Se calcula que 160 000 manifestantes respondieron este 5 de mayo de 2018 en Paris al llamamiento del movimiento Francia Insumisa para decir alto a la política ultra liberal del presidente Emmanuel Macron[1], cuando se cumple un año de su llegada al poder.
Una iniciativa del diputado François Ruffin que con la apelación festiva de “La fete à Macron” se propone una confluencia de causas y de luchas actualmente en curso en la sociedad francesa, de la huelga en los ferrocarriles, a la huelga en Correos, en los hospitales y hospicios o en las universidades, la lucha de los jubilados para mantener el nivel de sus pensiones, causas todas que buscan defender los servicios públicos y la dignidad humana de los trabajadores, frente a un gobierno que solo habla de cifras y rentabilidad.
Cuatro días después de la importante manifestación sindical del primero de mayo, que el gobierno ha intentado ocultar con las violencias provocadas por grupos ajenos a la manifestación, y con la división asumida por la central socialdemócrata CFDT, la Francia insumisa ha logrado con éxito una masiva movilización, enérgica, pacifica y festiva, que muestra la existencia de una oposición de izquierdas capaz de oponerse y de resistir a la política ultra liberal de Macron y su negación de todo dialogo social.
La huelga intermitente en la SNCF, ferrocarriles franceses, continúa y el incremento de la caja de apoyo a los huelguistas muestra que los franceses no son hostiles a la huelga, a pesar de las perturbaciones que provoca.
Contrariamente a lo que afirman ciertos medios informativos afectados de macronitis aguda, la huelga no es impopular, y si el motor de esos movimientos es siempre el sector publico, con fuerte sindicalización, es precisamente porque los trabajadores del sector privado se sienten mucho más amenazados en la relación de fuerzas con sus empresarios.
Sector privado muy afectado por otra parte por la reducción de puestos de trabajo, los ERES, las deslocalizaciones y despidos abusivos, facilitados por Macron con su paulatino desmantelamiento del código del trabajo, iniciado antes ya por Hollande, y soñado y deseado por Sarkozy.
En el mismo momento que se celebraba esta manifestación contra Macron en París, los trabajadores de la compañía aérea Air France han rechazado el chantaje de su director general que había sometido a referéndum de empresa su rechazo de un aumento salarial reclamado por el personal en huelga.
La dimisión del director de Air France y el resultado del voto mas de 55 % favorables al aumento de salarios, muestra que el hartazgo de los asalariados es cada vez mayor frente a un gobierno que se alza como representante del Cac 40 y de sus accionistas, mientras rechaza el dialogo social y reduce las pensiones de los jubilados con un nuevo impuesto.
La confluencia de causas y de luchas no será sin embargo fácil, frente a un presidente que asume sus regalos fiscales a los más adinerados, y que pretende que el voto que le llevó al poder le exime de todo dialogo y negociación con los denominados cuerpos intermediarios de la sociedad francesa.
Macron fue elegido con un voto anti Le Pen en la segunda vuelta de las presidenciales hace un año, pero esa mayoría que votó contra la extrema derecha no aprueba su política ultra liberal económica y social. Los macronistas del movimiento LREM, la republica en marcha, son en realidad minoritarios en el país, razón por la cual en su arrogante ceguera Macron intenta acelerar sus “reformas” liberales mediante ordenanzas, haciendo caso omiso del debate parlamentario.
La Francia insumisa ha salido a la calle y anuncia ya una próxima movilización el 26 de mayo de 2018, para reunir a todos aquellos que dicen Stop a Macron y a su política antisocial, y que buscan defender todas las reivindicaciones laborales conseguidas en Francia desde 1945, con el Consejo Nacional de la Resistencia.
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