África posee todos los elementos necesarios para consolidarse como uno de los futuros líderes globales de la industria de la moda, afirma un estudio de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), informa la IPS desde París.
Audrey Azoulay, directora general de la Unesco, dijo al presentar el informe que «la industria de la moda en África está despegando con fuerza y este informe pone de manifiesto su potencial para seguir prosperando».
«El sector presenta un gran potencial para la economía, la inserción de los jóvenes, el empoderamiento de las mujeres y la difusión de la cultura africana a escala mundial», agregó Azoulay.
Un primer elemento es que África es un importante productor de materias primas, con 37 de los 54 países del continente dedicados a la producción de algodón.
Además, es un destacado exportador de textiles con un valor superior a quince mil millones de dólares anuales y un importador de tejidos, ropa y calzado con un valor de veintitrés mil millones de dólares al año.
En el continente se observa una tendencia creciente hacia el consumo de moda «Made in África» (hecho en África), especialmente entre la población joven -los menores de veinticinco años representan cincuenta por ciento de la población total- y entre la creciente clase media, que ya abarca más de 35 por ciento de la población en algunos países.
Esa tendencia está generando nuevos mercados de consumo. También se observa un crecimiento muy rápido del sector digital, lo cual favorece el comercio dentro del continente, así como la aparición de jóvenes talentos.
El valor de mercado de la ropa y el calzado solo en África subsahariana se estimó en 31.000 millones de dólares en 2020, y seguirá creciendo cada año.
La cifra incluye la venta al por menor de artículos de moda importados que podrían ser sustituidos por producción local y amplificar aún más el potencial del sector para generar empleo e ingresos sostenibles.
En África se organizan cada año 32 Semanas de la Moda. Actualmente se celebra una en Lagos, la megalópolis nigeriana con veinticuatro millones de habitantes.
Según el reporte, esas semanas son «un claro testimonio del abundante talento presente en el continente en áreas como la alta costura, la artesanía y la confección».
El estudio de la Unesco recoge estimaciones de que en los próximos diez años aumente en 42 por ciento la demanda de artículos de alta costura de origen africano.
Para apuntalar ese desarrollo «es esencial que los diseñadores, profesionales y toda la infraestructura de producción y distribución reciban un mayor apoyo por parte de las autoridades gubernamentales», apuntó Azoulay.
Cuatro desafíos deben abordar los gobiernos y responsables de la toma de decisiones, y el primero de ellos es reforzar la protección jurídica de los creadores y los profesionales, en materia de propiedad intelectual, remuneración, condiciones de trabajo, derechos sociales y capacidad de organizarse en sindicatos.
La Unesco informó de que ya está ayudando a veintitrés países africanos para que mejoren la situación de los artistas por vía legislativa y reglamentaria.
Un segundo desafío es invertir en las pequeñas y medianas empresas que, en la actualidad, constituyen noventa por ciento de las del sector de la moda en África.
Ellas están extendidas por todo el continente y son las principales garantes de la diversidad de las prácticas y las expresiones culturales. Además, generan empleos y son un importante motor para los jóvenes que quieren entrar en el sector.
Además, el reciente crecimiento del comercio electrónico en África, que aumentó de trece por ciento en 2017 a veintiocho por ciento en 2021, ha acelerado el desarrollo del sector de la moda, facilitando el acceso de las marcas a una base mucho más amplia de consumidores locales y mercados internacionales.
Luego, se deben establecer normas medioambientales ejemplares. A pesar de que la industria de la moda es una de las más contaminantes, África tiene la capacidad de hacer un mayor uso de materiales locales, innovar con tejidos sostenibles y concienciar a la población sobre tendencias de consumo sostenibles.
Por otro lado, la ropa de segunda mano es un mercado global muy dinámico, contribuyendo con un tercio de las importaciones mundiales. Sin embargo, enfrenta un desafío importante en cuanto a la falta de opciones de reciclaje, ya que cuarenta por ciento de estas prendas terminan en vertederos, ríos e incluso en océanos.
También se deben mejorar la transmisión de conocimientos y la formación. África cuenta con técnicas textiles y conocimientos tradicionales únicos en el mundo, algunos de los cuales ya se encuentran protegidos por la Unesco.
El informe insta a los países a desarrollar programas de formación para que estas prácticas se transmitan de generación en generación y sigan inspirando a los jóvenes creadores.
Al mismo tiempo, la Unesco hace un llamado a incrementar la oferta de formaciones en profesiones clave, como control de calidad, derecho comercial y mercadeo, así como a ampliar la capacitación en nuevas tecnologías, tales como la impresión 3D y el comercio electrónico.
Finalmente, la Unesco subraya que, además de su valor económico, el sector de la moda también posee una rica importancia cultural, tanto desde el punto de vista de las habilidades tradicionales como de la creatividad contemporánea.