Los ultraconservadores hermanos Koch quieren comprar periódicos para negar el cambio climático
Mercedes Arancibia y José Luis Delgado
Los propietarios de Tribune han puesto a la venta sus medios de comunicación escritos -que incluyen periódicos de todo el país, como Los Angeles Times, Chicago Tribune y seis diarios más- para dedicarse en el futuro a sus 23 canales de televisión y los hermanos Koch están dispuestos a hacerse con esas cabeceras para vender en ellos sus campañas en contra la ciencia y el medio ambiente.
¿Quiénes son los hermanos Koch?
Entre las 20 mayores fortunas del mundo, los hermanos Charles y David Koch –a quienes el periodista Hillel Aron, de la revista “LA Weekly”, presenta como «los infames hermanos multimillonarios de derechas”- figuran en los lugares 6 y 7 con unos recursos estimados en 34.000 millones de dólares. Los hermanos Koch -cuyo padre, Fred Koch, fundador del emporio, inventó en 1927 un método eficiente para refinar el petróleo y obtener gasolina, construyó 15 refinerías para Stalin, fue un detractor del New Deal y denunció “la infiltración de comunistas” en los partidos Republicano y Demócrata- “han ganado su colosal fortuna en la petroquímica y ahora dedican ese tesoro de guerra a la difusión de las ideas populistas de la extrema derecha americana” (L’Express, diciembre 2011).
Cada uno de ellos posee el 42% de Koch Industries Inc., un grupo químico y de refinería implantado en Wichita, Kansas, “que es un monstruo: 100.000 millones de dólares anuales en cifra de negocios (hasta dos veces el PIB de países como Bulgaria), tienen refinerías hasta en Alaska y 6.500 kilómetros de oleoductos”, se podía leer en el semanario francés Le Point en 2010. David Koch preside la Fundación Americans for Prosperity, un activo apoyo económico del Tea Party. El grupo Americans for Prosperity (AFP), fundado por David Koch en 2004 para «educar al público en cuestiones económicas» cuenta con un millón y medio de afiliados que, en las elecciones al Congreso de 2010, financiaron a los candidatos republicanos del Tea Party con 40 millones de dólares. Otra partida estuvo dedicada a denunciar en publicidad radiofónica “el socialismo de Barack Obama”. También son propietarios de fábricas de otro tipo de objetos de consumo, que van desde el papel higiénico hasta la moqueta, o la carne, además de poseer la licencia mundial de la Lycra, el rey de las fibras sintéticas.
Los negocios de los hermanos Koch que, por cierto, tienen nombre de bacilo pernicioso (¿predestinados?) – mantienen una oposición feroz a la intervención del Estado en los terrenos económico y social “que va mucho más allá de un simple conservadurismo” (Libération)- son “la mayor maquinaria de guerra utilizada para negar el calentamiento global», subraya en Le Point Kert Davies, director de investigación de Greenpeace. ¿Su credo? La desregulación a cualquier precio. ¿Su portavoz? El Tea Party. ¿Coste del lobbying? Varios cientos de millones de dólares para subvencionar decenas de institutos anualmente: “Organizan incluso campamentos de verano para niños cuyos juegos consisten en burlarse de la Agencia para la protección del Medio Ambiente”, asegura Lee Fang, del Center for American Progress.
Mecenas también de artistas líricos y de la música clásica en general, amante del ballet y la ópera, David Koch, cuya fortuna combinada de 35.000 millones de dólares es superada sólo por las de Bill Gates y Warren Buffett, lo mismo financia las actividades fundamentalistas del Tea Party que la supervivencia de un lugar emblemático, como el Centre Lincoln de Nueva York, rebautizado ahora en honor de su nuevo benefactor como “David H. Koch Theater”. La contrapartida han sido 100 millones de dólares inyectados en 2009 para renovar la acústica del edificio de cristal. A los 70 años, con casi dos metros de altura, todavía se mantiene erguido quien tuvo que renunciar a sus sueños de gloria en el basket cuando le implantaron dos prótesis de rodilla; ahora se dedica fundamentalmente a firmar cheques: para el Museo de historia natural o para fundar un centro de investigación del cáncer en el emblemático MIT (Massachusetts Institute of Technology) que, por otra parte, no tiene nada de desinteresado: hace dieciocho años que padece un cáncer de próstata aunque pretende estar protegido por “la mano de Dios” desde que en 1991 saliera indemne del accidente de un Boeing 737, ocurrido en Los Angeles, en el que fue el único superviviente entre los pasajeros de primera clase. En 1996, a los 55 años, se casó con Julia Flesher, hija del «rey de la chatarra” de Arkansas, que tenía 32 años, con la que comparte un apartamento de 800 metros cuadrados en Park Avenue, varias casas de campo “de estilo francés” y un yate inmenso.
