La inocencia y la experiencia, el bien y el mal: King en la Atlántida 

Uno lee algunas novelas y quisiera escribirlas. Quisiera fundirse con el espíritu narrativo de quien las escribió y reducirlas a vivencias propias. Uno lee Corazones en la Atlántida y quisiera ser capaz de escribir sobre su propia Atlántida, aquel pasado que desapareció para siempre, al que se puede acudir para inventar las historias que mejor se adapten a lo que queda de ellas en los huesos de uno.

King-corazones-Atlántida-cubierta La inocencia y la experiencia, el bien y el mal: King en la Atlántida Stephen King tiene fama de escritor facilón, de escritor para todos los públicos, para todos… excepto para los dueñosdelaLiteratura. Y es una fama infundada. Si It me pareció una obra maestra, una obra muy de género, pero genial, en Corazones en la Atlántida he leído a un escritor superlativo que es capaz de superar las expectativas que uno se crea cuando se deja llevar por la lectura rigurosamente entretenida.

Esta novela de 1999, que acabo de leer en la edición de 2015 de Debolsillo espléndidamente traducida por Carlos Milla Soler, es un buen libro y, como he podido leer en ella, “los buenos libros no desvelan sus secretos en el acto”. Corazones en la Atlántida incluye una brillante reflexión sobre la escritura y sobre la lectura. Sobre la literatura, en definitiva. De hecho, de uno de sus personajes, el narrador afirma que “a veces pensaba que el mundo sería mucho mejor si tuviera una trama”. 

Para King, para el reverenciado William Golding también, la literatura tiene un doble pretexto: explorar dos asuntos básicos de la vida, “la inocencia y la experiencia, el bien y el mal”. Y de eso va Corazones en la Atlántida. De eso va a tope. De eso está lleno Corazones en la Atlántida.

“¿Quiénes son los tipos como nosotros?”

“¿Qué sabemos de nosotros?”

Un cartel, en la novela, reza “El tiempo y la marea ni se paran ni esperan”. Y en el capítulo siguiente, un personaje que no ha podido leer, o sí, pero no lo sabemos, aquel cartel repite lo mismo:

“El tiempo y la marea ni se paran ni esperan”.

Y esa es una de las claves de esta novela maravillosamente hermosa, llena de dolor y de la belleza que nos dignifica. Por cierto, el cartel con esa frase era… de una empresa funeraria.

Casi siempre sabemos lo que más nos conviene. Pero el problema es que esa sabiduría no puede con lo que sentimos. Cuanto sabemos importa poco en comparación con los sentimientos. Es increíble. Palabra de Stephen King.

La melomanía de King es algo siempre de agradecer, de tal manera que, por si fuera poco el enorme deleite de leerle, uno puede escuchar la música que escuchan sus protagonistas y entrar así de forma definitiva en sus vidas. Porque “el peor vicio es vivir”. Vivir en la edad en la que “los sueños se confunden con los recuerdos”.

corazones-Vietnam La inocencia y la experiencia, el bien y el mal: King en la Atlántida 
Movilizaciones contra la guerra americana en Vietnam

“El precio de vender el futuro es que uno luego no puede abandonar el pasado”.

Con la Atlántida no se hundieron todos los corazones,
la demolición del tiempo no puede con la memoria
ni la memoria derrota a los añicos de cuanto fuimos.

Un continente de vida marchita flota sobre las evidencias,
relega al sufrimiento a su exacto lugar en la gloria
y sustrae al olvido las camisetas empapadas de alegría.

Mi corazón dejó en la Atlántida algunos latidos,
ese fue su empeño magnífico cuando la esperanza
quedó velada por el animal azul de la tristeza.

Creo que todos debemos aprender a regresar
sólo cuando no necesitamos nada del pasado,
y hacerlo para vernos desde allí tal y como fuimos.
Tal y como nunca volveremos a ser,
afortunadamente.

José Luis Ibáñez Salas
Editor de material didáctico para diversos niveles educativos en Santillana Educación, historiador y escritor. Director de la revista digital de divulgación histórica Anatomía de la Historia, es autor de El franquismo, La Transición, ¿Qué eres, España?, La Historia: el relato del pasado y La música (pop) y nosotros (publicados los cinco libros por Sílex ediciones), fue socio fundador de Punto de Vista Editores y escribe habitualmente relatos (algunos de los cuales han aparecido en el blog literario Narrativa Breve, dirigido por el escritor Francisco Rodríguez Criado) y artículos para distintos medios de comunicación, como la revista colombiana Al Poniente o las españolas Nueva Tribuna, Moon Magazine y Analytiks. Tiene escrita una novela y ha comenzado a escribir otras dos.

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