Indignación frente a la sordera del poder político
Cuando hemos entrado ya en la cuarta semana de movilización contra la ley trabajo (loi travail) en Francia, y tras las importantes manifestaciones del pasado 31 de marzo, diversos movimientos y asociaciones, en una tentativa de movilizar a la sociedad civil y a la juventud, buscan mantener la llama de la movilización, mas allá de las presiones ejercidas por el poder sobre las organizaciones políticas y sindicales .
Nuit debout!, concentraciones en la Plaza de la República de París contra las políticas de austeridad y desprotección del trabajoEl viernes 31 de marzo de 2016 por la noche fue lanzado este movimiento, visiblemente inspirado en el 15 M de los indignados de la Puerta del Sol de Madrid, por el diario alternativo “Fakir”. Su redactor jefe, Francois Ruffin, es además el realizador del documental “Merci Patron”, cuyo éxito en las salas de cine de arte y ensayo, ha sido en cierto modo el motor que ha ido alimentando este movimiento.
Su documental realizado a la manera de un Michael Moore a la francesa, es una encendida sátira que denuncia con humor las desastrosas consecuencias sociales del desempleo y de las abusivas deslocalizaciones de empresas. Aquí se trata del grupo LVMH que preside el millonario Bernard Arnault, y que echa a la calle como trapos sucios a sus empleados para llevar su producción a Polonia.
Francois Ruffin, de uno y otro lado de la cámara, busca ayudar a las victimas de ese conflicto social y pone en escena una trama que va del thriller a lo burlesco. Hasta la fecha mas de 220.000 espectadores han visto ya “Merci Patron”, caustico documental que ha sido un elemento aglutinador de esta movilización ciudadana en plena ebullición. Cinco semanas después de su estreno, se exhibe todavía en 250 cines en toda Francia.
Un 15 M a la francesa?
Nuit debout!, debates en la Plaza de la República de París“Nuit Debout” es pues una protesta espontanea, nacida en las redes sociales que sale del marco sindical y político, para invitar a la sociedad civil a tomar cartas en el asunto. Protesta a la que se adhieren sectores muy diversos de la población, de todas las edades y profesiones, con una voluntad declarada: Ocupar el espacio público y provocar debate, para impedir la tentativa del gobierno socialdemócrata Hollande-Valls de dividir y paralizar a las organizaciones sindicales y estudiantiles.
Los temas abordados en los debates son “la confluencia de las diversas luchas sociales y ciudadanas en el país”, “establecer un ‘cahier des doleances’ o cuaderno de quejas”, “abrir el debate para la redacción de una nueva Constitución” y ello en un debate abierto a todos y evitando toda recuperación del movimiento por los partidos políticos tradicionales. Tal es el espíritu que se respira en esta movilización, que es mirada con simpatía e interés por todos los partidos y movimientos a la izquierda del Partido socialista.
Militantes de izquierdas de horizontes diversos, sindicalistas, colectivos ciudadanos, miembros del Parti de Gauche, estudiantes, asociaciones como ATTAC o la Unión Sindical solidarios, o la asociación de derecho a la vivienda (DAL) se han unido y ofrecido su apoyo a la iniciativa lanzada por Fakir.
Durante el fin de semana, la policía antidisturbios dispersó por la fuerza a los ocupantes de la plaza de la República en París, pero lejos de disuadirlos, esa represión no hizo sino aumentar su número. Ante el riesgo de desbordamientos como la reciente y brutal agresión de la policía contra un estudiante -el agresor ha sido suspendido por la autoridad competente-, el gobierno decidió finalmente ceder a la presión de la calle, y la alcaldesa de París Anne Hidalgo ha autorizado las concentraciones nocturnas en la Plaza de la República al menos hasta el 12 de abril.
El pasado domingo por la noche más de 70.000 internautas siguieron por Facebook los debates en la Plaza de la Republica, a donde acudieron diversos dirigentes de partidos de izquierdas y ecologistas.