Antes de la “operación Tribune”, hace un año los hermanos Koch intentaron echar a la dirección actual para apoderarse del Cato Institute, octavo think tank según los periodistas estadounidenses y “el mayor laboratorio de ideas liberal”, que atravesaba entonces una crisis mayúscula, según contaba la publicación digital Contrepoints.org, “para convertirlo en un centro de oposición directa a Barack Obama durante la última campaña presidencial”, provocando la reacción de comentaristas como Steve Chapman, del Chicago Tribune, quien anunció que “los hermanos Koch cambiarán el oro en paja: el valor de Cato reside en el hecho de que no es una entidad política sino un laboratorio de ideas”. Un economista como Paul Krugman, al que los mejor informados sitúan en la izquierda neokeynesiana, mostró en su blog una gran preocupación por la entrada en el consejo de administración de Cato del neoconservador John Hinderhaker, llegado de la mano de los hermanos Koch: «ferviente hincha de George Bush y de la intervención en Irak”.
Que Tribune Company no venda sus periódicos a los hermanos Koch
La Liga de Votantes por la Conservación de Estados Unidos ha puesto en marcha una campaña de recogida de firmas para evitar que los multimillonarios ultraconservadores hermanos Koch, uno de cuyos principales méritos es negar el cambio climático para poder seguir produciendo en sus empresas con total desprecio de las normas medioambientales, consigan llevar a cabo su propósito de hacerse con un pilar de la democracia: la información.
“Los propietarios de la empresa Tribune han puesto a la venta sus activos de medios de comunicación escritos -que incluyen periódicos de todo el país, como Los Angeles Times, Chicago Tribune y seis diarios más- para dedicarse en el futuro a sus 23 canales de televisión, y los hermanos Koch están dispuestos a hacerse con esas cabeceras si no lo impedimos ahora. No podemos permitir que los hermanos Koch controlen algunos de los periódicos más respetados de Estados Unidos, para vender en ellos sus campañas en contra la ciencia y el medio ambiente. Los sindicatos, grupos ecologistas y de derechos civiles de todo el país se han unido para formar la “Coalición para Salvar nuestra información -y ya han entregado más de 500.000 firmas de personalidades en la Compañía Tribune. Pero, a medida que la decisión se acerca, necesitan nuestra ayuda para mantener la presión”, dice el comunicado de la Liga de Votantes que incluye un enlace para poder sumarse a la protesta.
Firma la petición a la Compañía Tribune
“Sabemos de sobra lo que los hermanos Koch hacen con su dinero procedente de la energía sucia: envenenan nuestras ondas durante las elecciones –como hicieron en la última campaña presidencial- con el fondo de los 17 think tanks que patrocinan, destinado a propaganda de la negación del cambio climático, para conseguir así compinches en el Congreso que les ayuden a bloquear las acciones destinadas a proteger el aire que respiramos y el agua que bebemos”.
“Millones de lectores confían en periódicos como Los Angeles Times y el Chicago Tribune para una amplia cobertura de temas ambientales importantes. Si los hermanos Koch se hacen con el control de estas fuentes de información, no sólo dispondrán de una poderosa plataforma para la propaganda anti-ciencia sino también para evitar la cobertura de otros temas críticos que el público necesita conocer”. Además de los mencionados, pertenecen a la cadena Tribune diarios como Baltimore Sun, Orlando Sentinel, Hartford Courant… Diarios regionales serios, algunos de ellos famoso por la calidad de sus investigaciones. El precio de venta se estima en 623 millones de dólares (481 millones de euros). Preguntada por el corresponsal del diario francés Libération, la especialista en medios de comunicación Arlene Morgan, de la Escuela de Periodismo de Columbia, resume el parecer de la opinión pública estadounidense: “La única razón para que los Koch quieran apoderarse de LA Times o el Chicago Tribune es para defender sus opiniones políticas”.
(imagen: José Luis Delgado)