Evitar el tabaquismo, el sedentarismo, el colesterol, el sobreesfuerzo, muchos de los consejos que escuchamos habitualmente nos llevan a pensar que no estamos libres de padecer un infarto de miocardio a pesar de ser jóvenes.
Este tipo de cardiopatía isquémica se enmarca junto a la angina de pecho dentro de las patologías habituales del corazón por el deterioro y la obstrucción de las arterias (arterioesclerosis coronaria), normalmente debida a las placas de colesterol, a las grasas y a las células inflamatorias en las paredes de las arterias que impiden que el corazón reciba la suficiente sangre. Cuando las células cardíacas mueren como consecuencia de la falta de riego sanguíneo el daño producido es irreversible.
Existen otras patologías, los infartos también se debuta en la edad adulta y sucede cuando el paciente mayor tiene más riesgos como consecuencia de su calidad de vida. Un estrechamiento de la arteria coronaria, alguna de las enfermedades crónicas de corazón, la insuficiencia cardíaca, así como los factores de riesgo que no ayudan en estos episodios; diabetes, hipertensión, enfermedades crónicas, etc. pueden desencadenar un infarto agudo de miocardio y en los casos irreversibles uno masivo.
En todas ellas, el paciente puede no tener síntomas pero en cambio tener alguna cardiopatía congénita que curse con arritmias o alguna enfermedad enmascarada dentro de los síndromes que producen estas como es el Wolff Parkinson White.
Cuando se presenta un cuadro relativo al infarto estricto sensu, se tiene una fuerte opresión en el pecho que se presenta de forma brusca a diferencia de la angina de pecho que debuta durante días. Se puede también tener dolor en el cuello, en el brazo izquierdo o en la zona abdominal y un cansancio inexplicable así como dificultad para respirar.
Si esto es así, el tiempo corre en contra y por ello debe llamar al 112 para que le practiquen el protocolo antiinfarto lo más rápidamente posible.
Entre otras actuaciones puede que el cardiólogo elija colocarle un stent (un material tipo malla) de forma que en la pared de la arteria coronaria fluya correctamente la sangre a través de un catéter (un tubo largo y flexible) que llegará hasta la arteria afectada dependiendo del cuadro y de la edad. En otros casos se elige colocar un bypass coronario que es un puente de forma que la sangre fluya y evite el bloqueo provocado por la obstrucción. Se unirá la safena o una arteria radial con la arteria coronaria para que funcione correctamente. Y finalmente, el paciente aunque podrá llevar una vida normal que debe tener una medicación sine die y un control médico así como evitar sobreesfuerzos, el colesterol, el tabaco, el alcohol y debe mantener una dieta mediterránea adecuada para que esto no se repita.
