La Palma y las estrellas

Cuaderno de bitácora

Trigésimo día del sexto mes de 2024. Cuado toca viajar a la Tierra soy de los primeros en apuntarme. En esta ocasión la misión será en la isla de La Palma, en Canarias. Se trata de visitar el complejo astrofísico del Roque de los Muchachos para compartir experiencias de la observación del universo desde el espacio y la superficie terrestre.

Antes hemos tenido unos días libres que nos han permitido visitar la isla y enamorarnos de ella como todo el mundo que viene a visitarla. El primer contacto fue con la ciudad de Santa Cruz de La Palma, una ciudad pequeña de apenas quince mil quinientos habitantes. Sus casas de colores y balconadas la hacen muy atractiva, la calles O’Daly, Álvarez de Abreu, o el paseo marítimo, da gusto recorrerlos contemplando los edificios acompañados de la brisa marina, o el viento.

Esta ciudad, como casi todas en la isla, está edificada sobre antiguas coladas, lo que hace que tengan pendientes muy pronunciadas. Contempladas de lejos hacen un mosaico multicolor de casas con cientos de colores distintos predominando los blancos, y el verdor de plataneras, viñas o vegetación exuberante. No son edificios altos, lo que permite cierto camuflaje con el paisaje.

La conquista de las Isla Canarias por el reino de Castilla se fue produciendo a lo largo del siglo quince. Desde la antigüedad estuvieron habitadas por sus aborígenes, teniendo frecuentes contactos, sobre todo en época romana, pero con la decadencia de este imperio las islas fueron quedando cada vez más aisladas. Durante la edad media se mantienen contactos pero son más bien pocos. El desarrollo de las islas queda paralizado por la falta de intercambios de todo tipo y la escasez de recursos.

Pero la conquista lo cambia todo, para bien y para mal. Todas las grandes y pequeñas ciudades son fundadas prácticamente por los invasores, muchas de las construcciones que podemos ver son de estilo colonial e indianas.

Visitamos el yacimiento arqueológico de El Tendal para hacernos una idea más cabal de cómo vivían los benahoaritas, el pueblo aborigen de La Palma. Visita obligada y muy recomendable.

Durante nuestro recorrido por la isla fuimos a ver, entre otros muchos lugares de interés, la playa de Los Nogales, el pueblo viejo de San Andres, el Charco Azul, el camino de los franceses, Barlovento y su faro, una odisea llegar a él y no poder verlo ya que está reconvertido en un alojamiento turístico. Hicimos pequeñas marchas, una por la Cuba de la Galga, un bosque primario fascinante, otra desde Villa de Mazo hacia La Tosca, o por la parte superior de la Caldera de Taburiente.

Todo lo referente a los volcanes lo dejaremos para otro Cuaderno dada su importancia en la isla y la tragedia vivida en 2021.

La-Palma-observatorios-©LGC-900x493 La Palma y las estrellas
La Palma, observatorios ©LGC

En los límites del Parque Nacional de la Caldera de Taburiente se encuentra el Observatorio Astrofísico del Roque de los Muchachos, inaugurado en 1985, un lugar privilegiado dada la altitud, unos 2400, las condiciones de luminosidad excepcionales por la climatología específica que se da por los vientos alisios, que provocan un inversión térmica, quedando las nubes por debajo de los 1500 metros de altura, el famoso mar de nubes que solo por eso ya merece la pena subir hasta el Roque, quedando los cielos completamente libres de nubes y polución.

El lugar es sin duda uno de los mejores de mundo para instalar telescopios terrestres, hay al menos doce que yo contara. El espectáculo visual que ofrecen todos ellos dispersados por la cumbre a diferentes alturas, aunque predominan los de cúpula, es espectacular, recuerda a esas imágenes futuristas de emplazamientos científicos en otros planetas. Entre la roca rojiza, los riscos, roques, y la vegetación de alta montaña componen una imagen que no se olvida.

Las observaciones que allí se efectúan nos ayudan a conocer mucho mejor, tanto el espacio que nos rodea, como el espacio profundo; los agujeros negros, fotografiados no hace muchos años por primera vez, las enanas rojas, supernovas, rayos gamma, radiaciones solares, radiaciones de alta energía y alta resolución. Pero, posiblemente, la joya de la corona sea el Gran Telescopio de Canarias, el mayor del mundo para la luz visible y el infrarrojo.

La visita al Centro de Visitantes situado un poco más abajo es obligada, el esfuerzo que ha hecho el Instituto Astrofísico de Canarias por construir unas instalaciones que permitan explicar a todo el mundo la complejidad del universo de una manera clara, sencilla, didáctica, interactiva y a la vez rigurosa es encomiable, el visitante saldrá con la sensación de que, en absoluto, estamos solos en el universo, hay miles de personas dedicadas a entender y explicarnos quienes somos y de dónde venimos. Gracias a todas ellas.

El motivo principal de nuestra visita a La Palma, además de los intercambios científicos, ha sido apoyar la iniciativa aprobada en 2007, promovida por el Instituto de Astrofísica de Canarias, contenida en la «Declaración sobre Defensa del Cielo Nocturno y el Derecho a la Luz de las Estrellas» para la que se creó la Fundación Starlight. Se trata de cuidar y defender el cielo nocturno, reconocerlo como recurso necesario para la vida, patrimonio intangible de la humanidad y que se garantice la capacidad de poder disfrutar de la luz de las estrellas.

La noche de ayer, asesorados por los profesionales de Astronorte, estuvimos observando el cielo nocturno. Hacía mucho tiempo que no observábamos desde la Tierra un cielo tan lleno de estrellas, miramos hacia arriba y nos encontramos con uno de los mayores espectáculos que se pueden contemplar en nuestra vida, y que hemos perdido, el cielo estrellado.

Extasiados, e ignorantes, no sabíamos dónde mirar de tanto detalles estelares como veíamos, cuando recuperamos el aliento, nuestros amigos nos fueron indicando todas las señales que la humanidad ha conocido, las estrellas, las constelaciones, el arco zodiacal (que nada tiene que ver con las habladurías del horóscopo), Polaris, Vega, Arturo, la Osa Mayor, la Menor,… pudimos ver con el telescopio las estrellas con luz blanca o roja con lo que significan, los cúmulos y nebulosas de estrellas, estrellas binarias, y hasta cuatro o cinco galaxias distintas a la nuestra. Un espectáculo para no olvidar.

De madrugada con los ojos aún llorosos del esfuerzo por fijar la vista y de la emoción volvimos a nuestro alojamiento para volver a soñar con las estrellas.

Luis González Carrillo
Cordobés de nacimiento y comunero al vivir en estas tierras de Madrid desde su infancia. Funcionario de la administración local, redactor de miles de informes y comunicaciones que le han permitido ganar la concreción y claridad necesaria, eliminando todo lo accesorio, para componer poemas con la métrica japonesa del haiku, tres versos de cinco, siete y cinco sílabas, habiendo editado dos libros con estas composiciones, Haikuario y En la frontera; esa misma experiencia, y sus lecturas, le han permitido comentar más de cien libros de novela y ensayo publicados en diversos medios locales. Desde hace dos años, además de seguir con el haiku, viene publicando de manera regular artículos bajo la denominación de Cuaderno de bitácora, en un claro homenaje a la serie Star Trek, consiguiendo un observatorio ideal para expresar sus opiniones sobre el presente, el pasado y el futuro de todo lo que acontece en el mundo natural, político, social o personal.

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