No sé si a ustedes les haya pasado, pero yo tengo que estar eliminando a diario del celular mensajes y fotos.
Y con todo y la extensa memoria interna que le pusieron hace una semana, es voraz y a cada rato me avisa que se le terminó la capacidad de almacenamiento.
No es de vital importancia, pero sí una lata que me llevó a pensar en otros avisos; esos sí importantísimos, que acaban de dar investigadores del cambio climático al informar que el pasado miércoles 2 de agosto, a la Tierra se le agotaron los recursos de este 2023 y entró en sobregiro.
Ellos están al pendiente de nuestro planeta trabajando en la Red de Huellas Globales con sede en California, EEUU, y en base a datos que les proporcionan doscientos países, precisaron que ya consumimos todos los recursos que pueden renovarse en un año y empezamos a consumir los de 2024.
Y que, para satisfacer las demandas de 2023, necesitaríamos poco menos de dos planetas más.
Explicaron que el Día del sobregiro de la Tierra se calcula, dividiendo la cantidad de recursos ecológicos que nuestro planeta puede generar en un año determinado entre la demanda de ese mismo año; y el resultado se multiplica por 365, para saber exactamente el día del año que se acabarán.
Y según sus análisis, hemos empeorado; porque en 1971, fecha de su primer registro, el Día del sobregiro fue el 29 de diciembre, casi a final de año; mientras que ahora, aún faltan cinco meses para el próximo.
Este 2023, los primeros países en acabarse sus recursos fueron Luxemburgo y Qatar; los agotaron en marzo.
Y entre los últimos están Jamaica, Indonesia, Ecuador y Chad; les durarán hasta diciembre.
Conocer estos datos, es útil para tomar decisiones de políticas públicas y más ahora que la situación se ha agravado.
En todo el mundo hay escasez de agua, las altas temperaturas secan franjas verdes y disminuyen los hielos milenarios de la Antártida; como les platicaba aquí hace poco en un artículo sobre la relación que tienen con los pingüinos y el universo entero.
Además de analizar la cantidad que tiene la Tierra de recursos y el consumo que hacemos de ellos, la Red asesora a gobiernos, empresas y oenegés sobre sustentabilidad.
En fin, es curioso cómo se mueve la mente rápidamente de un tema a otro.
Lo que sucede con mi celular, me llevó a lo que está pasando con la Tierra y a pensar en sobregiros de recursos personales, no solo económicos sino intelectuales.
Y un buen ejemplo de agotamiento de los últimos, los recursos intelectuales, es el presidente López Obrador.
Que se sepa nunca ha destacado por su inteligencia, pero analizando su comportamiento desde que apareció en la política, queda claro que sus recursos intelectuales se le agotaron allá por 1994.
Y a eso puede deberse, el que tenga que echar mano de tácticas ridículas y narcisistas para hacerse notar.
Como difundir en una mañera la canción A mi Manera, que mandó adaptar con Inteligencia Artificial para que pareciera que era él quien la entonaba, según dijo encantado y muriéndose de la risa; como si el país no estuviera envuelto en gravísimos problemas y pudiera seguir gastando millonadas en sus ocurrencias.
Ese agotamiento de sus recursos mentales puede ser también el causante de que no capte que los libros de texto que tanto defiende y encargó a Marx Arriaga, otro personaje en sobregiro intelectual, tienen errores de todo tipo.
Vaya, hasta Benito Juárez, uno de los héroes patrios favoritos del presidente, aparece con otra fecha de nacimiento.
A eso mismo podrían deberse, sus cotidianas violaciones a las leyes al difamar, burlarse, insultar y arremeter contra cada vez más «adversarios».
Y es la razón para que no entienda los motivos para que el INE lo haya acusado de violencia política de género contra la candidata puntera de la oposición para la presidencia, Xóchitl Gálvez, a quien ha llamado india, corrupta, mentirosa, traficante de influencias, manejada por hombres, etc.
«Lo único que quiero es que me digan, se quejó haciendo pucheros, en qué consistió la violencia que cometí en contra de la señora».
Lástima, Margarito; porque para que alcanzara a darse color de lo que ocurre, tendríamos que aumentarle inteligencia y no podemos hacerlo metiéndole un chip como si se tratara de memoria externa de celular.
Y tampoco podría ahorrar lo que no tiene, como todos debíamos hacer con los enormes recursos de la Tierra, para evitarle nuevos sobregiros en bien de todos.