[No leas esto si eres de los que odias al actor Jim Carrey. (Sí, hay quien odia a actores, querido lector, quienes odian a cantantes, a pintores, a vecinos, quienes odian a personas que jamás les han hecho absolutamente nada, creéme.)]
Una de las mejores series de televisión de 2018 que yo haya visto es la serie estadounidense Kidding. ‘Bromeando’ sería una traducción poco concluyente de esta obra de arte compleja aunque de apariencia simple. Hay mucha muerte en ella, pero no es un thriller, ni mucho menos. Porque lo que en realidad es Kidding es una comedia. Dramática, una comedia dramática. Una tragedia cómica. Una comedia trágica. Una tragedia. Y una comedia. Eso es lo que es esta serie estrenada en septiembre de 2018, cuya primera temporada, compuesta por diez capítulos de una precisión quirúrgica y una conveniente duración inferior a la media hora he presenciado (prácticamente) sin pestañear. Porque sin pestañear es como hay que intentar ver Kidding.
Creada por Dave Holstein para la cadena de televisión Showtime (la misma que emite la también magnífica Shameless), Kidding está dirigida por Michel Gondry y protagonizanda por, te lo advertí, Jim Carrey. Gondry y Carrey ya habían coincidido en la película Eternal Sunshine of the Spotless Mind (¡Olvídate de mí! en España), uno de mis films pendientes (de ver).
En Kidding, Carrey vuelve a ser el gran actor de El show de Truman y Man on the Moon, las dos películas en las que creí ver que tras las muecas de bobo payaso enardecido había un intérprete capaz de conmover hacia la pena y la risa a partes iguales, con la categoría de los grandes cómicos de todos los tiempos. Con su personaje, el buenazo de Jeff Piccirillo, que interpreta en un programa infantil de éxito masivo al Señor Pickles, y que en su vida real es un atormentado ser humano que trata de respirar mientras se ahoga en el abismo de una tumba, Jim Carrey nos pasa por encima a lo largo de esta primera temporada, dejándonos en medio de una pesadilla aliviada por las sonrisas de la efímera realidad que coquetea con la dicha. Ahí es nada.
Frank Langella, Judy Greer, Cole Allen y Catherine Keener acompañan con excelente buena nota a Carrey en la interpretación coral de esta serie memorable, extraña, disparatada y concienzudamente trabada, siendo respectivamente el padre, la ex mujer, el hijo (los hijos, sic) y la hermana de Jeff/Señor Pickles.
Kidding trata de ser perdón, pero acaba por ser culpa, dolor… Pretende ser redención y en su primera temporada nos dice demasiadas cosas quedamente al corazón de cada uno de nosotros. Lo que yo he escuchado no te lo puedo contar. Tienes que verla. Tienes que ver Kidding. Es por tu bien.