La seguridad y los periodistas

Ileana Alamilla[1]

En Guatemala, en el 2013 han aumentado considerablemente las violaciones a la libertad de expresión y las agresiones contra la Prensa, en comparación con los años anteriores.

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Hasta el 25 de noviembre, el Observatorio de los Periodistas de Cerigua documentó 54 violaciones contra miembros de la Prensa, en comparación con 36 que registró el 2012 y 33 en el 2011. O sea que este año hubo 18 agresiones más que en 2012 y 21 más que en el 2011.

En Centroamérica, Guatemala es el país que más periodistas asesinados reporta este año, superando a Honduras, donde tres trabajadores de la Prensa murieron de forma violenta. Nuestros vecinos, México y Honduras, están catalogados como los más peligrosos para ejercer el periodismo entre los países que no están en guerra.

La situación para la Prensa departamental es sumamente peligrosa. Las acciones de grupos del crimen organizado y de la narcoactividad han implantado censura y autocensura en el gremio, violando la libertad de prensa y el derecho a la información de la sociedad; hay temas que no pueden ser divulgados. Un clima de incertidumbre prevalece entre el gremio. Muchos han manifestado su temor por la presencia y actuar de estos grupos en sus departamentos, lo que se traduce en silencio. Mensajes, indirectas, recomendaciones y advertencias explícitas han recibido muchos de ellos. Casi ninguno se atreve a denunciar.

A estas dificultades hay que sumar las acciones de políticos locales, alcaldes y diputados que han censurado o amenazado a reporteros y periodistas. En algunas instituciones públicas se les niega el acceso a la información, sin embargo, a los reporteros que son afines a las autoridades se les brindan todas las facilidades. Estas actitudes han sido reiteradamente reclamadas, sin recibir respuestas.

En la capital continúa la intolerancia hacia el ejercicio periodístico. El informe reporta que policías, supuestos estudiantes y miembros de la seguridad presidencial han amenazado y agredido físicamente a comunicadores sociales. El escenario es peligroso y hostil; la impunidad sigue cobijando a los asesinos y a los actores que limitan, restringen, agreden y violentan la libertad de expresión, de prensa y el derecho a la información. Nos seguimos acercando a lo que está ocurriendo en México, enfrentando a similares delincuentes, pero con un Estado débil que no puede responder con idoneidad a las necesidades de seguridad de la población, ni garantizar que el contexto en donde trabajamos sea el adecuado para la función social que desempeñamos.

Criminales, autoridades prepotentes, funcionarios corruptos, fuerzas de seguridad incapaces y abusivas, pobladores irrespetuosos son algunos de los actores que están intentando amedrentarnos. Los registros de este año detallan que las fuerzas de seguridad estuvieron involucradas en 9 hechos y en 5 ocasiones los comunicadores fueron agredidos por diferentes grupos sociales o comunitarios.

El Estado de Situación de la Libertad de Expresión del Observatorio de Cerigua incluye un Mapa de Riesgo, en el que se muestran los departamentos de los que se publican temas riesgosos. Guatemala, Quetzaltenango, Escuintla, Huehuetenango y Petén son de los que más información sobre crimen organizado y narcoactividad se difunde. Departamentos considerados como parte de la llamada “ruta del narcotráfico”, como San Marcos, Alta Verapaz y Zacapa, aparecen con riesgo medio; Chiquimula y Jutiapa, con riesgo bajo, lo que podría confirmar que existe autocensura.

Así estamos.

  1. Ileana Alamilla, periodista guatemalteca, fallecida en enero de 2018.

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