El aspirante a campeón mundial de ajedrez, el italoamericano Fabiano Caruana, declaró antes del inicio de las doce partidas -la primera acabó en tablas- para el Campeonato del mundo, que se desarrollarán este mes de noviembre de 2018 en Londres, que la mayoría de la gente se sorprendería “de las calorías que consumimos” en un encuentro de estas características, a lo que hay que añadir la tensión que produce.
Los analistas recuerdan que la quema de calorías depende del físico, la altura y el peso. Un estudio en la isla de Man sirve para defender que el ajedrez es un deporte y la quema de calorías es un argumento para este fin, para que pueda recibir fondos y organizar competiciones. El propio Comité Olímpico Internacional así lo reconoce pero hay varios países que no lo consideran como tal, entre ellos, el Reino Unido, que es donde se desarrolla el Campeonato del Mundo.
Habría que citar al profesor de neurología de la Universidad de Stanford, en California, Estados Unidos, Robert Sapolsky, quien fijaba entre 6000 y 7000 las calorías que consume un jugador de alto nivel cuando está en competición. Lo normal son unas 4000 calorías gastadas por los jugadores profesionales. Un jugador medio o aficionado puede llegar a consumir unas 500 calorías.
Nadie niega que el ajedrez es bueno para la mente, así como sus beneficios educativos e incluso terapéuticos, pero además, como se demuestra, también quema calorías aunque los expertos advierten que lo mejor es, sin duda, una dieta equilibrada y saludable.
En cuanto a la tensión de los torneos, el maestro internacional británico y presidente de la asociación benéfica Chess in Schools and Communities, Malcolm Pein, afirma: “Es como estar en exámenes finales durante nueve días seguidos, cada examen con una duración de cinco horas y con las preguntas cambiando a cada instante”.
En el torneo para el Campeonato mundial de 1984 disputado en Moscú, entre el entonces campeón mundial Anatoli Karpov y Gari Kasparov, se calculaba que el aspirante consumía unas 5000 calorías.
Hay que recordar que fue un torneo mundial muy polémico ya que fue suspendido cuando se argumentó, por parte del entonces presidente de la FIDE, el tétrico Florencio Campomanes, que era debido “a la tensión, desgaste y peligro para su salud” del campeón mundial que, efectivamente, llegó a perder diez kilos.
Karpov tenía una ventaja de 5-3 y previamente llegó a ponerse 5-0 pero Kasparov finalmente remontó y llegó a ganar dos partidas seguidas antes de la suspensión alcanzando el 5-3. Hubo cuarenta partidas que acabaron tablas. Entonces obtenía el título el que antes ganaba seis partidas.
Fueron meses y meses de encuentros en la capital rusa, de hecho se inició en septiembre de 1984 y se decidió suspender en febrero de 1985. Fue medio año y 48 partidas. “Un campeonato del mundo no puede convertirse en una carrera de resistencia” sentenció Campomanes. Como curiosidad, el tablero donde se disputó el campeonato junto a otros accesorios se pueden contemplar en el Museo del Ajedrez de Moscú.
Ahora la tecnología ha venido a demostrar estos datos de quema de calorías. En el reciente torneo de la isla de Man, celebrado del 20 al 28 de octubre, que contó con la participación de 165 jugadores de élite y jóvenes promesas, los organizadores pidieron a algunos de ellos que usaran monitores de calorías y pulsaciones del corazón.
Era voluntario, algunos declinaron, ya que entendían, podía facilitar información significativa de su juego, pero la mayoría aceptó y los datos fueron bastante relevantes. Así, el gran maestro ruso Mijail Antipov de 21 años quemó 560 calorías (equivalente a correr ocho kilómetros o nadar una hora) en dos horas de competición.
En cuanto a las pulsaciones, el gran maestro estadounidense Nikaru Nakaruma, número 17 del ranking FIDE de este mes de noviembre y que acabó tercero en el torneo, tuvo un ritmo cardíaco medio de 130 pulsaciones por minuto. El ganador del torneo, el polaco Radoslaw Wojtaszek, de 31 años, quien ocupa el puesto 16 mundial llegó a alcanzar 170 pulsaciones y algunos participantes llegaron hasta los 220.
La isla de Man, cuya capital es Douglas, donde se llevó a cabo el torneo, se ubica entre Inglaterra e Irlanda y tiene pasado y patrimonio celta y vikingo.
En lo deportivo, se dio la coincidencia que los ganadores son pareja, así Wojtaszek está casado con la ganadora y número 19 del ranking femenino, la rusa Alina Kashlinskaya, victoria obtenida además en el día que cumplía 25 años. Ambos ganaron 37 500 libras (42 871 euros) de premio. No es el primer torneo en que ambos ganan, en Paks, Hungría en 2011 sucedió lo mismo.
Wojtasek es tres veces campeón polaco (2005, 2014 y 2016), ganó el IV torneo internacional San Juan de Pamplona en 2010, y recientemente hizo tablas en una partida ante el campeón mundial, Magnus Carlsen.
En la final se impuso en el desempate al número 20 mundial, Arkadij Naiditsch, jugador que ha representado a tres países. Nació en la capital letona, Riga, defendió a su país natal hasta 2005, luego participó por Alemania durante una década, incluso llegó a ser campeón alemán en 2007, pero hace tres años, en 2015, decidió pasarse a Azerbaiyán. Esto es muy común entre los ajedrecistas profesionales, el cambio de bandera por conveniencia profesional o, principalmente, por dinero. Qué gran verdad aquella de que el dinero no tiene patria.