«Le rire et le couteau», de Pedro Pinho

Una perla portuguesa entre las cenizas del cine mundial

«Le rire et le couteau» (la risa y el cuchillo), (O riso e a faca, título original en portugués) segundo largometraje del cineasta, guionista y productor portugués Pedro Pinho se ha estrenado este verano en Francia, tras su paso en mayo pasado por el festival de Cannes.

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Si el año pasado fue el también portugués Miguel Gomes, quien nos sorprendió con su brillante «Grand tour», en 2025 es Pedro Pinho quien nos ofrece una nueva perla del cine lusitano brillando entre las cenizas del cine mundial estandarizado que invade masivamente las pantallas de cine y televisión.

Escapando a reglas y formatos, para mejor reivindicar el cinematógrafo como una alquimia entre géneros artísticos, que van de la imagen en movimiento al sonido y la música, de la comedia a la intriga y la aventura, del documental a la ficción, de la escritura a la improvisación, Pedro Pinho nos embarca en un viaje a través del desierto mauritano hasta Guinea Bissau, en esa África poscolonial tan cerca y tan lejos de nuestro mundo occidental.

Encuentro sensual y reflexión política sobre el pasado y el presente poscolonial, sobre el deseo, la sexualidad y las relaciones de poder, sobre la ecología, el denominado progreso y las buenas intenciones en el viaje iniciático de ese joven ingeniero a quien han encargado un informe sobre la factibilidad de construir una moderna carretera entre el desierto y el bosque. Sin olvidar tampoco la intriga sobre la misteriosa desaparición de un ingeniero italiano que le precedió en su misión.

Un proyecto que divide a los que defienden su modo de vida ancestral en contacto con la naturaleza y en autosuficiencia económica, y a los que comulgan con la modernización y el progreso de ese desarrollo sin duda útil, pero que arrastra consigo el germen de la corrupción, del fácil enriquecimiento de una élite y de la desigualdad social.

Su protagonista Sergio, un ingeniero que trabaja para una oenegé medioambiental, atraviesa en coche la desértica frontera con Guinea Bissau (antigua colonia portuguesa) en una secuencia que abre y da el tono del film, cuando el aduanero le reclama como ‘bakscheesh’ o coima un simple libro para ocupar su soledad con la lectura. Bienvenido a esa África tan difícil de entender desde nuestra mirada eurocentrista.

En su rocambolesca llegada a Bissau, Sergio entra en contacto con la oenegé que le contrató y va a entablar amistad con dos personajes pintorescos: Diara una joven restauradora experta en apaños diversos y Jonnathan un excéntrico brasileño transexual que le ponen en contacto con la comunidad queer del lugar. Un viaje iniciático que pone a prueba sus convicciones profesionales en sus diversos encuentros, así como su propia identidad bisexual en la relación con sus dos amigos.

En contacto con las élites económicas del país que le proponen dinero para acelerar un informe favorable al proyecto urbanístico, Sergio deambula en el mundo nocturno de las discotecas, y desde su aparente ingenuidad descubre ese mundo subterráneo de corrupción y prostitución. El racismo latente y explícito de los colonos pone en tela de juicio sus buenas intenciones, mientras es receptor de consejos y amenazas más o menos veladas.

Continente africano en el que Sergio observa códigos y costumbres y escucha atónito a una mujer que le pregunta incrédula «¿Es cierto que en Europa echan agua potable para limpiar las letrinas?». Mientras tanto, las ancianas recuerdan en sus charlas los momentos heroicos de la lucha contra el colonialismo portugués.

El mundo de los expatriados, de la cooperación económica y de las oenegés humanitarias, en esa África en donde cohabitan el deseo, la violencia, el erotismo y el poder, donde persiste esa permanente frontera entre blancos y negros, colonos y colonizados. Guilherme dice con mucho humor a Sergio cual es la diferencia entre un portugués y un brasileño: «Yo soy negro y tu blanco, yo colonizado y tu colonialista».

