Esas hijas mías (Moje córki krowy)

Esas hijas mías (Moje córki krowy), de la directora polaca Kinga Dębska, año 2015, ha sido la película inaugural del Ciclo Cine polaco Contemporáneo 2016, que, entre otras ciudades, se celebra en Madrid, con un total de seis títulos.

Esas hijas mías (Moje córki krowy)

La película, con una duración de 88’, se proyectó el domingo 20 de noviembre en el cine Doré, donde, a pesar de la lluvia, el público agotó todas las entradas y abarrotó salas y pasillos, lo que muestra el interés que este nuevo cine polaco despierta en Madrid. La película, lo digo ya para no andar con rodeos, es una perla, y el coloquio que siguió con la directora fue tan intenso, que hubo que cortar por lo sano para que pudiera finalmente concretarse en algo.

Con un reparto de grandes actores, entre los que destacan Agata Kulesza, Gabriela Muskała (las dos hermanas) y Marian Dziędziel (el padre), Moje córki krowy cuenta la historia de dos hermanas enfrentadas a una difícil situación familiar en la que están obligadas a reencontrarse y cooperar. Marta es una mujer de éxito, estrella de series de televisión y ella sola cría a su hija, pero se considera una fracasada en el amor. Kasia, maestra de escuela, casada con un inútil a quien no tiene más remedio que mantener, es todo lo opuesto, pero también se considera fracasada. Cuando sus padres de repente enferman, ambas tienen que ponerse de acuerdo para cuidar de ellos.

Estamos ante una terrible historia sobre la enfermedad y la muerte como podría ser la española Todo saldrá bien; de hecho, el arranque es el mismo y algunas frases se repiten idénticas, pero la directora Kinga Dębska le añade a la suya, sin quitarle un ápice del realismo más cruel, grandes dosis de ternura y humor. No puedes parar de reír mientras te lleva de sorpresa en sorpresa.

Preguntada por el proceso de creación, la directora lo explicó de manera sencilla, lo que hace creer que cualquiera puede hacer lo mismo:

«Para ello, cuenta Kinga Dębska, he elegido a unos personajes muy bien contrastados, hasta el punto de que, con sus caracteres tan opuestos, las dos hermanas resultan complementarias, y en cuanto al guión, escrito sobre la novela Mi hija vaca, tuve que enfriar las emociones para que la película diera este resultado: yo misma había perdido a mis dos progenitores en un lapso de seis meses y el ponerme a dirigir me sirvió para elaborar el duelo, así que tuve que enfajarme: los actores podían reír o llorar, pero yo no. Sin embargo, al ser ellos tan buenos actores, llegó un momento en que por su cuenta ya tenían tan elaborado el personaje que lo llevaron de forma autónoma respecto a mi designio inicial, sus respuestas fueron otras, lo que hace que al final funcione mejor. Y me hizo falta un lector de guiones independiente que tuvo que revisar lo que yo había hecho, por lo que también eliminamos escenas (posible historia de amor entre Marta y el médico) que no venían a cuento. Por supuesto que para ello hacen falta grandes dosis de humildad.»

Por otra parte, a pesar de que la mitad de la película transcurre en un hospital (fue rodada en Varsovia durante los 24 días de un verano), en ella no se habla de listas de espera ni de los problemas que origina la falta de personal o de recursos, porque el acento se ha querido poner deliberadamente en una familia concreta y no en el sistema sanitario polaco. Sin embargo, se percibe un envidiable trato individualizado hacia el enfermo y una atención excelente hacia las familias por parte de buenos profesionales, si bien el cansancio puede que haga mella en las primeras tomas antes de que el trato les haga empatizar clara y mutuamente en lo esencial humano. No se puede pedir más.

Se consigue así una película luminosa (debida en parte a la fotografía de Andrzej Wojciechowski), inteligente, llena de vitalidad y de sorpresas ante un tema fatal en el que parece imposible mostrase originales: la tragedia de la muerte inevitable de todo ser humano y los dramas que ella suscita en sus allegados, los efectos de la ausencia de los que se van sobre los que se quedan y, naturalmente, en medio del dolor, las consabidas reyertas familiares sobre quién pone más o quién ha recibido menos de los padres. El final remata humorísticamente este último sentimiento de pérdida absoluta de la infancia y otras pérdidas con la letra de la canción que acompaña los títulos de crédito: «Tú haz lo que te dé la gana, que aunque tengas 40 años, siempre encontrarás a quien echarle la culpa».

Esas hijas mías ha obtenido los siguientes premios: Premio del Público y de los Periodistas en el Festival de Cine de Gdynia 2015. Ann Arbor Film Festival – Premio del Público. Festival Internacional de Cine Independiente “Off Camera” (Cracovia) – Premio del Público. Premio “Orzeł” de la Academia Polaca de Cine al Mejor Guión

Nunci de León
Doctor en Filología por la Complutense, me licencié en la Universidad de Oviedo, donde profesores como Alarcos, Clavería, Caso o Cachero me marcaron más de lo que entonces pensé. Inolvidables fueron los que antes tuve en el antiguo Instituto Femenino "Juan del Enzina" de León: siempre que cruzo la Plaza de Santo Martino me vuelven los recuerdos. Pero sobre todos ellos está Angelines Herrero, mi maestra de primaria, que se fijó en mí con devoción. Tengo buen oído para los idiomas y para la música, también para la escritura, de ahí que a veces me guíe más por el sonido que por el significado de las palabras. Mi director de tesis fue Álvaro Porto Dapena, a quien debo el sentido del orden que yo pueda tener al estructurar un texto. Escribir me cuesta y me pone en forma, en tanto que leer a los maestros me incita a afilar mi estilo. Me van los clásicos, los románticos y los barrocos. Y de la Edad Media, hasta la Inquisición.

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