Secuestrados o vendidos por las personas a quienes han pagado para que les ayuden a cruzar el Mediterráneo y llegar a Europa, los migrantes subsaharianos, procedentes de Mali, Ghana y Niger principalmente, se venden en subasta en Libia, en un mercado que funciona en los suburbios de Trípoli, por menos de 400 euros, como acredita un vídeo conseguido por los periodistas del canal internacional CNN y emitida el 14 de noviembre de 2017. Según la información que hoy reproducen los grandes diarios internacionales, las subastas se suceden un par de veces al mes.
Dos reporteros estadounidenses de CNN recibieron un vídeo amateur en agosto pasado, en el que se veía la subasta de un hombre ante una multitud congregada en torno, y acudieron a Libia para corroborarlo. Allí han conseguido acceder al lugar en que “los hombres se exhiben como si fueran ganado, y se venden a quien hace la mejor oferta” y, con cámara oculta, grabar una de las ventas nocturnas en un poblado de los alrededores de Trípoli. Esos esclavos del siglo XXI irán después a trabajar en los campos o en la construcción, sin ningún derecho, tras pasar directamente de las manos de sus raptores a las de sus propietarios.
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) ya constató en mayo de 2017 la existencia de mercados de esclavos. En un informe, explicaba el trayecto de algunos migrantes senegaleses y ghanianos, capturados durante su periplo para llegar la costa, y posteriormente revendidos.
Según la información de la edición francesa del diario Huffington Post, Libia, donde hay cerca de 15 000 migrantes africanos retenidos por bandas armadas, se ha convertido en una auténtica plataforma del tráfico de seres humanos. En el origen de este tráfico está la crisis migratoria, explican los periodistas estadounidenses en su reportaje. Los miles de personas que anualmente intentan huir del continente africano para llegar a Europa pasan por la frontera libia desde donde, en teoría, unos barcos les cruzarán el Mediterráneo. La situación económica catastrófica y la inestabilidad política de la región favorecen el aumento de todo tipo de tráficos, entre ellos el de seres humanos porque el aumento de controles en las costas hace que cada vez sea más difícil conseguir hacer la travesía por lo que, sin dinero y atrapadas en Libia, las personas se convierten en mercancía para quienes estaban destinados a pasarlos entre las dos orillas.
Pero Libia no es el único país donde se venden hombres como si fueran objetos o animales. En un informe de la Organización Internacional del Trabajo dirigido a la Asamblea general de la ONU, en el mundo hay más de 40 millones de personas víctimas de esclavitud.
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