Miles de personas refugiadas y migrantes están siendo recluidas arbitrariamente y en lamentables condiciones mientras aumentan su incertidumbre, temor y desesperación por la suerte que van a correr debido al nuevo acuerdo entre la UE y Turquía sobre los refugiados, señala Amnistía Internacional tras conseguir entrar en sendos centros de detención de acceso sumamente restringido en la islas griegas de Lesbos y Chios.
Centro para refugiados detenidos en Vial, Grecia. Foto: blackblog
El 5 y el 6 de abril se permitió a un equipo de investigación de Amnistía Internacional el acceso a dos centros de detención cerrados: Moria, en Lesbos, y VIAL, en Chios. En la actualidad hay en total 4200 personas detenidas en ambos centros. La mayoría llegaron a estas islas griegas tras entrar en vigor el acuerdo entre la UE y Turquía el 20 de marzo. Algunas llevan ya 15 días o más detenidas.
El equipo de Amnistía Internacional entrevistó a 89 personas refugiadas y migrantes en Lesbos y Chios. En los centros de detención, Amnistía Internacional vio o entrevistó a gran número de personas vulnerables, entre ellas mujeres con bebés, niños y niñas de corta edad y personas con discapacidad, traumatizadas o con enfermedades graves.
“Los refugiados han quedado atrapados al borde de Europa, sin ver ninguna luz al final del túnel. Con una solución tan deficiente, precipitada y mal preparada, es imposible no cometer errores y pisotear los derechos y el bienestar de algunas de las personas más vulnerables”, ha señalado Gauri van Gulik, directora adjunta de Amnistía Internacional para Europa.
“Las personas detenidas en Lesbos y Chios no tienen prácticamente ningún acceso a asistencia jurídica, sólo acceso limitado a servicios y ayuda y apenas ninguna información sobre su condición actual o la suerte que puedan corren. El temor y la desesperación son palpables.”
De centros de recepción a campos detención
“Escapé de Siria para no ir a la cárcel y ahora estoy en una prisión”, dijo a Amnistía Internacional un sirio de cerca de 30 años en el centro de detención de Moria.
La decisión de sustituir los centros de recepción abiertos por campos de detención cerrados para retener a quienes cruzan el Egeo desde Turquía ha hecho que miles de personas permanezcan detenidas arbitrariamente, en algunos casos durante semanas, mientras esperan noticias sobre sus solicitudes de asilo y de su futuro.
En Lesbos, la policía y el ejército ejercen un estricto control de las entradas y salidas del centro de detención de Moria. El campo, que alberga ya a unas 3150 personas está aislado del exterior por varias vallas rematadas por alambre de espinos.
En Chios, el acceso al centro de detención de VIAL, que se ha construido en torno a una fábrica de aluminio abandonada, está también estrictamente controlado. Persiste la preocupación en materia de seguridad desde que, el 1 de abril de madrugada, estallaran dentro del campo violentos enfrentamientos entre personas de distintas nacionalidades y más de 400 refugiados y migrantes escaparan.
La mayoría de los que huyeron duermen ahora donde pueden en el puerto de la localidad de Chios. Hay poca seguridad y apenas acceso a servicios básicos allí.
Sólo dos de las personas refugiadas y migrantes con quienes Amnistía Internacional habló pudieron mostrar órdenes de detención dictadas contra ellas por sus circunstancias individuales. La detención automática en virtud de la pertenencia a un grupo es por definición arbitraria y, por tanto, ilegal.
Grupos vulnerables
Como consecuencia de la detención automática de todas las personas que llegan ahora a las islas griegas, no se tienen en cuenta las circunstancias y necesidades especiales de determinados solicitantes de asilo. Entre estos figuran las víctimas de tortura, las familias con niños de corta edad y bebés, las mujeres con hijos que viajan solas, las personas con discapacidad o que necesitan atención médica urgente, las mujeres embarazadas y las personas que precisan atención psicológica. Los niños no deben ser sometidos jamás a detención por razones de inmigración.
Amnistía vio y entrevistó en Moria y en VIAL a muchas personas así, que estaban detenidas pese a ser evidente que no debían estarlo.
En Moria, las autoridades dijeron a Amnistía Internacional que la identificación de las personas especialmente vulnerables es una prioridad, y ya se ha llevado a centros abiertos a un grupo de entre 50 y 100, si bien sigue habiendo muchas dentro del campo.
Entre las personas observadas o entrevistadas por Amnistía Internacional en Moria había un bebé con complicaciones como consecuencia de un ataque que se había producido en Siria, mujeres en avanzado estado de embarazo, personas que no podían caminar y una niña con una discapacidad del desarrollo.
La primera familia con la que la organización habló en VIAL había llegado el 19 de marzo, y uno de sus miembros era una niña palestina siria que, según su madre, sufría una grave lesión de espalda porque le había caído encima parte de un tejado tras un bombardeo. La mujer nos enseñó la espalda hinchada de la niña y los informes médicos elaborados en Siria.
