La UE no puede hacer milagros en Ucrania

A los ucranianos los esperan años de dolores y agitación si deciden integrarse a la Unión Europea (UE) o un posible camino hacia la ruina si optan por no hacerlo, informa Pavol Stracancsky (IPS) desde Kiev

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La Plaza de la Independencia en Kiev el lunes 24 de febrero. Tras la revolución, Ucrania enfrenta un difícil camino hacia la integración con la UE. Natalia Kravchuk/IPS

Tras el alzamiento del fin de semana, que culminó con el derrocamiento del gobierno de Viktor Yanukovych, gobernantes europeos comprometieron su apoyo a este país de Europa oriental, mientras una administración interina da señales de estrechar vínculos con la UE.

Aunque esto satisface a muchos de quienes participaron en las protestas de los últimos tres meses –además de indignar a muchos prorrusos en oriente y sur del país–, nadie debería hacerse ilusiones sobre lo que Ucrania ganará y perderá si inicia el largo camino hacia la incorporación a la UE, advierten analistas.

«Las personas que se beneficiarán de la integración europea esperan cierto ‘dolor’ a medida que se asuman las reformas, por ejemplo desempleo y problemas económicos», dijo Lilia Shevstova, del Centro Carnegie de Moscú, en diálogo con IPS.

«Pero no saben del todo qué clase de padecimientos tendrán que soportar, ni que tendrán que atravesar un valle de lágrimas. Y si no lo logran, o si tienen un traspié, Ucrania se echará a perder y colapsará», añadió.

Aunque las manifestaciones de varios meses que culminaron con la salida de Yanukovych constituyeron un manifiesto sobre los varios fracasos del régimen mucho antes de que llegaran a su sangriento fin, la cuestión de integrarse o no a la UE fue un factor clave del descontento popular.

Las primeras protestas en la Plaza de la Independencia de Kiev, tras conocerse la noticia de que no se firmaría un acuerdo de asociación para el libre comercio con la UE, mostraron hasta qué punto muchos ucranianos sentían que era importante mantener vínculos más cercanos con Europa.

Según la UE, este acuerdo está nuevamente sobre la mesa.

Pero aunque este pacto ofrezca beneficios económicos a largo plazo, estos solo serán producto de reformas que resultarán muy costosas e impopulares, según observadores.

No está claro si una población que ya ha soportado años de recesión económica será capaz de mantener su entusiasmo por la UE en los muchos años que insumirá la plena implementación de las reformas.

«Estas reformas estructurales demandarán un esfuerzo enorme a los ucranianos», dijo a IPS el analista de desarrollo internacional Balázs Jarábik, del Instituto de Políticas de Europa Central, con sede en Eslovaquia.

Ese país se integró a la UE en 2004, luego de muchos años difíciles transformando su economía para cumplir con los criterios del bloque.

Al mismo tiempo, una relación más estrecha con la UE podría tener consecuencias severas para buena parte de la industria pesada de Ucrania, en la medida en que se tensen las relaciones con Rusia y eso lleve a perder los intercambios comerciales con ese vecino oriental.

Rusia es uno de los socios económicos más importantes de Ucrania y destino de buena parte de las exportaciones del complejo industrial-militar de este país.

«Esos sectores de la economía ucraniana que son de origen soviético, incluidos los vinculados a las Fuerzas Armadas y a la industria rusa, se verán muy afectados y se arruinarán o serán reestructurados», dijo Shevstova a IPS.

«Quienes permanezcan trabajando en fábricas y planes obsoletos sufrirán. Este será el precio de la reestructura», agregó.

Aparte de lo que la UE pueda hacer, si es que puede hacer algo, para compensar esta demolición de la industria a largo plazo, no está claro si es capaz, incluso con otros socios internacionales, de presentar un paquete de ayuda para responder a las necesidades financieras inmediatas de Ucrania, que este año se estiman en unos 35.000 millones de dólares.

«No es una suma tan grande en relación al producto interno bruto de la UE y en cualquier caso el apoyo financiero debería venir del Fondo Monetario Internacional», dijo Jarábik a IPS.

«Pero teniendo en cuenta las consecuencias políticas (de tal medida) y el contexto de los rescates griego y chipriota, no creo que los contribuyentes europeos tengan muchas ganas de rescatar a Ucrania», agregó.

Sin embargo, para muchos ucranianos proeuropeos lo importante de la UE no son solo los beneficios comerciales de un acuerdo de asociación. Muchos sienten que así finalmente Ucrania se sustraerá de la esfera de influencia ideológica y social de Rusia.

Quienes critican al gobierno de Yanukovych lo acusan de haber sido un títere del Kremlin, que reflejaba la manera de conducirse de Moscú, con corrupción, amiguismo, nepotismo y una flagrante falta de consideración por los derechos humanos.

A medida que las protestas se prolongaban, algunos manifestantes expresaban que las opciones eran una Ucrania vasalla de Rusia y seguidora de la ideología represora del Kremlin o un país moderno funcionando según los principios de la UE: un Estado de derecho y una sociedad abierta y libre.

Pero abundan quienes señalan que la sociedad no está plenamente consciente de qué obtendrá acercándose a la UE y firmando un acuerdo de asociación que solo genererá beneficios económicos limitados.

«Pocos manifestantes leyeron el texto del acuerdo de asociación. La mayoría piensan que inmediatamente después de que se firme podrán viajar a Europa sin visa, se acabará la corrupción en Ucrania y la vida será como en Europa. Pero ese no es el caso», dijo a IPS la asistente de ventas Vera Kovalenko.

Los medios de comunicación occidentales también han retratado el sentimiento contrario a la UE en la población del este y el sur del país, donde viven los ucranianos de origen ruso que constituyen un sexto de la población.

La generalizada antipatía hacia las protestas y el abierto sentimiento prorruso en esa zona de Ucrania contribuyeron a describir la cuestión de la incorporación a la UE como una lucha entre el oeste y el norte del país contra el este y el sur.

Pero esa es una mirada superficial.

«El asunto de la UE genera divisiones, pero que son menores entre los jóvenes y los más educados. Este sector de la población, no importa en qué región del país viva, quiere estrechar lazos con el bloque», señaló a IPS un comerciante de Kiev de 42 años, Vladimir Pavlenko.

«Entre la población de más edad, la del occidente y del norte es más favorable a la UE, mientras la del oriente y el sur se inclina más hacia Rusia. Pero, en cualquier caso, la mayoría no tiene ni idea de qué es realmente la UE», agregó.

Hay quienes sin embargo avizoran un futuro brillante para una Ucrania que no se alíe ni a la UE ni a Rusia.

«No creo que Ucrania deba integrarse a la UE. Simplemente necesitamos consolidar nuestra situación, y luego podremos avanzar como un país común, independiente y abierto a la cooperación con todos», dijo Katia Gerus, de 39 años, secretaria en la oriental Donetsk.

«Tenemos nuestros recursos y podemos hallar nuestro propio camino. Tenemos la oportunidad de hacer lo correcto y por nuestra cuenta», añadió.

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