Luis de Luis Otero [1]
Tengo para mí que Carlos Atanes no ha dejado de pensar en Joaquín Hinojosa durante la escritura de este prodigioso personaje. Hinojosa es un sabio, sensato y herido, viejo actor. Es el protagonista de esta obra.
Hinojosa es un hombre que lo ha vivido todo y a quien le ha llegado la hora de la sabiduría, la hora de la aceptación, la hora de la conformidad (que no del conformismo). Es la hora del atardecer, la hora en que, según la leyenda, vuela la lechuza, la hora en que se mira la línea del horizonte.
Es revelador que haya sido el propio Joaquín Hinojosa quien se haya encargado de dirigir esta obra, situada en los años 20 en la cubierta del trasatlántico camino de los Estados Unidos. Allí coinciden un agotado actor y una estrella en ciernes en ruta a su consagración en Estados Unidos a quien da vida Beatriz Arjona con enorme insensatez (en el mejor sentido de la palabra) otorgando contención a su vanidad, a su soberbia, a sus ganas de vivir.
Así, en la cubierta del barco, tendrá lugar un formidable pas a deux entre un robertmitchuniano Joaquín Hinojosa y una dorisdayana Beatriz Arjona en el que, implacable, el mentor desnuda emocionalmente a su pupila y le hace verse, la educa y la enseña a mirar, le concede el don de la lucidez y de la serenidad, antes – mucho antes – de que vuele la lechuza.
Hay tensión e intensidad en este tira y afloja de voluntades, en esta reflexión a cuatro manos, en esta elucubración sobre los límites de las verdades y el alcance de las mentiras, sobre la vida, al fin y al cabo, la línea del horizonte es la línea de la vida.
- Luis De Luis Otero es crítico Teatral
Ficha técnica
- Dramaturgia: Carlos Atanes
Director: Joaquín Hinojosa
Intérpretes: Beatriz Arjona y Joaquín Hinojosa
Música: Marc Álvarez
Fotografías: Jacobo Medrano
Regiduría y dirección técnica: Juan Miguel Alcarria
Producción: Marta Timón Herrero
Fecha de la representación: Teatros Luchana