invasión de extraterrestres. Esta emisión demostró la capacidad de movilización del medio. Welles aplicó la técnica de las retransmisiones en directo y otorgó un realismo tan eficaz que muchos oyentes creyeron que la invasión se estaba produciendo de veras, provocando situaciones de pánico y caos al hacer que mucha gente huyera despavorida de sus casas.
La radio en España
En España fue Matías Balsera el primer hombre de radio interesado por el medio como emisor de contenidos dedicados a la gente corriente. Fundador de una denominada Asociación de Radio Española, en 1912 llevó a cabo las primeras transmisiones radiofónicas: conciertos de la Banda Municipal de Madrid y óperas desde el Teatro Real.
En septiembre de 1923 inició sus emisiones Radio Ibérica de Madrid y se publicaron las primeras revistas sobre la radio: «Radio Sport», «Tele Radio», «Radiosola», «TSH»… que daban cuenta del gran interés despertado en la sociedad por el nuevo medio.
La programación de Radio Ibérica se componía fundamentalmente de contenidos culturales y de entretenimiento. La dictadura del general Primo de Rivera significó un retraso importante al imponer la censura previa a todos los contenidos.
En noviembre de 1924 inició sus emisiones la que se considera primera emisora española con una programación regular, la EAJ-1 Radio Barcelona. Antes de terminar el año ya funcionaban Radio España de Madrid (EAJ 2) y Radio Cádiz (EAJ 3).
En junio de 1925 nació Unión Radio, vinculada al diario «El Sol», a la editorial Espasa-Calpe y a varias multinacionales del sector eléctrico. Creó la primera asociación de radioyentes, que colaboraban con sus cuotas al mantenimiento de la emisora (llegó a tener más de doce mil afiliados) pues no existía la financiación a través de la publicidad.
Fue también Unión Radio la que en 1930 creó el primer programa informativo de radio en España, «La Palabra», que comenzó a emitirse de 8:30 a 9:00 de la mañana todos los días de la semana excepto los lunes, día de descanso.
Pronto contó con tres emisiones matinales y una vespertina. Se trataba de «ofrecer al obrero, empleado o todo aquel que trabaja la información de lo que sucede en el mundo y todo ello mientras uno en su casa se arregla o toma el desayuno», según un artículo publicado en la revista «Radio Barcelona» el 11 de octubre de 1930 con el título de «Nuestro periódico radiado».
Con la Segunda República la radio adquirió un gran protagonismo como medio de información y generación de opinión pública en una sociedad con un alto porcentaje de analfabetismo. Se emitían noticiarios varias veces al día y los partidos políticos encontraron el medio ideal para transmitir su ideario y sus consignas.
La radio informativa estuvo presente en los grandes acontecimientos políticos de aquellos años, mientras el resto de la programación continuó la línea de la etapa anterior, con contenidos de cultura y entretenimiento.
Fue durante la República cuando la radio adquirió en España el significado de un verdadero medio de comunicación social y conoció una primera etapa dorada. En 1936 había unos 800.000 receptores para tres o cuatro millones de oyentes. Este año, ya algunos artículos de consumo comenzaban a subir sus ventas gracias a la incipiente publicidad radiofónica.
La guerra civil vino también a interrumpir la evolución técnica y la expansión del nuevo medio.