El expolicía Arthur Lascanas, ha confesado los asesinatos ordenados por el presidente actual de Filipinas, Roberto Dutarte, cuando era alcalde en la localidad de Davao, una ciudad del sur del archipiélago.
Según Lascanas, el presidente Duterte dirigió, cuando era alcalde, un escuadrón de la muerte que se encargó de liquidar a muchas personas. Lo que hasta ahora era un rumor en el país, parece corroborado porque en este caso de trata de la confesión de un antiguo policía que participó en varios de los asesinatos.
Según publica L’Obs (antiguo Nouvelle Observateur), con información de agencias internacionales, el 20 de febrero de 2017 Arthur Lascanas dio una rueda de prensa acompañado por tres abogados, conocidos por ser habituales defensores de los derechos humanos. Lascanas, quien lloró ante los periodistas, aseguró que comparecía porque se lo exigía su conciencia y enumeró una serie de asesinatos cometidos en Davao, acusando a Roberto Duterte de haber ordenado que se llevaran a cabo, “unas veces para eliminar a elementos de la oposición y otras para combatir la criminalidad”.
El expolicía explicó que él mismo había matado a dos de sus hermanos, implicados en el tráfico de droga, y que lo había hecho “por lealtad ciega” a Duterte y también porque los asesinatos estaban remunerados: “Cuando se enterraban, o se les arrojaba al mar, el alcalde Rody Duterte pagaba”.
Duterte estuvo más de veinte años al frente de la alcaldía de Davao y en varias ocasiones fue acusado de tener detrás un escuadrón de la muerte, un hecho que a veces reconocía y en otras ocasiones desmentía. Recientemente, reconoció haber matado personalmente “para dar ejemplo a la policía”.
En la actualidad, y desde el comienzo de su mandato a finales de junio de 2016, la “guerra contra la droga” que ha puesto en marcha en Filipinas arroja ya un balance de varios miles de muertos: En Filipinas, la policía mata y paga a personas para que maten a miles de presuntos traficantes de droga, ha denunciado Amnistía Internacional (AI) en un comunicado en el que califica este hecho como “un posible crimen contra la humanidad”.