El 19 de este mes de septiembre de 2017 se cumplían 32 años de un seísmo escala 8.2 que asoló la Ciudad de México. Empezó a las 7, 19 horas. Ahora, otro de 7.1 ha diezmado la ciudad desde las 11 de la mañana. A las 7 de la tarde se habían contabilizado 44 derrumbes y 163 fallecidos: 97 en Ciudad de México, 33 en Morelos, 32 en Estado de México y 1 en Guerrero.
Además, en Puebla se daban como cifras oficiales 32 fallecidos en un total de 18 localidades. De momento existe bastante desconcierto en cuanto a las víctimas, ya que no ha sido posible rescatar a todas las personas desaparecidas.
Tras la réplica posterior a las dos de la tarde, en la Ciudad de México las zonas más afectadas han sido La Roma, Condesa, Obregón y Polanco. Al cierre de esta crónica existía una larga lista de adultos desaparecidos, así como niños, pues se han derrumbados varios colegios públicos. Las redes sociales, principalmente twiter, han estado la tarde del martes difundiendo los nombres de todos ellos.
El desastre de 1985
En aquel año, el epicentro se localizó en la costas del Pacífico, a unos 400 Km. al sur del país y fue considerado como el más fuerte del siglo. Se calculó que afectó a 800 Km. cuadrados, involucrando a los Estados de Colima, Guerrero, Oaxaca, Jalisco, Michoacán, Morelos, Veracruz y la Ciudad de México.
Se estima que terminó con la vida de más de 10 000 personas y provocó enormes pérdidas, dejando a miles de personas sin hogar. El movimiento telúrico solo duró dos minutos, pero según el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), alrededor de unas 700 000 personas perdieron su hogar, debiendo buscar refugio en el Estado de México. Incluso, desde entonces, hay familias que continúan viviendo en albergues para damnificados, porque no han podido adquirir nuevos hogares.
México, país de seísmos
Este país está integrado a una gran zona generadora de seismos, y seguramente éstos han ocurrido durante millones de años. Los epicentros de la mayor parte de los terremotos de gran magnitud (mayores de 7, por ejemplo), que ocasionan grandes daños, se ubican en la costa del Pacífico, a lo largo de Jalisco, Colima, Michoacán, Guerrero, Oaxaca y Chiapas. Sin embargo, también han ocurrido grandes terremotos en el centro y el sur de Veracruz y Puebla, norte y centro de Oaxaca y Chiapas, Estado de México, y la península de Baja California, especialmente en la zona fronteriza con los Estados Unidos.
En los estados de Zacatecas, Durango, Sinaloa y Sonora, la sismicidad es más bien escasa; a fines del siglo XIX, en este último estado ocurrió un seismo de magnitud 7.3. En los estados restantes no se han originado movimientos sísmicos de importancia, aunque algunos (por ejemplo Nayarit, Guanajuato, Querétaro, Hidalgo, Tlaxcala y Tabasco) llegan a ser afectados por los grandes sismos que se originan en otras regiones
Alerta de seísmos pionero
La República Mexicana se encuentra en la zona sísmica más activa del mundo denominada “Cinturón de Fuego” en el océano Pacífico, principalmente en la región costera entre Jalisco y Chiapas. Así como el denominado “Eje Volcánico Mexicano”, ubicado en los estados de Veracruz, Puebla y el Estado de México.
Se trata de un sistema que genera una alerta con un tiempo de oportunidad previo al arribo de sismos fuertes generados en las zonas sísmicas de mayor peligro para la población vulnerable, con el objetivo de contribuir a mitigar los posibles efectos.
En la ciudad de México opera desde hace más de diez años un Sistema de Alerta Sísmica, desarrollado por el Centro de Instrumentación y Registro Sísmico de la Fundación Javier Barros Sierra, que es prácticamente único en el mundo.
Se basa en el hecho de que los seismos que más afectan a la ciudad ocurren a gran distancia de la misma, en la costa del Océano Pacífico, por lo que las ondas que producen la vibración del terreno y los daños tardan cerca de un minuto en llegar a la ciudad, lo que permite instalar una red de instrumentos a lo largo de la costa que detecte el movimiento en el momento en que ocurre, y envíe una señal de radio a una estación de control en la ciudad de México, que puede disparar una alerta con cerca de 50 segundos de anticipación a que comience la sacudida en la ciudad.
El sistema ha sido utilizado en planteles escolares y en algunos edificios públicos, donde se espera que la población desaloje rápida y ordenadamente los edificios y se reúna en las zonas de seguridad al escuchar la señal de alarma.