El monto de las remesas que envían los migrantes a sus países de origen se multiplicó por seis en veinte años y supera la inversión extranjera directa en las naciones en desarrollo, muestra un nuevo estudio de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), informa la IPS desde Ginebra.
Entre los años 2000 y 2022, las remesas en el mundo aumentaron 650 por ciento, pasando de 128.000 a 831.000 millones de dólares, y la tendencia alcista se mantuvo incluso durante la pandemia de la COVID-19 y bajo el impacto económico de esa crisis.
El Informe sobre las Migraciones en el Mundo 2024 también muestra que se han alcanzado cifras récord de personas desplazadas, al tiempo que destaca a la migración internacional como agente que impulsa el desarrollo humano y el crecimiento económico.
De los 831.000 millones de dólares remitidos en 2022, fueron enviados por los migrantes a países de renta media y baja 647.000 millones de dólares, y en muchos casos «pueden conformar una porción muy significativa del Producto Interno Bruto de esos países», de acuerdo con el informe de la OIM.
Sin embargo, este organismo de las Naciones Unidas señala que «persisten los desafíos de la migración y es imperativo atajar cuanto antes las crisis de desplazamiento».
Xenofobia, discriminación y abusos
Aunque la mayor parte de la migración internacional es regular, segura y enfocada regionalmente, el tema ha tomado un cariz político plagado de información errónea que da lugar a fenómenos xenófobos, actos discriminatorios y abusos de los derechos de los migrantes.
Los migrantes suman actualmente 281 millones de personas en el mundo, 3,6 por ciento de la población global.
Asimismo, la cifra de personas desplazadas ya sea por los conflictos, la violencia, la pobreza, el cambio climático, los desastres u otros motivos, ha alcanzado el nivel récord de 117 millones en el mundo, más 71,2 millones dentro de sus propios países.
El número de solicitantes de asilo ha aumentado más de treinta por ciento, de 4,1 millones en 2020 a 5,4 millones en 2022.
La velocidad de estos incrementos excluye a muchas personas de las vías migratorias regulares, obligándolas a recurrir a medios irregulares generalmente muy peligrosos.
La OIM advirtió que esos canales irregulares reciben mucha atención de los medios, y a menudo se les utiliza para socavar la confianza en la gobernanza y alimentar una idea retorcida que sirve de arma para obtener beneficios políticos a corto plazo.
La directora general de la OIM, Amy Pope, lamentó que las narrativas dominantes se hayan alejado de las explicaciones equilibradas y precisas de la migración, tanto de sus verdades simples como de complejas realidades específicas de cada situación.
«En un mundo que debe enfrentar una gran incertidumbre, comprender la dinámica de la migración es esencial para tomar decisiones informadas y contar con respuestas efectivas en materia de políticas», dijo Pope.
Entre los datos presentados en el informe están los vínculos de origen y destino entre dos países, llamados corredores migratorios bilaterales, que muestran cómo han evolucionado los patrones migratorios hasta convertirse en importantes poblaciones nacidas en el extranjero en países de destino específicos.
El corredor migratorio más grande del mundo es el de México a Estados Unidos, con cerca de once millones de personas. El segundo es de Siria a Turquía e incluye principalmente a refugiados de la guerra civil en el país árabe. Y el corredor de Ucrania a Rusia ocupa el tercer lugar.
En América Latina y el Caribe la migración se ha caracterizado por tender hacia el norte del continente. Para 2020, más de veinticinco millones habían hecho ese viaje y residían en América del Norte. En 1990, los latinoamericanos en esa zona del mundo eran diez millones.
En Europa, mientras tanto, había cinco millones de migrantes de la región en 2020, cuadruplicando el número registrado en 1990.
Otras regiones, como Asia y Oceanía, albergaron un número muy pequeño de migrantes de América Latina y el Caribe en 2020 (400.000 y 200.000, respectivamente).
América Latina y el Caribe
En cuanto a la cantidad de migrantes de otras regiones viviendo en América Latina y el Caribe, se ha mantenido relativamente estable con unos tres millones en los últimos treinta años. La mayoría de ellos son europeos y norteamericanos, con estos últimos en aumento.
Los números desagregados muestran que la proporción de mujeres y hombres migrantes en América Latina y el Caribe es en gran medida igual en los principales países de destino. La excepción es la República Dominicana, donde son más los hombres que las mujeres migrantes.
Los venezolanos siguieron siendo la mayor población desplazada a través de las fronteras en el mundo en 2022, con más de 234.000 refugiados registrados y más de un millón con casos de asilo pendientes.
Perú, México, Brasil y Costa Rica albergan algunos de los mayores números de solicitantes de asilo en la región.
Los desastres fueron la causa principal de los mayores desplazamientos internos en América Latina y el Caribe en 2022, con 708.000 casos, destacando los causados por inundaciones en Colombia y por el huracán Ian en Cuba.
Los mayores desplazamientos por conflictos en la región ocurrieron en Colombia y Haití, que registraron 339.000 y 106.000 casos, respectivamente.