De estreno en Francia, la última comedia del reputado director francés François Ozon: “Une nouvelle amie”, una nueva amiga, en la que aborda el tema de la confusión de géneros, a través del personaje de un hombre obsesionado por vestirse y maquillarse como una mujer. Un tema, el del travestismo, que ha interesado desde sus orígenes al mundo del cine, en lo cómico como en lo dramático y que Francois Ozon explora aquí con su siempre singular mirada.
La comedia se ha apoderado a menudo del tema del travestismo, para construir gags y situaciones cómicas, con hombres que se disfrazan de mujer, desde el cortometraje de Chaplin “Charlot, perfecta dama” en 1915, a “Con faldas y a lo loco” de Billy Wilder en 1959, sin olvidar tampoco “Tootsie” de Sidney Pollak en 1982 con Dustin Hoffman; o con mujeres que se disfrazan de hombres, como en “Viktor und Viktoria” del alemán Reinold Schunzel, 1933, que en su versión francesa llevaba el título de “George et Georgette”, y de la que Blake Edwards hizo su célebre remake “Victor Victoria” en 1982, con Julie Andrews.
En la tradición de ese género cómico, la película de Ozón podría tambien llamarse “David y Virginia”. Este brillante director francés que siempre se ha interesado en la confusión de géneros, en los tabús, en los limites y prejuicios de nuestra sexualidad, aborda aquí el delicado y controvertido tema del travestismo con claves de comedia ligera y un poco de suspense, pero desde una perspectiva propia y original: la amistad entre dos mujeres, amigas de infancia, que a la muerte de una de ellas se verá prolongada por la amistad del joven viudo con la amiga de su difunta esposa.
Improbable situación que nos presenta Ozón en un largo preámbulo de casi diez minutos, a partir de un entierro con tono de parodia y de la promesa de la joven Claire -la actriz Anais Demoustier– de ocuparse del bebé de la pareja y del viudo David –el actor Romain Duris-. Excelentes ambos actores. Pero la gran sorpresa de Claire y del espectador se produce cuando descubrimos con ella, que el joven David tiene una pasión oculta, un gran secreto íntimo, aunque no se siente atraido por los hombres, le apasiona y le excita vestirse y maquillarse como una mujer.
Romain Duris es un veterano galán del cine francés de larga trayectoria profesional que empezó con Cedric Kaplisch en “El peligro amarillo”, transformándose a lo largo de los últimos veinte años en su actor fetiche, desde “El albergue español” hasta la mas reciente “Rompecabezas chino”. Esta es la primera vez que trabaja con François Ozon, quien ha descubierto en él esa faceta femenina de su personalidad y le ha ofrecido un papel de composición a su medida.
Una vez descubierta la sorpresa sobre la personalidad de David, juega Ozón con las claves de una comedia de enredos, que transcurre como un vodevil, cuando Claire esconde a su marido esa realidad y se inventa la existencia de una nueva amiga a la que llama Virginia.
“Una nueva amiga” es una comedia simpática, pero con un guión a mi juicio menos sólido que el de sus dos excelentes películas anteriores: “En la casa” y “Joven y bonita”, que me parecen muy superiores. En esta ocasión la reflexión es menos profunda, los trazos más espesos y previsibles, la trama se queda más en el nivel de una comedia ligera y elegante, pero a la que le falta esa causticidad que necesita siempre el mejor sentido del humor.
En esta Francia agitada por los viejos demonios conservadores que se alzan contra el matrimonio para todos y contra la evolución de la sociedad contemporánea, la película de Ozón es en todo caso útil y bienvenida en la permanente lucha por la libertad individual, y contra el oscurantismo cultural.
La película fue presentada en competición el pasado mes de septiembre en el 62 festival de San Sebastián, sin obtener mayor recompensa que la dispensada por la asociación Gehitu, de gays y lesbianas, el premio Sebastiane. Ozon ganó en Donostia la Concha de Oro en 2012 con “En la casa”, y en 2009 fue galardonado con el premio del jurado por supelícula “Mi refugio”.
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