Situado en la periferia sur de Damasco, el campo de refugiados de Yarmouk fue creado en 1957 para acoger a los refugiados palestinos tras la guerra de 1948. En 2002 con cien mil habitantes, el campo era una de las más importantes diásporas palestinas en el mundo.
Al estallar la revolución siria, el régimen de Bachar Al Assad asedió el campo de Yarmouk, el realizador palestino Abdallah Al-Khatib, quien trabajaba para la ONU al estallar la guerra, filmó con su cámara las privaciones cotidianas padecidas por hombres, mujeres y niños durante el asedio de 2013 a 2015, en el que 181 habitantes de Yarmouk murieron de hambre.
En 2015 los islamistas ocuparon el lugar. La tragedia persistió en 2018 con el bombardeo de los aviones rusos y sirios contra el Estado islámico, destruyendo el ochenta por ciento del campo de refugiados palestinos, cuyos habitantes viven hoy dispersados a través del mundo.
Al Khatib salió de Yarmouk en 2015, viajando a Turquía y luego a Alemania. Desde el exilio, como testigo y víctima de esa tragedia ha dado forma artística y cinematográfica a aquellas imágenes filmadas durante el asedio, que constituyen hoy un poderoso testimonio sobre la brutal represión del régimen sirio contra la población civil.
Pero mas allá de este hecho histórico poco divulgado de la reciente guerra en Siria, las imágenes transfiguradas por el montaje y la reflexión poética del autor tienen una fuerza cinematográfica y alcance universal, en su denuncia del horror absoluto de la guerra y en la captación de esa resistencia humana frente al hambre, la miseria y a los bombardeos.
Su cámara capta la vida cotidiana durante el asedio. Los niños que siguen jugando en medio del horror o que se alimentan comiendo hierbas en un campo, pero que atraviesan con sus miradas graves la buena conciencia del espectador, son imágenes potentes cuya universalidad acusa a la hipocresía de todos los gobiernos responsables de ese asedio, y de aquellos que lo permitieron o ignoraron alimentando los beneficios de la industria armamentista.
Durante el asedio la vida continua, un piano en la calle sirve para un improvisado concierto, los habitantes manifiestan y reclaman la intervención de la cruz roja, mientras escuchamos la voz del narrador: el asedio es largo como un día de cárcel… abre los ojos y grita: ¡Venceré al asedio!, ¡venceré al asedio!
«Todas las imágenes que figuran en el documental, las filmé durante el asedio, sin ninguna puesta en escena particular, a excepción de aquella secuencia en que se me ve llamando a mi madre desde la calle -afirma Abdallah Al-Khatib- durante el asedio caminaba con la cámara y filmaba sin objetivo preciso».
«Lo que si tenia claro es que no quería vender imágenes espectaculares a la prensa o la televisión de los muertos, el hambre o la destrucción… Mi intención era documentar la experiencia humana del asedio de manera poética… Fue después, al llegar a Alemania, cuando me plantee dar una estructura narrativa a todo lo que había filmado».
Durante los dos años que duró el asedio de Yarmouk, Al Khatib escribió un texto poético titulado «las 40 reglas del asedio», de próxima publicación, que es una hermosa reflexión humana sobre ese cautiverio forzoso:
«…Ríe de buena gana cada vez que te sorprendas por el sabor del azúcar, tu vencerás el asedio, tendrás de nuevo el derecho de reír o de llorar por buenas razones. Yo, me ahogo (…)
Bajo el asedio resiste contra ti mismo, contra tu ahogado deseo de justicia que te incita constantemente a la venganza (…)
La alegría de los niños es una victoria contra el asedio (…)
El tiempo es la mas temible prisión del asediado (…)
Durante el asedio la gente desespera pues no sueñan ya en su futuro. Sueña por lo tanto para vencer el asedio. Yo, no sueño. (…)
El asedio encierra todo salvo tu corazón, entonces no te resignes. (…)
Y si mueres… serás libre igualmente. De todas maneras, vas a ganar. Yo, no espero nada»
(Fragmentos escogidos de «Las 40 reglas del asedio» de Abdallah Al-Khatib)
La película fue seleccionada por ACID asociación de cine independiente en el marco del festival de Cannes 2021, Y obtuvo el premio Ulysse en el festival de Montpellier.