En el movimiento conocido como arte conceptual, surgido a mediados de la década de 1960 como reacción al formalismo, han de predominar las ideas que se quieren transmitir a través de las creaciones de los artistas sobre los aspectos formales de las obras.
Fontcuberta, cartel de la exposición Imago, Ergo SumLa inspiración de Marcel Duchamp alienta también este estilo desde los “objects truvées”, que insta a los conceptualistas a utilizar también en sus obras objetos de uso común (Joan Fontcuberta tituló una de sus series “Animal trouvé”).
Los artistas plásticos conceptualistas utilizaron la fotografía como elemento material de sus obras, a modo de collage, pero paralelamente la fotografía también fue haciéndose con una representación propia de expresión conceptualista. El conceptualismo encontró en la fotografía un medio eficaz para desarrollar sus objetivos, porque la fotografía conceptual surge de una idea preconcebida que, a través de la manipulación, del enfoque o del revelado, conduce a la concreción del concepto perseguido. En este sentido son importantes los procesos relacionados con la posproducción de la obra fotográfica porque obedecen a una idea previa a la que se someten todos los demás elementos y componentes.
Joan Fontcuberta es uno de los mejores representantes de este movimiento artístico en el campo de la fotografía.
Una muestra representativa
En sus fotografías iniciales de 1972 Fontcuberta cuestionaba ya las relaciones entre realidad y ficción con imágenes artificiales de caracoles gigantes y de animales y plantas de dimensiones no naturales. Como fotografiar la realidad era algo ya agotado, se trataba de construir nuevas realidades. Fontcuberta mezcla entonces la estética de las imágenes de sus series con un tratamiento literario-periodístico de la historia que quiere contar a través de ellas. Con esta técnica pretende que el espectador cuestione lo que se da por cierto, sobre todo en los medios de comunicación, y crear nuevos modelos de interpretación de la realidad.
En “Herbarium” (1984), la serie con la que comienza esta exposición, muestra supuestas plantas que quieren parecer naturales cuando en realidad están hechas con residuos industriales. En esta misma línea, en “Fauna secreta” (1987), realizada en colaboración con Pere Formiguera y el taxidermista Xavier Bardo, reunió una colección de animales a medio camino entre los monstruos de los cuentos infantiles y los de las casetas de feria, supuestamente descubiertos por dos científicos naturalistas neodarwinistas, los alemanes Peter Ameisenhaufen y Hans von Kubert (esta serie se expone en el Museo de Ciencias Naturales).
Esta es la otra gran faceta de Joan Fontcuberta, la invención de un acontecimiento falso basado en imágenes que quieren ser o parecer reales, acompañadas de referencias históricas y científicas ficticias y de materiales apócrifos, con el fin de que el espectador analice cómo se transmite la información, que desconfíe de lo que ve.
Su trabajo más divulgado en esta línea fue “Sputnik” (1997), que ocupa la tercera planta de la sala de exposiciones de Canal. Cuenta la historia de Iván Istochnikov, un supuesto astronauta soviético de la Soyuz 2 que desapareció con su perra Kloka en 1968 durante una misión espacial, un fracaso que las autoridades soviéticas decidieron ocultar.
En “Sirenas” (2000) el invento era el supuesto descubrimiento de fósiles de sirenas en el cerro de San Vicente, en Salamanca (esta serie puede verse en el Museo Nacional de Antropología). Fontcuberta afirma que estas mentiras desactivadas alertan a los observadores de sus fotografías acerca de las grandes mentiras de los medios de comunicación. Él mismo es el modelo para algunos de sus personajes de ficción.
El juego de imágenes de sus fotografías incluye paisajes desérticos que se forman al mirar de cerca páginas del alfabeto braille (Semiópolis), cadáveres de mosquitos estrellados en el parabrisas de un coche (Constelaciones), manchas de sangre que forman figuras abstractas (Hemogramas).
Securitas: Aneto © Joan FontcubertaEn sus series, Fontcuberta casi siempre genera narraciones fotográficas enmarcadas en un humor satírico y metafórico, como en “Frottogramas” y en “Paisajes sin memoria”. En “Mazzeri” interseccionan lo mágico y la documentación etnográfica. Y en “Securitas”, que comparte aquí espacio con “Sputnik”, utiliza la similitud entre el perfil de las llaves y el de las cordilleras para elaborar una metáfora sobre el mito de la seguridad. Fontcuberta ha utilizado llaves de responsables de seguridad, desde José María Aznar, Federico Trillo, Mariano Rajoy hasta jefes del Cesid, de la Policía y del ejército.
