La luz entre los océanos, entre amor y verdad, un mal melodrama

“La luz entre los océanos” es una complicada historia sobre el amor y el destino, Incluso sobre la condición humana y lo lejos que a veces estamos dispuestos a llegar para conseguir lo que deseamos. El joven realizador estadounidense Derek Cianfrance (“Cruce de caminos”, “Blue Valentine”), ha escrito y dirigido la adaptación cinematográfica del bestseller homónimo, escrito por M.I. Stedman y publicado en España por Salamandra.

la-luz-entre-los-oceanos-poster La luz entre los océanos, entre amor y verdad, un mal melodrama
La luz entre los océanos, póster

La acción de la película transcurre en el oeste de Australia durante los años posteriores a la Primera Guerra Mundial. En 1926, Tom Sherbourne (Michael Fassbender, “12 años de esclavitud”), un veterano todavía traumatizado por su participación en la guerra, consigue la plaza de farero en la isla deshabitada de Janus Rock, lugar al que se traslada a vivir con su mujer Isabel (Alicia Vikander, Oscar a la mejor actriz secundaria  2015 por “La chica danesa”). La felicidad de la pareja sería completa si tuvieran un hijo, pero no lo consiguen.

Un día, una barca encalla en las rocas y en su interior encuentran el cadáver de un hombre y un bebé vivo. Intentando hacer realidad sus sueños, la pareja decide que ese bebé, una preciosa niña, es justamente la pieza que faltaba para lograr la familia que tanto ansiaban. Isabel suplica a Tom que entierre al hombre y digan a todo el mundo que el hijo es suyo. Pocos meses más tarde, la pareja conoce a Hannah (Rachel Weisz, Oscar a la mejor actriz secundaria 2008 por “El jardinero fiel”), la desconsolada mujer que ha perdido a su marido y su hijita en el mar…

La existencia es así y no todo van a ser historias rosas; también existe una dosis de fatalidad que en ocasiones se recrea con las personas; y no digamos con los personajes sobre los que, en este caso, soplan vientos contrarios.

La luz entre los océanos” es un melodrama con mejor pinta que resultado; una película lenta y antigua que fía el resultado a la belleza de los paisajes marinos  (“tan modernos y estimulantes como el papel pintado de la pared de mi bisabuela”, Les Inrock’s) y –como dice el título- a las puestas de sol, dignas de la mejor tarjeta postal, en un cabo neozelandés donde confluyen dos océanos.

Todo en esta historia, que bien podría ser una novelita de las que antes se vendían y cambiaban en los quioscos, tiene sabor a rancio, a cromo de Nestlé, a estampita coloreada, a llanto incontrolado en el patio de butacas. Todo es un conjunto de tópicos, un academicismo pasado de moda, un romanticismo almibarado y lacrimógeno que, a estas alturas de la Historia,  cuenta ya con muy pocos seguidores. El realizador dijo en Venecia, en cuyo festival se presentó la película en el otoño de 2016, que se trata de  “un dilema entre la verdad y el amor”.

Mercedes Arancibia
Periodista, libertaria, atea y sentimental. Llevo más de medio siglo trabajando en prensa escrita, RNE y TVE; ahora en publicaciones digitales. He sido redactora, corresponsal, enviada especial, guionista, presentadora y hasta ahora, la única mujer que había dirigido un diario de ámbito nacional (Liberación). En lo que se está dando en llamar “los otros protagonistas de la transición” (que se materializará en un congreso en febrero de 2017), es un honor haber participado en el equipo de la revista B.I.C.I.C.L.E.T.A (Boletín informativo del colectivo internacionalista de comunicaciones libertarias y ecologistas de trabajadores anarcosindicalistas). Cenetista, Socia fundadora de la Unió de Periodistes del País Valencià, que presidí hasta 1984, y Socia Honoraria de Reporteros sin Fronteras.

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.