La corrupción es el “enemigo público número uno” de los países en desarrollo, afirmó Jim Yong Kim, presidente del Grupo del Banco Mundial, en un acto en Washington en el que instó a que los asociados y el sector privado del mundo en desarrollo sean parte de la solución.
“En el mundo en desarrollo, la corrupción es el enemigo público número uno”, manifestó Kim, al hacer uso de la palabra en un encuentro organizado por la Vicepresidencia de Integridad, sector del Banco Mundial dedicado a la investigación y lucha contra la corrupción: “Nunca toleraremos la corrupción y prometo hacer todo lo que esté a nuestro alcance para apuntalar nuestra enérgica lucha en ese sentido”, agregó.
Kim compartió el estrado con el expresidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos Paul Volcker, la presidenta de Transparencia Internacional, Huguette Labelle, el secretario de Finanzas de Filipinas, Cesar V. Purisima, y el expresidente del Banco Mundial James D. Wolfensohn, quien en 1996 declaró públicamente que la corrupción es un “cáncer”, en lo que constituyó la primera vez que un presidente del Banco Mundial hablara abiertamente sobre el tema.
Kim describió los efectos perniciosos que la corrupción puede tener sobre los países en desarrollo: “Cada dólar que un funcionario corrupto o una empresa corrupta se llevan a sus bolsillos es un dólar que se le roba a una mujer embarazada que precisa atención médica, a una niña o niño que merecen recibir educación, o a las comunidades que necesitan agua, carreteras y escuelas. Cada dólar es vital si queremos lograr nuestras metas para erradicar la pobreza extrema para el año 2030 e impulsar la prosperidad compartida”.
Un paso importante para combatir la corrupción y contribuir a que más personas tengan una vida mejor es forjar instituciones con mayor integridad, destacó Kim, quien describió los tres elementos esenciales del enfoque del Grupo del Banco Mundial: “En primer lugar, debemos mejorar la forma en que compartimos y aplicamos el conocimiento relativo a la formación de instituciones con mayor integridad; en segundo lugar, debemos dotar de mayor poder a los ciudadanos a través de la información y las herramientas para hacer que sus Gobiernos sean más eficaces y responsables y, en tercer lugar, debemos fundar un movimiento mundial que prevalezca sobre la corrupción”.
Kim anunció que el Grupo del Banco Mundial creará un equipo que aunará a especialistas técnicos en materia de estado de Derecho, sector público, gestión financiera y gestión pública, y adquisiciones y contrataciones públicas. Afirmó que esta “práctica mundial sobre buena gestión» se convertirá en el rasgo principal de las iniciativas futuras destinadas a combatir la corrupción.
A efectos de demostrar de qué forma se pueden lograr avances en la lucha contra la corrupción, Kim dio ejemplos específicos sobre la forma en que el Banco Mundial y sus asociados han actuado sobre el problema: “Cuando la corrupción amenazaba con desbaratar un proyecto de energía crucial para los países del sur de África, el Banco Mundial intervino e impidió que se le diera un uso indebido a una cifra superior a US$6 millones. En Afganistán brindamos apoyo a la Red por la Integridad en la Reconstrucción (Network for Integrity in Reconstruction), institución que brindó capacitación a 980 personas que monitorearon 281 proyectos de infraestructura por un valor de US$247 millones”.
Además de la acción gubernamental contra la corrupción, Kim instó a otros asociados a unirse a la lucha, incluido el sector privado: “El sector privado también debe ser parte de la solución. Las empresas que trabajan en los sectores de petróleo, gas y minería exhiben una tendencia creciente a divulgar sus contratos con los Gobiernos. Ello le brinda a todo el mundo la posibilidad de examinar detenidamente el comportamiento de los funcionarios públicos y empleados de empresas”.
Kim destacó que, a través de soluciones innovadoras en los sectores clave como el de consultoría en ingeniería, el Banco Mundial ha convencido a las principales empresas para que se comprometan a mantener prácticas empresariales “limpias”.
En el encuentro se hizo entrega de reconocimientos a tres destinatarios de los “Premios a la Integridad” que otorga el Banco Mundial: la Real Policía Montada de Canadá, cuya cooperación en una investigación dio lugar a una acción judicial y sanciones por parte del Banco Mundial; un especialista superior en gestión financiera que tuvo a su cargo la revisión de un proyecto y generó medidas correctivas en las funciones de auditoría y tesorería del gobierno local en China, y un trabajador de Timor Leste que desenmascaró un operativo de fraude y corrupción por una cifra equivalente a US$44 millones en contratos financiados por el Banco Mundial.
“Inspirado en estos ejemplos, el Grupo del Banco Mundial mantiene un compromiso más fuerte que nunca para continuar la lucha contra la corrupción, y ello constituirá una parte crucial de nuestra labor para erradicar la pobreza extrema e impulsar la prosperidad compartida”; concluyó Kim.