La marca ciudad o la marca país se resiente por el turismo masificado

El profesor de los Estudios de Turismo de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) Francesc González Reverté escribía en octubre de 2015 que el concepto de “turismo de masas” ha ido derivando hacia el de “turismo masivo”, y explica que “turismo de masas” es una expresión que surge tras el logro social que supone el acceso a la mayoría de la población a las vacaciones pagadas, mientras que la expresión “turismo masivo” muestra de la preocupación por la acumulación de flujos de turistas nacionales e internacionales que, paradójicamente, ella misma contribuye a alimentar.

Marca España

Siguiendo al profesor Francesc González Reverte, se entiende por masiva la capacidad de carga de un territorio, la reacción de un entorno a una determinada densidad ocupacional expresada en una cifra de ocupación límite, y por ello advierte que este concepto deriva de las ciencias físicas y conlleva problemas al ser aplicado a las ciencias sociales, porque es difícil calcular y establecer cuotas, y la capacidad de carga refleja por lo tanto la percepción de los agentes sociales hacia la densidad de visitantes en un lugar dado, sesgada a su vez en función del perfil de cada individuo, cuanto mayor sea el interés y la proximidad al sector turístico que tenga una persona, menor será su percepción problemática de la capacidad de carga.

Las ciudades son especialmente sensibles a este problema ya que desde su misma creación eran sitio de paso o punto de llegada de comerciantes, feriantes, peregrinos, y con la evolución de las comunicaciones, primero terrestres y después aéreas, destino de un turismo que se ha incorporado a su estructura urbana con desigual acierto.

El profesor Francesc González cita algunos ejemplos de efectos negativos: “en Barcelona aparecen problemas de convivencia nocturna, la visita al palacio de Versalles roza la ignominia en horas punta, en Brujas la trivialización del paisaje urbano repercute sobre la calidad de la experiencia turística o en Venecia se agudizan los problemas de desgaste del patrimonio y ambientales”.

En todos los casos los problemas se deben a una o a la combinación de tres causas: la alteridad, porque los turistas son percibidos como ajenos a la comunidad; la concentración, porque unos espacios son más visitados y sufren más presión; y la diversión como motivo de la visita implica un uso diferente en tiempo y espacio del espacio público que genera problemas de convivencia, en ocasiones graves.

Las autoridades locales han tenido que recurrir a medidas correctoras para aminorar o corregir estos problemas según su naturaleza, por ejemplo, con el aumento del precio de acceso como en el Parc Güell en Barcelona; la implantación de tasas turísticas como Londres, Berlín o Baleares en España; el cambio paulatino de transportes públicos en clave de sostenibilidad como el tranvía eléctrico en grandes ciudades como en Sevilla, Estrasburgo o Marsella.

Y todas ellas han reforzado sus políticas de imagen corporativa, para conseguir paliar las opiniones negativas que se extienden con rapidez por las redes sociales y pueden motivar el desestimiento personal o, en el peor de los casos, que los grandes operadores del turismo retiren determinados destinos de su cartera de ofertas si se multiplican los datos negativos en las encuestas de satisfacción que se han normalizado en todos los países con tradición turística.

Marcas renombradas españolas

El Foro de Marcas Renombradas Españolas (FMRE) ha publicado en julio de 2016 la Memoria de Actividades 2015, año en el que organizó y gestionó más de 50 actividades y proyectos destinados a promover la internacionalización con marca y prestigiar la imagen país a través de las marcas líderes españolas.

El Foro destaca entre esas actividades la participación en la Feria Internacional de Turismo FITUR, el marco del proyecto ‘Turismo, marcas y exportaciones’, o en la ‘Cumbre Mundial del Turismo 2015’ celebrada en Madrid y organizada por World Travel & Tourism Council, además de decenas de debates y mesas redondas entorno a la internalización de las marcas.

Otros eventos impulsados por el Foro han sido la exposición ‘Indelebles: un viaje por la historia y la presencia internacional de las marcas españolas’, en colaboración con la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM) y la Marca España, o el lanzamiento del juego ‘Re-marca’, aplicación con la que demostraron por qué han sido colaborador oficial del Gamification World Congress 2015.