El gobierno, por su parte, observa con inquietud esta movilización ciudadana alternativa, que desborda el marco de las organizaciones sindicales y políticas, y que para tomar cuerpo deberá contar sobre todo con una importante movilización de la juventud estudiantil y trabajadora. En todo caso es una iniciativa esperanzadora, que sea cual sea su desarrollo tendrá evidente repercusión en 2017.
El gobierno Valls obstinado en aprobar su Ley del trabajo, tras haber logrado el apoyo de la central sindical CFDT, y pese a la firme oposición de la CGT, FO y SUD, intenta ahora seducir a las organizaciones estudiantiles, con propuestas de ayuda a los jóvenes, pero manteniendo en lo esencial ese proyecto de ley apodado El Khomri, apellido de la actual ministra de Trabajo, actualmente debatido en la Asamblea Nacional y cuya filosofía es la “flexibilización” del despido, la precarización del mercado laboral y el desmantelamiento progresivo del derecho del trabajo.
Este “15 M a la francesa” como lo califica ya la prensa francesa e internacional, minimizado por el poder y por los grandes medios informativos dóciles a los deseos del poder, tiene en efecto puntos en común con el 15 M español que dio nacimiento a Podemos, pero en un contexto político y económico muy diferente del que se vivía en España en 2011, lo que hace difícil cualquier pronóstico.
En el ámbito económico el desempleo afecta aquí al 10 % de la población activa, y los CDI o contratos de duración indeterminada protegen convenientemente al 80 % de los asalariados, gracias a ese derecho laboral que Valls, Hollande y la organización patronal buscan desmantelar o por los menos poder esquivar. Si la situación empeorase con un impacto sobre la clase media, es indudable que habrá una explosión social en Francia de una amplitud incluso superior a la que hubo en España.
En el plano político, en Francia la extrema izquierda extraparlamentaria, con una fuerte tradición militante en las organizaciones sindicales y estudiantiles, tiene un indudable peso en las luchas sociales, pero se presenta dividida. La izquierda parlamentaria que en 2012 representó Melanchon y el Front de Gauche, no logra tampoco unificarse, dada la naturaleza misma de la elección presidencial, que consiste en designar al “hombre providencial” capaz de salvar la nación “por encima de los partidos”, creando una verdadera Corte entorno al Monarca presidente. Hipócrita definición pues todos los presidentes de la quinta republica han sido hombres de partido, gaullistas, neoliberales o socialistas.
Hacia una sexta República? un debate necesario
Esta Quinta república construida a su propia imagen por el general de Gaulle, ha dejado de funcionar después de numerosas tentativas de cohabitación, pues el poder exorbitante de esa monarquía presidencial, neutraliza al día siguiente de su elección a todos los cuerpos constituidos y sus contrapoderes democráticos, empezando por el Parlamento, al que puede esquivar con el célebre artículo 49.3, que unos y otros denuncian solo cuando están en la oposición.
Las divisiones de la izquierda fuera del Partido Socialista solo podrán ser superadas con la introducción del escrutinio proporcional y con el nacimiento de una sexta república parlamentaria y no presidencialista, que favorezca las alianzas y sea capaz de elegir un programa y una mayoría, y no un monarca que cambia de chaqueta media hora después de su elección. Cabe esperar pues que la espontanea movilización de Nuit debout, abra en efecto el debate para cómo sacar al país del atolladero político en que se encuentra, conduciéndolo hacia una verdadera Asamblea Constituyente.
En la izquierda socialista, las voces que se alzaron en su día por la construcción de una sexta república y un cambio radical de las instituciones, pienso en particular en el dimisionario ministro socialista Arnaud Montebourg, están por el momento apagadas, esperando probablemente el momento que juzgarán oportuno para manifestarse.