En “Milagros & Company” (2002), que en la exposición se encuentra en la primera planta de la sala, pone en imágenes el fanatismo, la credulidad y la irracionalidad de los sentimientos religiosos para denunciar la utilización de la fe como arma de manipulación (en la primera exposición de esta serie se proyectaba un reportaje de TVE sobre las supuestas apariciones de la Virgen en un descampado de la localidad de San Lorenzo del Escorial, en Madrid) en un relato sobre supuestos masters que se imparten en el monasterio de Valhamönde, en Karelia, (Finlandia) donde se enseña a hacer milagros: arder en fuegos fatuos, invocar rayos o ser ubicuo.
En “Orogénesis: Dalí” utiliza, a la manera del pintor ampurdanés, imágenes virtuales de paisajes confrontados a obras de grandes artistas, y en “Googlegramas” (2006) juega con imágenes que van desde la Última cena de Leonardo hasta las celdas de la cárcel de Abu Ghraib, los aviones en las Torres Gemelas el 11-S, las víctimas de Irak y las imágenes porno, todas conseguidas a través del famoso buscador, para hacer reflexionar sobre el mito de internet como archivo universal.
El Dr. Fa sqiyta-Ul Junat dirigiendo una incursión de la guerrilla talibán de Al Qaeda en la zona de combate al norte de Mazar-e-Sharif, 2003. © Joan Fontcuberta Pin Zhuang. Tiger Zhuang. © Joan Fontcuberta
Con “Deconstruyendo Osama” (2007), que encontramos también en la primera planta, inventa otra historia de conspiraciones utilizando a Osama Bin Laden como personaje falsario, una impostura urdida por la CIA tras los atentados del 11-S. Su intención es la de aplicar la duda a la información que generan los poderes y las instituciones, llena muchas veces mistificaciones y falsificaciones.
Cierra la exposición, en la última planta de la sala, la serie “Pin Zhuang”, una instalación sobre un supuesto avión espía norteamericano capturado por la República Popular China en 2001, y que fue devuelto totalmente desmontado. Antes de llegar a “Pin Zhuang” hay que pasar por “Trepat, un caso de estudio de las vanguardias”, basado en fotografías de la fábrica de maquinaria agrícola Trepat, de Tárrega, algunos de cuyos elementos se pueden encontrar expuestos, que se hacen relacionar con fotógrafos y artistas del cubismo, la Nueva Objetividad o el surrealismo, las vanguardias europeas de principios del siglo XX: Man Ray, Rodchenko, Mohly-Nagy, Walker Evans.
Un artista imaginativo
Fontcuberta (Barcelona, 1955) de formación autodidacta, es en la actualidad uno de los grandes fotógrafos experimentales. Comisario de exposiciones (“Deletrix”, 2013, sobre la censura, la imagen y la libertad de expresión), profesor de Comunicación Audiovisual en Harvard y en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, crítico en “Nueva Lente” y cofundador de la revista “PhotoVision” en 1980, pese a sus «inventos fotográficos», en los que juega con la mentira y la imaginación, Joan Fontcuberta afirma que su tema neurálgico es el de la verdad o, más concretamente, la retórica de la verdad. Por eso entre sus obras teóricas destaca el ensayo El beso de Judas, precisamente subtitulado Fotografía y verdad.
En España Fontcuberta fue Premio Nacional de Fotografía en 1998 y en 2011 recibió el Nacional de Ensayo por “La cámara de Pandora. La fotografí@después de la fotografía” (2010), una reflexión sobre el choque que supuso la aparición de la fotografía digital y de internet.
En 2013 recibió el Premio Internacional de Fotografía Halsselblad, el equivalente al Nobel de Fotografía (Victor Hasselblad fue el inventor de la cámara réflex que lleva su nombre, la que los astronautas llevaron en su primer viaje a la Luna). Con motivo de este premio se expuso en Gotemburgo (Suecia) la muestra “La fotografía de la naturaleza/La naturaleza de la fotografía”.
En 1994 fue nombrado Caballero de la Orden de las Artes y las Letras de Francia. Su obra se ha expuesto en grandes museos como el MoMA de Nueva York, Folkwang de Essen, en la Parko Gallery de Tokio y en toda España.
Entre sus ensayos destacan también “Estética fotográfica” (1984), “Fotografía. Conceptos y procedimientos” (1990) y “Ciencia y fricción. Fotografía, naturaleza, artificio” (1998). Algunos de sus fotolibros, un material al que Fontcuberta dota de valores extra-fotográficos, también se pueden ver en esta exposición del Canal de Isabel II.