En ese Foro, bajo el título ‘Taking your brand global: how spanish brands can succed internationally’, Jan- Benedict Steenkamp, profesor de marketing en la Universidad de Carolina del Norte, enumeró la dos rutas tradicionales para la internacionalización: el crecimiento orgánico o la adquisición, señaló los valores de la calidad, innovación o diseño que aporta el origen geográfico de las marcas, y destacó la vía más rápida para la internacionalización en la actualidad: el canal digital, un medio de fácil acceso y a disposición de todas las marcas, incluidas las “marcas ciudad” o la “marca país”.

Los casos de Cataluña y Baleares

La masificación turística supone en muchos casos la desaparición de los antiguos habitantes de los centros de las ciudades y el cambio en el modelo de comercio de proximidad, que pasa a estar dedicado prácticamente en exclusiva a los visitantes.

En España, el debate sobre las consecuencias negativas de la masificación del turismo, unido a malas prácticas empresariales, han alcanzado gran relevancia en los medios de comunicación en un corto plazo.

Según el Observatorio de Turismo Irresponsable (OTI), Barcelona ha desarrollado durante los últimos años un proceso de acritud con respecto a los turistas, dado que la masificación de visitantes en algunas zona de la ciudad ha provocado para algunos residentes más problemas que beneficios, y cita una encuesta hecha por el propio Ayuntamiento de la ciudad, que refleja que “el 21,4 % de habitantes de la Sagrada Familia creen que el turismo es el principal problema del barrio. En el caso de Sant Pere, Santa Caterina y El Born, un 13,9 % opina igual, así como un 15,8 % en la Barceloneta”.

Pero los residentes son conscientes de que no es la propia actividad del turismo la que provoca problemas en su entorno, sino las malas practicas de un turismo de borracheras que promueven empresas con las ofertas “boatparty”, que degeneran en disturbios que afectan a quienes viven en las cercanías, y que viene unido a una proliferación de plazas de alojamiento no reguladas y en las que los visitantes no se sienten obligados por normas de convivencia generalizada.

Esta conflictividad ha dado paso a muchas reivindicaciones vecinales porque la presión turística en ciertas épocas del año y días se califica de insoportable, y a una reflexión final: “hasta el residente que menos tenga relación con el turismo, le ayuda en el día a día, porque es dinero que se mueve, impuestos que se recaudan y generan un beneficio”, pero la pregunta es a qué precio, porque no solucionar estos problemas puede producir un retorno negativo.

Según el concejal de Empresa y Turismo del Ayuntamiento de Barcelona, Agustí Colom, la encuesta pone de manifiesto que hay “un turismo de masas que tiene efectos sobre los residentes” y y reitera la voluntad municipal de abordar el asunto para mantener Barcelona como una “ciudad atractiva que busca un turismo sostenible y responsable”, objetivo en el que tendrá que recurrir también a especialistas de marketing para revertir la imagen negativa que se está extendiendo de Barcedlona en el mercado turístico internacional.

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Manu Mielniezuk: Hugo Israel planta sus quince toallas en una playa de Mallorca

Quince toallas contra el turismo masificado

El Diario de Mallorca publicaba el pasado 9 de septiembre un reportaje sobre una iniciativa reivindicativa en la playa de Es Molinar contra la contra la saturación de visitantes, protagonizada por el artista portugués Hugo Israel, quien representó sobre la arena su nueva obra, Baleares, ¿paraíso asfixiado?.

El objetivo declarado del artista es hacer un manifiesto sobre la «mala gestión del turismo» que se está produciendo en las islas, y para ello presentó en la playa del barrio palmesano una quincena de toallas extendidas, sin descuidar detalles como una sombrilla, una silla plegable, un cocodrilo hinchable o la clásica nevera portátil. La escena sorprendió a algunos de los paseantes, y hubo quien se lo tomó en serio y se sucedieron protestas por la ocupación de una parte significativa de la arena.

Hugo Israel explicaba a quien quisiera escucharle, que con las 15 toallas tendidas simbolizaba la amenaza de «asfixiar las playas» por un turismo incontrolado que afecta al «delicado ecosistema de las islas» y acaba con el equilibrio entre «el positivo auge del sector turístico y su sostenibilidad a nivel ecológico y humano».

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