Las fuertes lluvias de mediados de octubre volvieron a sembrar la alarma en Japón, ante el riesgo que suponía para la central nuclear de Fukushima. Un mes antes, cuando el Comité Olimpico Internacional (COI) decidió que Japón sería la sede de los JJOO de 2020, las autoridades niponas habían jurado que estaba “todo controlado”.
En febrero de 2009, durante el periodo de arranque del reactor del grupo 1, se produjo en la central nuclear de Fukushima una parada manual debida a una alarma de alta presión causada por el cierre de la válvula de «bypass» de la turbina. El reactor estaba al 12% de potencia cuando la presión subió hasta 1.029,8 psi excediendo el umbral de seguridad de 1.002,2 psi. Un mes después, la unidad 3 tuvo problemas con la inserción de las barras de control durante una interrupción.
Al año siguiente, el 2 de noviembre, el reactor número 5 se paró automáticamente mientras se estaba efectuando el ajuste de inserción de la barras de control. El paro fue causado por la alarma de bajo nivel de agua. No hubo radiación a los trabajadores
Sin embargo, el 11 de marzo de 2011 se produjo un terremoto de magnitud 9,0 en la costa noreste de Japón que dañaría considerablemente la central. Ese día, los reactores 1, 2 y 3 estaban operando y se apagaron automáticamente, mientras que las unidades 4, 5 y 6 se encontraban en corte por una inspección periódica. El apagón debería haber activado el sistema de electricidad externo para enfriamiento y cuarto de control, pero la red fue dañada por el terremoto. Sin embargo, los motores de emergencia comenzaron a funcionar normalmente… hasta que la llegada del tsunami que siguió al seísmo los desactivó.
El accidente fue clasificado por el gobierno japonés al nivel 7 en la escala de accidentes nucleares, igualándose en gravedad al accidente de la planta atómica de Chernobil. Todo esto tras sucesivas explosiones, subidas dramáticas de nivel de radiación en la zona colindante, confirmada fusión parcial de al menos uno de los núcleos, fuga de agua radiactiva al mar y sucesivos intentos fallidos por bajar la temperatura en los reactores comprometidos.
Así las cosas, y tratando de acallar las voces que clamaban en contra de los mensajes de seguridad emitidos por el gobierno, comenzaron a presentarse candidaturas para celebrar los juegos olímpicos de 2020.
Tuquía, España y Japón fueron los finalistas… y el ganador: el país del sol naciente. Sólo hacía tres meses (en junio) que los medios de comunicación se habían hecho eco de un nuevo escape radiactivo en la central. En esa ocasión, según la Tokyo Electric Power Company (Tepco), operador de la planta, “sólo” se derramaron unos 360 litros de agua radiactiva bajo una carpa que protege los sistemas de desalinización, uno de los cuales dejó escapar el líquido.
Por ello, el día 7 de septiembre, durante la intervención de los representantes ante el COI en defensa de su candidatura, el primer ministro japonés Shinzo ABE aseguró que la situación de Fukushima “estaba bajo control” y que “nunca ha hecho ni hará daño a Tokio”. Y todos se fueron a casa.
Pero a los japoneses se les agrió la victoria a mediados de octubre, pues las fuertes lluvias que azotaron el país, en especial en Fukushima provocaron el desbordamiento del agua contaminada en los tanques de almacenamiento de la central nuclear. El nivel de radiación de esta agua fue 24 veces superior al tope establecido por el Gobierno.
Hirose Takashi: voz experta y discordante
Ahora, las autoridades niponas tienen otro quebradero de cabeza. La campaña que ha emprendido el escritor Hirose Takashi, autor de un importante número de obras, la mayoría de ellas sobre la industria de la energía nuclear y el complejo militar-industrial. Posiblemente, su libro más famoso sea “Nuclear Power Plants”, en el que lleva la lógica de los promotores de la energía nuclear a una conclusión racional “Si estáis tan convencidos de que las centrales nucleares son seguras, ¿por qué no las construís en el centro de la ciudad en vez de a cientos de kilómetros, perdiendo así la mitad de la electricidad en los cables? También ha escrito Fukushima Meltdown (Reactor fundido).
Takadhi está tratando de alertar a sus paisanos y a los países que participarán en las olimpiadas de que su país es peligroso, que los atletas, los turistas y los representantes gubernamentales que les acompañen corren un serio peligro. Asegura que en un área residencial de Tokio, situado a 230 kms de Fukushima, se ha identificado un nivel de radiación en el suelo de 92,235 Becquerels por metro cuadrado. Un nivel peligroso, comparable al que se identificó alrededor de la zona de la catástrofe de Chernóbil.
La prensa y los canales de televisión que antes procuraban ocultar el peligro de la planta nuclear, ahora están informando todos los días y están criticando a Shinzo ABE por las mentira que le dijo al COI. Parece que el agua de enfriamiento que está fluyendo al reactor se considera ahora el gran problema de Japón, porque hay agua altamente contaminada e irradiada que está entrando y se mezclan con el agua subterránea. Ese escape no se puede parar y, en consecuencia, se está derramando en el océano. Para Hirose es una situación imposible de controlar.