Pedro Pinho y su alter ego Sergio se plantean incesantes preguntas, sin pretender nunca haber encontrado la solución al final de ese embriagador viaje cinematográfico, que nos habría gustado continuar.

Tres horas y media de metraje en esta película que se pasan volando, y de la que existe una versión más larga de cinco horas y media, que fue descartada por la producción para permitir su explotación en las salas comerciales. Pedro Pinho no excluye sin embargo el posible estreno de la versión larga.

Un largo proceso de escritura del guión, todo un trabajo de preparación con actores profesionales y no profesionales, seis meses de rodaje y dos años de montaje han sido necesarios para llegar a esta versión «corta» definitiva y estrenada.

Pedro Pinho filma a sus personajes siguiéndoles con su cámara a la manera del cine documental, privilegiando la puesta en situación y la improvisación a la estricta puesta en escena. Un previo trabajo de repetición con los diálogos propuestos, pero dejando un amplio margen a la iniciativa de sus actores, que se mueven en decorados naturales.

Los dos personajes principales Diara y Sergio, son actores profesionales con experiencia teatral en Portugal (Cleo Diara y Sergio Coragem», en cuanto a Jonnathan (Jonnathan Guilherme) es modelo y profesor de balonvolea en Barcelona y fue encontrado al preparar el casting que cuenta con no profesionales y numerosos extras en los lugares de rodaje. Los tres personajes principales (Sergio, Cleo y Guilherme) utilizan en la ficción sus verdaderos nombres de pila.

La música, bien pensada y premeditada, es aquí un elemento clave para dar el mejor ritmo al relato en su esmerado montaje. Como destaca Pedro Pinho en sus entrevistas, la música de Guinea Bissau, como la de Super Mama Djombo (que jugó un papel importante en la lucha anticolonial) o la música brasileña como la canción de Tom Zé «O riso e a faca» que da poético título al film, y las músicas en la discoteca han servido de hilo conductor para dar su ritmo a la narración desde la escritura del guión.

«Quiero ser la risa y el diente
Quiero ser el diente y el cuchillo
Quiero ser el cuchillo y el corte
en un único beso rojo…»
Tom Zé (O riso e a faca)

Pedro Pinho estudió en la escuela de cine y teatro de Lisboa, en la escuela Louis Lumiere en París y en el London Film School en Londres. Guionista, cineasta y productor se dio a conocer en 2008 con el documental Bab Sebta, rodado en Mauritania. Siguió después «Un fin del mundo» en 2013, mediometraje de ficción sobre la vida de los jóvenes en una barriada periférica de Lisboa. En 2014 codirigió con Luisa Homem el documental «As ciudades e as trocas» rodado en la zona portuaria de Cabo Verde.

Su primer largometraje de ficción fue en 2017 el también formidable «La fábrica de nada» presentado en la Quincena de realizadores de Cannes, donde ganó el premio FIPRESCI.

Estrenada en Francia el 9 de julio de 2025, «Le rire et le couteau» fue presentada en Cannes 2025 en la sección ‘un certain regard’ y galardonada con el premio a la mejor actriz para Cleo Diara.

Julio Feo Zarandieta
Periodista profesional en Francia desde 1976. He trabajado durante 35 años como periodista (Responsable de edición y critico de cine) en el servicio en castellano de Radio Francia Internacional. Pero también como corresponsal en Paris de diversos diarios y semanarios españoles y critico en Cine Classics (canal plus). Jubilado desde el 2013, escribo ahora en Periodistas en español y en Aquí Madrid. Miembro del Sindicato Francés de la critica de cine y de Fipresci, he cubierto numerosos festivales de cine internacionales, muy especialmente Cannes y San Sebastián. Militante antifranquista en los años sesenta, resido en Francia desde 1974, fecha en que me acordaron el asilo político. Hoy en día tengo la doble nacionalidad hispano francesa.

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