Por obvias razones históricas, a diferencia de España, la extrema derecha neofascista en Francia no se ha disuelto en el interior de los “Populares”, que son aquí los “Republicanos”, tan poco republicanos unos como populares los otros, sino que se ha afirmado en estos últimos años con fuerza como un movimiento, el FN, que con posiciones xenófobas y nacionalistas combate la deriva neoliberal europea de Maastricht. El FN se encuentra en consecuencia hoy en condiciones de poder acceder a la segunda vuelta de las presidenciales del 2017.
Una posibilidad que examinan con absoluto cinismo los comentaristas y guardianes del templo y de sus privilegios, al explicarnos que en caso de que Marine le Pen, llegue a la segunda vuelta, cualquier candidato de derecha, centro o izquierda ganaría la elección presidencial, pues se produciría una crispación, como la que, llevo al poder a Chirac en 2002. El espantapájaros de Le Pen, y la amalgama de los extremismos es pues agitado de nuevo por los candidatos múltiples al poder absoluto de esta quinta república.
La traición de Francois Hollande y el incumplimiento de sus promesas electorales ha dejado al electorado de izquierdas en Francia en una situación que va del estupor, a la indignación y a la protesta. Hollande y Valls, con su Ley trabajo que cualquier partido de derechas podría firmar, abren un bulevar a los argumentos de la extrema derecha del Frente Nacional, en ausencia de una alternativa de izquierda unificada cara a las presidenciales del 2017.
La política de Valls y Hollande es hoy minoritaria y encuentra oposición en el seno mismo del Partido Socialista, no solo a través del carrusel de ministros dimisionarios, sino de voces tan autorizadas como Martine Aubry en Lille o François Rebsamen en Dijon. Su mayoría parlamentaria está al borde de la ruptura, aunque se mantiene con ese reflejo de supervivencia que consiste en no disparar contra la ambulancia.
El dispositivo de alternancia en la quinta republica francesa esta usado, y desacreditado por las mentiras constantes de los que llegaron al poder, de Chirac a Sarkozy o ahora Hollande, pero antes ya Giscard y el propio Mitterrand, quien con el tratado de Maastricht abrió las puertas al neoliberalismo “mundializado”. Ese mundo contemporáneo, que nos presentan cada día como inevitable, en el que la política debe someterse a los deseos de la insaciable finanza internacional
Mas de 200 manifestaciones este sábado en Francia
Por suerte en nuestra querida profesión periodística, no todos sirven la sopa boba del poder y todavía un grupo de periodistas de investigación acaba de publicar el nuevo escandalo de los paraísos fiscales en Panamá, que no figura por cierto en Francia en la lista oficial de paraísos fiscales. Una pequeña punta del iceberg “legalizado” de un fraude fiscal internacional, organizado con la complicidad de los Estados, con el eufemismo de “optimización fiscal”.
En el mismo momento en que el pueblo de izquierdas se moviliza en la calle contra la austeridad y contra la ley trabajo, nos llega la mejor prueba de que el dinero existe para construir viviendas y mejorar el nivel de vida de los ciudadanos, en lugar de acusar al derecho laboral de ser el culpable de todos los males del mundo.
En este ambiente de olor a podrido en la finanza internacional, de impotencia o mala fe de los políticos en el poder para combatir esos excesos, y de lucha de egos entre los múltiples candidatos a la presidencia, el movimiento Nuit Debout encuentra toda su razón de ser y su significación. En efecto sobran las razones para la indignación popular.
Esperemos que de la movilización y del debate, de este “reve general” que no “grêve generale (sueño general, a falta de huelga general) nazca una alternativa de progreso para abordar el 2017. Si no, como lo gritan los manifestantes en la calle, la consigna seguirá siendo: Resistencia, frente a las políticas que fomentan la corrupción y la austeridad. Próxima cita pues contra la ley trabajo: este sábado 9 de abril con más de doscientas manifestaciones en toda Francia.
Me encantó la nota, felicitaciones Julio.