En el informe que el comité olímpico japonés presentó al COI admitió que el agua contaminada estaba emergiendo a la superficie, alrededor del reactor, pero no dijo nada de lo que estaba sucediendo en las profundidades de la central. Allí, el agua también está irradiada, y fluye hacia al mar. Se está mezclando desde hace tiempo y va a ser imposible “lavar” la contaminación.
Comida contaminada
Hirose Takashi alerta de los niveles de contaminación que existen en el mercado central de pescado cercano a Tokio. Allí, la radiación en el aire tan sólo registra un 0.05 Micro Sieverts, un poco más alto que el nivel normal, pero si la medición se hace junto al pescado, el nivel es dos o tres veces más alto (medición de 2013).
Las verduras y pescados del área de Tokio y de sus alrededores no se retiran de la venta aunque se vea claramente que están contaminados, porque el gobierno ha establecido un nivel mínimo permitido igual al de los desechos radiactivos. Además, los que proceden de Fukushima y sus cercanías se envían a otras zonas, y luego se distribuyen a cualquier punto del país con etiquetas que obvian el origen real.
Según Hirose, los productos distribuidos por las grandes empresas de alimentos, y los servidos en restaurantes prestigiosos, tampoco están libres de contaminación. Es decir, que turistas, autoridades extranjeras, deportistas y sus familias… todos, absolutamente todos, estarán expuestos a las consecuencias de la radiación, pues, aunque no ocurra ninguna otra desgracia más, el daño que ya se ha hecho no se va a poder reparar, ni para el 2020, ni nunca.
«Allí, la radiación en el aire tan sólo registra un 0.05 Micro Sieverts, un poco más alto que el nivel normal, pero si la medición se hace junto al pescado, el nivel es dos o tres veces más alto (medición de 2013).»
Los niveles de radiación ambientales en Pontevedra ayer eran de 0,18 microsieverts por hora (por cierto, se escribe todo junto, en minúsculas y por unidad de tiempo…)
«pero si la medición se hace junto al pescado, el nivel es dos o tres veces más alto (medición de 2013).»
¿Ha entrado la periodista alguna prueba de esto?
«Las verduras y pescados del área de Tokio y de sus alrededores no se retiran de la venta aunque se vea claramente que están contaminados, porque el gobierno ha establecido un nivel mínimo permitido igual al de los desechos radiactivos.»
Con todos los respetos esto es una soberana tontería. ¿Sabe la periodista cual es el nivel de los desechos radiactivos? los niveles que ha establecido el gobierno japones son tremendamente conservadores (100 Bq/kg de cesio para carne, pescado, cereales, huevos…) y están muy por debajo de los que por ejemplo marca la Unión Europea (1.250 Bq/kg) y Estados Unidos (1.200 Bq/kg).
«¿por qué no las construís en el centro de la ciudad en vez de a cientos de kilómetros, perdiendo así la mitad de la electricidad en los cables?»
¿Por que no se construyen en el centro de la ciudad térmicas de gas, carbón, termosolares…? Y por poner un ejemplo, la central de Palo Verde con tres reactores y está a escasos 30 km de los límites de Phoenix, capital de Arizona, y a menos de 70 km del centro de la ciudad.
Se supone que la labor de un periodista pasa por contrastar la información que publica, en este caso parece que alguien no ha hecho sus deberes… pero cuando la ignorancia solo busca sensacionalismo…
Estimado señor o señora.
Lamento enormemente que Pontevedra sufra de contaminación. Y agradezco que me comunique cómo se escribe microsieverts. Tenga la seguridad de que la próxima vez no tendrá que corregirme. En el informe que me facilitó una persona japonesa figuraba escrito así, y no dudé de que fuera correcto, puesto que la fuente era Hirose Takashi, considerado en su país como experto en temas nucleares.
Como sólo soy periodista y no tengo su formación para dilucidar temas de esta índole, le recomendaría que se dirigiera al señor Takashi, quien seguramente le escuchará y podrá debatir con él lo que plantea en su escrito. Yo solamente me he hecho eco de las apreciaciones de Hirose.
Un saludo
El nivel de radiación de Potevedra no es por ningún tipo de contaminación, es su nivel natural de fondo, y si repasa los niveles de toda la península (los tiene en la página del CSN) verá que en todos los casos se superan los 0,05 µSv/h de Tokio. Y eso que España no tiene ni de lejos los mayores niveles de radiación natural de fondo en el mundo, por ejemplo en Guarapari, Brasil, los niveles por sus calles varian de 1 a 2 µSv/h y en sus playas es facil encontrar lugares en los que se llegan a superar los 20 µSv/h.
Dice que Hirose Takashi está considerado en su país como «experto en temas nucleares» mi pregunta es ¿por quien? supongo que su labor de periodista se habrá tomado un tiempo para comprobar cuales son sus credenciales ¿qué formación o experiencia tiene para ser considerado un experto?
Para saber lo que le señalaba en el anterior correo no hay que tener ningún tipo de formación especial. Que unidades y sus prefijos se escriben juntos y en minúsculas es algo que se aprende desde el colegio, y el resto es público y fácilmente accesible, tan solo se necesita pensamiento crítico e interés por verificar y contrastar lo que uno lee o, en su caso, escribe. Limitarse a repetir lo que otros dicen sin realizar ningún tipo de análisis crítico… pues lo dicho que de buen periodista como que no es…