¿Es sino o si no?

El tema de hoy ya lo he publicado varias veces en este trabajo de divulgación periodística, destinado a aclarar dudas y permitir que aquellas personas que se preocupan por escribir bien y hablar de mejor manera y cuya ocupación habitual sea la redacción y la expresión oral, puedan adquirir soltura.

A la luz de estos aportes semanales, muchas han sido las que lo han logrado. Eso me satisface, pues me demuestra que el trabajo no ha sido en vano. ¡Gracias!

Periodistas, educadores y otros profesionales, a quienes les agradezco la autocalificación de asiduos lectores, les agradezco la confianza, al tiempo que les ratifico el compromiso de hacer lo que esté a mi alcance para brindarles los elementos con los que, si se lo proponen, podrán deshacerse de las dudas y convertirse en multiplicadores del buen uso del lenguaje escrito y oral.

Entre esas personas a las que mi trabajo les sirve de guía en eso de escribir bien y hablar de mejor manera, está la educadora Liliana Gudiño, a quien no conozco personalmente; pero por lo que deduzco, ha entendido la importancia del buen uso del idioma español. De manera frecuente me envía interesantes inquietudes, que con gusto y con mucho respeto las he convertido en un material que no solo le sirva a ella, sino a los que están convencidos de que nunca se termina de aprender.

La inquietud de Liliana y quizás de otras personas, es saber cuándo se escribe sino y cuándo si no. A algunos les podrá parecer complicado; pero si se le presta la debida atención, se notará que es más fácil de lo que algunos piensan.

Las dudas son razonables, pues las redes sociales, sin desmerecer su importancia y utilidad, están plagadas de impropiedades lingüísticas, ante las que es fundamental tener cuidado, para no convertirse en multiplicadores de lo incorrecto.

En el caso de sino y si no, ocurre que se las utiliza de manera indiferente. Lo cuestionable en esto es que quienes más incurren en esos deslices, son personas que, de buenas a primeras, se las considera como poseedoras de un alto nivel de preparación, que puede que lo tengan; pero al escribir o hablar, demuestran lo contrario.

El caso de sino forma parte de aquellas palabras que tienen el mismo sonido; pero se escriben diferente y significan otra cosa (homófonas), como el hay de haber y la interjección ay y el adverbio de lugar ahí; el haya del verbo haber, el halla de hallar y el aya (persona encargada de cuidar y educar a los niños en un hogar). También esa labor en muchos casos la desempeñan varones, por lo que el nombre debe corresponder con su sexo.

Y ya que les he mencionado la palabra sexo, me permito aclararles que lo que define si un ser vivo es hembra o varón, es el sexo y no el género. El sexo es una categoría biológica; en tanto que el género es un término que se refiere a los roles, comportamientos, características y oportunidades en una determinada área.

Los seres vivos, lo digo una vez más, tienen sexo; mientras que género tienen las palabras y las cosas inanimadas. De eso último he hablado muchas veces; pero por ahora confórmense con esta breve reseña.

Se escribe sino el nombre con el significado de fatalidad o destino: «Este es mi sino», y cuando oficia de conjunción adversativa: «No lo hizo él, sino ella».

Se escribe la forma si no, conformada por la combinación de la conjunción condicional si y el adverbio de negación no: «Si no lo quiere, puede dejarlo en el plato»; «Que lo haga Ana y, si no, María».

Podría llenar este espacio con más ejemplos; pero estimo que esos dos son suficientes para que pueda ser captada la correcta utilización de cada una de esas palabras, que son el quebradero de cabeza de muchas personas que de manera regular escriben para el público.

Como habrán podido notar, el tema no es nada complicado. Solo basta poner interés y persuadirse de la importancia de darle el mejor uso al lenguaje, tanto escrito, como oral.

En eso están comprometidos moralmente los periodistas y los educadores, pues podrán tener una larga experiencia; pero si no saben distinguir entre el hay de haber y la interjección ay y el adverbio de lugar ahí; el haya del verbo haber, el halla de hallar y el aya (niñera o niñero), tendrán serias limitaciones, además de que corren el riesgo de que alguien sin su larga experiencia los haga quedar mal con una corrección, o incorreción, según sea el caso.

David Figueroa Díaz
David Figueroa Díaz (Araure, Venezuela, 1964) se inició en el periodismo de opinión a los 17 años de edad, y más tarde se convirtió en un estudioso del lenguaje oral y escrito. Mantuvo una publicación semanal por más de veinte años en el diario Última Hora de Acarigua-Araure, estado Portuguesa, y a partir de 2018 en El Impulso de Barquisimeto, dedicada al análisis y corrección de los errores más frecuentes en los medios de comunicación y en el habla cotidiana. Es licenciado en Comunicación Social (Cum Laude) por la Universidad Católica Cecilio Acosta (Unica) de Maracaibo; docente universitario, director de Comunicación e Información de la Alcaldía del municipio Guanarito. Es corredactor del Manual de Estilo de los Periodistas de la Dirección de Medios Públicos del Gobierno de Portuguesa; facilitador de talleres de ortografía y redacción periodística para medios impresos y digitales; miembro del Colegio Nacional de Periodistas seccional Portuguesa (CNP) y de la Asociación de Locutores y Operadores de Radio (Aloer).

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