“Ninguna persona solicitante de asilo debe ser detenida de manera automática, y estos campos de detención de Lesbos y Chios no son adecuados en absoluto para el gran número de niños y niñas de corta edad, personas con discapacidad y gente con necesidades médicas urgentes que hemos visto. Estas personas deben ser puestas en libertad de inmediato”, ha afirmado Gauri van Gulik.
Condiciones y acceso a servicios
Tanto en Moria como en VIAL, los principales motivos de queja de la gente eran la mala calidad de la comida, la falta de mantas y de intimidad y el acceso insuficiente a servicios médicos adecuados.
Muchos refugiados mencionaban la falta de acceso a médicos y otros profesionales de la salud en ambos centros. Este problema era especialmente grave en el caso de los grupos vulnerables con necesidad de asistencia médica muy especializada.
Una familia iraquí instalada en una pequeña tienda de campaña y sin mantas suficientes contó a Amnistía Internacional que, desde que habían llegado, la semana anterior, estaban intentando por todos los medios conseguir ayuda para su hijita de ocho años, a quien habían diagnosticado en Irak una infección del hueso de la cadera para la que necesitaba tratamiento urgente porque se estaba agravando.
La familia mostró a Amnistía Internacional un historial médico que habían llevado dos veces a un facultativo desde su llegada sin que les hicieran caso. La primera vez les dijeron que no había intérprete, y la segunda les habían negado sin más el acceso. “Le duele siempre,” dijo la madre.
En Moria, normalmente sólo hay tres médicos para atender a 3150 personas, mientras que en VIAL los equipos que prestan atención médica dijeron que sólo hay servicios de salud en el centro durante un número limitado de horas y que faltan medicamentos y otros artículos.
El acceso a alimentos también está restringido. Por ejemplo, tres mujeres que viajaban solas con bebés e hijos de corta edad y compartían un contenedor en VIAL rompieron a llorar al describir su desesperación por no poder conseguir alimentos adecuados ni leche suficiente siquiera para los niños.
En Moria, el hacinamiento es tal que, sencillamente, no hay espacio suficiente para albergar a las 3.150 personas que hay, alrededor de 1.000 más que las que puede acoger el campo. Amnistía Internacional vio al menos 70 frágiles tiendas de campaña arracimadas contra las vallas que rodean el campo y otras zonas de su interior, en las que dormían numerosas familias y personas vulnerables, a veces hasta más de cinco en una tienda diminuta. Dado que siguen llegando a las islas griegas un considerable número de personas, está situación no hará más que empeorar.
En VIAL, que con alrededor de 1200 personas estaba casi al límite de su capacidad, se había agrupado a varias familias en reducidos sectores en contenedores vallados de 30 o 40 metros cuadrados. Tenían muy poco espacio exterior donde poder moverse libremente.
Muchas personas se quejaban de falta de mantas, pues era frecuente que dos o más miembros de una familia compartieran por la noche una fina manta pese hacer aún mucho frío.
Un grupo familiar de ocho personas procedentes de Siria –entre ellas una mujer en avanzado estado de embarazo; su hijo de cuatro años, que no podía caminar, y su padre, enfermo y en silla de ruedas– dijeron que habían pasado sus dos primeras noches en Moria durmiendo a la intemperie con sólo dos mantas para todas. Ahora comparten varias tiendas de campaña, pues ya no hay sitio en los dormitorios propiamente dichos.
Disfunción del proceso de asilo
Tras firmarse el acuerdo entre la UE y Turquía, Grecia modificó su procedimiento de solicitud de asilo por medio de una ley aprobada el 1 de abril. Era evidente que el sistema no estaba todavía listo, debido a la falta de recursos y directrices claras.
El temor y la incertidumbre en torno al inicio de la aplicación del acuerdo entre la UE y Turquía han generado un aumento de las solicitudes de asilo. Según las autoridades, desde el 20 de marzo la gran mayoría de las 3.150 personas detenidas en Moria había expresado su deseo de solicitar asilo, mientras que en Chios lo habían solicitado más de 830.
El prometido aumento de la capacidad para tramitar estas solicitudes de asilo, con la llegada incluso de personal de otros países de la UE, no se ha materializado aún lo suficiente, por lo que el número de casos pendientes va en aumento.
El 6 de abril, el único funcionario del servicio de asilo que hay en VIAL para ocuparse de los casos dijo a Amnistía Internacional que el aumento de número de solicitudes supera su capacidad para tramitarlas. De las 833 que se habían presentado, había tramitado sólo 10 –poco más del 1%–, de las cuales se había aprobado una. Aunque se tramiten todavía estos casos de acuerdo con el proceso de asilo griego, indican la magnitud de la actual falta de personal.
