En un gesto valiente y simbólico, en pleno desierto, sin velo y con la larga melena al viento, sin público y acompañada de tres músicos, en la noche del 11 de diciembre 2024, la cantante Parastoo Ahmadi desafió al gobierno ultraconservador de Irán, protagonizando un concierto de media hora.
En un antiguo caravasar -especie de posada donde descansaban los viajeros que atravesaban el desierto- iluminado por un espléndido cielo nocturno y algunos focos, con un vestido largo, negro, pegado al cuerpo y con los hombros al aire, y en el cuello una cadena de la que colgaba un pequeño mapa de Irán, la cantante Paratoo Ahmadi, de veintisiete años, cantó en directo ante las cámaras que retransmitieron el acontecimiento en su canal de Youtube.
«Soy Parastoo –ha escrito para justificar un gesto absolutamente inédito en los cuarenta y cinco años de república islámica- una chica que quiere cantar para la gente que ama. Es un derecho al que no puedo renunciar, cantar para el país que amo tan apasionadamente».
Como no podía ser de otra manera, apenas unas horas después de que las imágenes del concierto se hicieran virales en el país, el poder judicial iraní anunció la apertura de un proceso contra la cantante y los músicos que la acompañaron: una reacción que esperaba la propia Parastoo.
Paratoo Ahmadi –escribe el diario francés Libération que ha publicado la noticia del concierto- se dio a conocer durante las manifestaciones de 2022 (que sucedieron al asesinato en una comisaría de Teherán de la joven kurda Masha Amini, detenida por la policía de la moral por llevar mal puesto el velo obligatorio) interpretando la canción «Az Khoon e Javanan e Vatan» («De la sangre de la juventud de la patria», la última que interpreta en el vídeo), que en su cuenta de Instagram compartieron 370.000 abonados.
«Su gesto, histórico –sigue la crónica de Libération- , se inscribe en la continuación del movimiento revolucionario ‘Mujer Vida Libertad’ que ha transformado profundamente la sociedad iraní, donde las mujeres se muestran más desafiantes ante las leyes gubernamentales que imponen el yihab». La revolución islámica prohibe a las mujeres iraníes cantar en lugares públicos, salvo en espacios exclusivamente femeninos, y sus voces están prohibidas en la radio y la televisión.
«En pocas horas, Parastoo Ahmadi se ha convertido en un nuevo símbolo de la resistencia, de la perseverancia y del desafío frente a la opresión religiosa y sexista» precisamente en un momento en que acaba de entrar en vigor una nueva ley, aun más restrictiva, que criminaliza a las mujeres que se atrevan a estar en lugares públicos sin velo, e impone penas que pueden llegar hasta la muerte.