Mastropiero que nunca; 50 años de humor y música, «humoristas que utilizan como vehículo la música, el buen gusto y la inteligencia» tal y como se definen los miembros de Les Luthiers. Las escenas cómicas, las interpretaciones de canciones acompañadas de instrumentos que nosotros mismos fabricamos y unos años para hacer un buen trabajo, mejorar y ejercer con altura de este bendito oficio de hacer malabarismo con la música, las palabras y las ideas, para que el público, ría a carcajadas, decían hoy.
¡Gracias, gracias, gracias! Este premio es una de las pocas cosas en toda nuestra historia, ahora podemos confesarlo sin rubor, que soñábamos con ganar» decían al recibir emocionados el veredicto del jurado.
Les Luthiers comenzaron en la facultad, poco a poco, sin proponérselo como ellos dicen, de ser un grupo festivo de los coros universitarios a los café concierto de los 60, a teatros, a grandes teatros, a giras, y así, cinco décadas después, llenando butacas en cualquier lugar del mundo. Actualmente son Carlos López Puccio, Jorge Maronna, Carlos Núñez Cortés, Martin O´Connor, y Horacio «Tato» Turano.
Entre sus frases célebres en donde siempre se ejemplifica el sentido del humor, podemos encontrar las siguientes:
- Lo importante no es ganar, sino hacer perder al otro.
- Todo tiempo pasado fue anterior…
- La pereza es la madre de todos los vicios, y como madre, hay que respetarla…
En 2015 Daniel Rabinovich, miembro desde su fundación falleció y el grupo se resintió porque ya nada sería lo mismo. Sí lo ha sido porque hoy, el reconocimiento de su valía ha sido galardonado. Un grupo que hoy permanece unido, como hermanos. Personas que sobrevivieron a la tristeza y que hoy siguen cantando al amor y a la risa. Lo que empezó para hacer unas risas se ha convertido en una carrera profesional reconocida cinco décadas después.
Inicialmente fueron I Musicisti, pensaron también en Musicómicos, Los Excedentes, pero luego se decidieron por el nombre Les Luthiers. Siempre les costó explicar qué es lo que hacían, porque hacer, hacer, no hacían nada especial, salvo hacer reír, música, mímica, tocar cosas surrealistas con instrumentos aún más surrealistas, en fin, nada serio para que fueran creidos a todas luces. Entre sus obras más reconocidas están El Bolero de los Celos, La Bella y Graciosa Moza Marchose a Lavar la ropa, Solo necesitamos, La Hija de Escipión, Por Humor al Arte, entre otros.
«Somos más hermanos que amigos, dicen, hemos convivido y tenido mucho en común. Vos con tu hermano no eres necesariamente sos amigo, sos compinche profundo, tenés lazos muy sólidos, nos hemos juntado y separado como amigos, según las circunstancias, según cómo íbamos creciendo» añaden.
Tuvieron peleas, cómo no, brutales, terribles, como han definido siempre, pero se solucionaron con el diván y la amistad. Su psicoanalista, Fernando Ulloa ayudó mucho. Un trabajo desconocido pero que hizo crecer al grupo de forma individual y posteriormente se amoldaron al prójimo con quien compartían algo más que amistad y humor. Ya no están ni Gerardo Masana, fundador del grupo ni Daniel Rabinovich, la ausencia más presente en este galardón pero en Les Luthiers permanecen sus risas y sus salidas de tono, sus carcajadas y sobre todo el recuerdo inmenso del público que los ve sin estar.
Todos son uno, cincuenta años después, mastropiero que nunca…sin duda alguna.