La precipitada aplicación del acuerdo entre la UE y Turquía ha agravado importantes deficiencias del registro y tramitación de nuevas llegadas.
Un problema importante que mencionaron todos los refugiados con los que Amnistía Internacional habló es que no reciben información suficiente sobre lo que el proceso de asilo va a comportar. Esta falta de información es un problema aún más urgente si se tiene en cuenta que los refugiados permanecen detenidos a lo largo de todo el proceso de solicitud. Muchos no han recibido la documentación de su registro o parte de ella.
Por ejemplo, una mujer siria y su familia firmaron varios documentos sin que hubiera ningún interprete presente y no recibieron copia de ellos. “No quiero comida; quiero saber que está pasando”, dijo a Amnistía Internacional.
Muchas personas explicaron que se están registrando tarde, a pesar de haber llegado antes de la fecha límite del 20 de marzo.
A otra mujer siria que llegó con su familia el 19 de marzo le dijeron que no podían registrarse porque “el sistema no funcionaba”.
Enseñó a Amnistía Internacional su pulsera de llegada con fecha de 19 de marzo. Aunque llegaron antes de la entrada en vigor del acuerdo entre la UE y Turquía, los registraron el 21 de marzo y los detuvieron. Al menos tres personas más demostraron lo mismo.
La norma del tercer país “seguro”
Como explicó el funcionario del servido de asilo de VIAL, el nuevo sistema griego de asilo tendrá dos pasos. El primero consiste en determinar si el país de tránsito (Turquía en este caso) puede considerarse tercer país seguro para la persona. Sólo si se decide que no lo es se examinará el caso en sí del solicitante.
El funcionario dijo a Amnistía Internacional que corresponderá a los encargados de examinar los casos determinar si Turquía puede ser considerada un tercer país seguro para las personas que solicitan asilo en Grecia. Cuando Amnistía Internacional visitó VIAL, no había aún instrucciones claras sobre qué criterios y datos se tendrán en cuenta en este proceso.
Siendo la asistencia jurídica escasa e inaccesible para la gran mayoría de los solicitantes de asilo y con la rapidez con que se espera que se lleve a cabo el procedimiento de asilo, es probable que miles de estas personas sean devueltas a Turquía a pesar de no ser en absoluto un país seguro para ellas.
Varios refugiados describieron su temor de ser enviados de regreso a Turquía. Una joven siria embarazada mostró al equipo de investigación unas contusiones que tenía en el brazo, donde aseguraba que la policía de fronteras turca la había golpeado con una porra. Su esposo tenía marcas similares en la pierna. Dijeron que los habían devuelto a Siria y que, al entrar de nuevo en Turquía el 14 de marzo, la policía de fronteras truca había disparado contra ellos, aunque habían conseguido escapar.
“Europa está convirtiendo algo que debería ser un camino de protección en una pesadilla de alambre de espinos, inseguridad y angustia paralizante por la perspectiva de ser enviado de regreso a Turquía”, ha explicado Gauri van Gulik.
“Deben tomarse de inmediato medidas efectivas para abordar las flagrantes deficiencias que hemos documentado en Lesbos y Chios. Ponen de manifiesto que, además de no ser Turquía de momento un país seguro para los refugiados, existen también graves fallos en los aspectos del acuerdo entre la UE y Turquía relativos a Grecia. Hasta que no se resuelvan totalmente ambos problemas, no deben llevarse a cabo más devoluciones.”
Recomendaciones:
Las autoridades grietas y de la UE deben detener de inmediato las devoluciones colectivas hasta que está garantizado lo siguiente:
- La detención se utiliza sólo como último recurso, tras tener en cuenta medidas alternativas.
Toda decisión de detener está basada en una evaluación detallada e individualizada de la necesidad de hacerlo con una finalidad legitima. - Todas las personas detenidas tienen oportunidad de impugnar la legalidad de su detención con acceso a asistencia jurídica.
- El acceso a los procedimientos de asilo es realista y efectivo, lo que supone, entre otras cosas, que los plazos para presentar documentación justificativa son apropiados para alguien que está detenido y que se tiene acceso a asistencia jurídica y lingüística.
- Se aumenta considerablemente la capacidad para tramitar solicitudes.
- Los solicitantes de asilo detenidos reciben información jurídica precisa sobre el proceso de asilo y sus derechos.
- Las condiciones de detención son humanas y dignas
- Todos los niños detenidos son puestos de inmediato en libertad.
- Se tienen en cuenta las circunstancias y necesidades especiales de determinados solicitantes de asilo, como las personas víctimas de tortura o traumatizadas, los niños, las mujeres, las personas ancianas y las personas con discapacidad.
- Se elaboran directrices claras y respetuosas con los derechos sobre cómo debe aplicarse la norma del tercer país seguro. Se tienen totalmente en cuenta la circunstancias individuales, así como información actualizada e independiente sobre el trato y la condición de los solicitantes de asilo en Turquía.