Guatemala: sin las mujeres, es imposible

Ileana Alamilla[1]

En esta semana hay tantas conmemoraciones en Guatemala que es difícil optar por destacar alguna. Sobre los logros irrebatibles de la Revolución de Octubre ya se ha escrito, aunque nunca será suficiente para resaltar el significado de esa gesta que nos trajo beneficios que hasta los conservadores tienen que reconocer.

¡Viva la Revolución de Octubre y quienes la gestaron!, contribuyeron a darnos el cimiento para construir Patria. Nuestra generación les ha quedado debiendo, no hemos sido capaces ni siquiera de intensificar la lucha por el cumplimiento de los acuerdos de paz, una oportunidad que se perdió estos 20 años, pero que seguramente la juventud tomará esa agenda de país para resignificarla, valorarla y exigir que se impulsen esos cambios. Ya hay algunos avances, entre ellos los esfuerzos por reformar el sector justicia, los que, a mi parecer, son insuficientes.

Pero también en días pasados se celebraron tres fechas dedicadas a las mujeres, cuyas luchas y aportes están a la vista. ONU Mujeres conmemora el papel que desempeñan en el desarrollo: el Día Internacional de las Mujeres Rurales; el Día Mundial de la Alimentación y el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza.

La ruralidad está poblada mayoritariamente por mujeres, niños y jóvenes; son ellas las que cargan con el enorme peso de la pobreza sobre sus hombros, donde también tienen amarrados sus perrajes sosteniendo a sus niños, en la cabeza la tinaja con agua que les toca acarrear y con las manos “libres” no hablan por celular; tejen, dan forma al barro, siembran y cultivan los alimentos que nosotros cómodamente degustamos en nuestras privilegiadas mesas. Aunque hay que reconocer que las comerciantes, las vendedoras en los mercados sí han aprovechado el celular para la comunicación y su actividad comercial.

Muchos les echan la culpa de la pobreza y hasta de la enfermedad y muerte de sus pequeños, con el argumento de que “se llenan de hijos”, afirmación que pueden sostener quienes no comprenden o no quieren ver que sin educación, sin atender esas urgentes necesidades de información, es imposible que se comprenda el significado de tener tantos hijos. Y critican la cantidad de hijos (as) pero nunca aluden al deterioro que en la salud y vida de las mujeres significa esa multiplicidad de maternidades que van acumulando.

Y con relación al día de la alimentación, las mujeres participan activamente en la agricultura, sembrando, cultivando, regando, cosechando, así como en el cuidado y pastoreo de animales. Por eso también el día mundial de la alimentación debe dedicarse a su labor en beneficio de la sociedad que las ignora y del Estado que no atiende sus demandas y necesidades.

Y de ajuste la tierra que cuidan y siembran, en la mayoría de casos, no les pertenece, es ajena, como todo lo que les rodea. Algunas, con enormes esfuerzos, han formado cooperativas y tienen acceso a créditos, que por cierto han sido puestas como ejemplo de cumplimiento de sus obligaciones; prestan y pagan puntualmente.

Y el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza también las alude porque son las más afectadas por esta injusticia, debido a la desigualdad en la que vivimos, la falta de oportunidades que perpetúan su condición y limitan su participación en la sociedad. No se trata de ver a esas heroínas como víctimas, sino a quienes las tienen en esa situación como victimarios.

Sin atender esa problemática no se lograrán los Objetivos de Desarrollo Sostenible que se proponen “poner fin a la pobreza y el hambre, alcanzar la seguridad alimentaria”. Ojalá los tomadores de decisiones comprendan esa dimensión.

Aprovecho este espacio para reiterarle mi solidaridad y respaldo a mi colega Juan Luis Font ante los despreciables mensajes que han circulado quienes de manera vil y cobarde se encubren en el anonimato.

  1. Ileana Alamilla, periodista guatemalteca, fallecida en enero de 2018.
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