Homeshare International: experiencia contrastada con personas mayores

El Congreso Mundial de Homeshare International, en Melbourne, Australia, ha puesto sobre la mesa años de experiencia en la convivencia entre personas mayores y estudiantes universitarios que viven juntos.

Carlos Miguélez Monroy1

Hace unos meses conocí a Isabel, una mujer española de 84 años de edad que antes vivía sola con su perrito. Me contó que, muy joven, se fue a vivir a Inglaterra para trabajar como enfermera auxiliar. Por problemas médicos no pudo tener hijos y ha vivido sola hasta que contactó con la ONG Solidarios para el Desarrollo, para incorporarse al programa Convive, pues no le gusta pasar sola las noches.

Le pusieron en contacto con Agustín, un estudiante de medicina que, en Cuba, era profesor universitario. Se quedó en Europa por motivos políticos tras un viaje a Dinamarca y a Noruega para una conferencia. Era entrenador de gimnasia hasta que se dio cuenta de que necesitaba más para vivir en Madrid. Por eso dio el paso de estudiar medicina, pero no se podía permitir el pago de la matrícula junto con el resto de gastos que implica una vida universitaria. Un compañero suyo le habló del programa Convive, que le brindaba un hogar sin pagar un alquiler y compartiendo gastos de comida, luz e Internet. Isabel y Agustín, como más de 50 ‘parejas’, se hacen compañía cada día por el programa Convive.

Me vienen tantas de estas historias después de haber representado a SOLIDARIOS en el Congreso Mundial que organiza Homeshare International (HI) en Melbourne, Australia.

HI agrupa a organizaciones, programas e iniciativas que unen a personas con necesidad de encontrar vivienda y a personas que ofrecen un espacio para una posible convivencia. Las modalidades varían en función de las legislaciones de los países y las peculiaridades de cada cultura.

Estos congresos, que se organizan cada dos años, abren la posibilidad de plantear la necesidad de evaluaciones e investigaciones para medir el impacto de programas como Convive tanto en los mayores que viven solos como en los estudiantes universitarios. Esto permitirá demostrar el valor de estos programas como respuesta a problemas de envejecimiento poblacional y aislamiento social de las personas mayores. Pero también como respuesta integradora para estudiantes, muchos de los cuales, como Agustín, provienen de otros países o de otras ciudades.

Sólo experiencias contrastadas y resultados conseguidos de investigaciones serias podrán conducir a un apoyo a iniciativas de este tipo a nivel mundial como herramienta útil a las políticas públicas de atención a las personas mayores.

El Congreso ofreció también la posibilidad de compartir la experiencia que han supuesto 20 años de evolución del programa Convive y lo que ha supuesto la firma de un convenio con el Ayuntamiento de Madrid. El gobierno local deriva a la organización los casos de personas mayores con cierto grado de autonomía que viven solas y en condiciones adecuadas para acoger a un estudiante universitario. Por otro lado está la colaboración de siete universidades madrileñas que forman parte del programa y que informan a estudiantes sobre la posibilidad de un programa intergeneracional. El coordinador del programa se encarga de entrevistar tanto a la persona mayor como al estudiante para buscar “parejas” lo más compatibles posible, lo cual supone una gran responsabilidad.

Para el congreso resultó de utilidad contar con una exposición del contexto español, donde vive la población más envejecida junto con la de Japón. Otros países siguen la misma estela y cuentan con los mismos desafíos en cuanto a pensiones y a atención de las personas mayores se refiere.

Se espera que el congreso haya servido de impulso para consolidar una red estatal de programas de convivencia intergeneracional en España que SOLIDARIOS impulsa desde 2013 con 16 programas en otras ciudades españolas. Convive es el segundo programa en España con mayor número de convivencias gestionadas al año, unas 70, y ha contribuido al éxito de estos programas en España desde que, en 1995, conformara las primeras convivencias entre personas mayores que vivían solas y contaban con una vivienda y estudiantes de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), donde nació la organización.

Aprovechamos el viaje para contar la experiencia de Convive, explicar las causas de su éxito, sus aprendizajes y sus recomendaciones junto con otros programas intergeneracionales de Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Bélgica, Alemania y Japón. Además de organizaciones y grupos dedicados a la gestión de las convivencias, el Congreso reunió a legisladores y a investigadores para compartir ideas, aprender unos de otros y establecer nuevos vínculos.

  1. Carlos Miguélez Monroy es periodista y editor en el Centro de Colaboraciones Solidarias
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