Mahmoud Hussein, egipcio de 19 años, lleva 500 días en la cárcel, donde ha sido torturado, por llevar una camiseta con un lema contra la tortura. Amnistía Internacional mantiene en su página web la recogida internacional de firmas pidiendo su libertad.
Mahmoud Hussein, estudiante, se encuentra encerrado en una cárcel egipcia por haberse exhibido con una camiseta y una bufanda que pedían “una nación sin torturas” y recordaban la «revolución del 25 de enero de 2011». Hace un año y medio, el 25 de enero de 2014, con motivo del tercer aniversario de aquel levantamiento popular, Mahmoud Hussein participó en una manifestación en el centro de El Cairo, organizada por un sindicato de periodistas, en contra de los Hermanos Musulmanes y el régimen militar. La víspera habían detenido a un millar de personas por manifestarse sin autorización; las fuerzas de seguridad mataron al menos a 60 manifestantes, al disolver violentamente las concentraciones.
Tras cinco minutos de manifestación, la policía comenzó a dispersar a la gente con gases lacrimógenos. Entonces, Mahmoud Hussein subió a un autobús para regresar a su casa, en el barrio de El Marg, situado en el nordeste de la capital. Hacia mediodía la policía detuvo al autobús en un control del barrio y detuvo al joven que llevaba una camiseta con la leyenda “Acción en favor de una nación sin tortura” y una bufanda con el logo de la “Revolución del 25 de enero”.
Tras la detención fue agredido por cinco policías de civil, que le llevaron arrastrándole hasta el puesto cercano. Allí estuvieron pegándole durante media hora y después le trasladaron al cuartel de El Marg, donde le golpearon durante una hora: una práctica habitual en el país, que se conoce como “ceremonia de acogida” en comisarías y cárceles. Los policías le acusaron de llevar cócteles Molotov y granadas de mano, pertenencia a un grupo prohibido, participación en una manifestación no autorizada y de haber recibido dinero por asistir a la manifestación.
El 14 de julio de 2015, Mahmoud Hussein fue de nuevo agredido por sus carceleros, informa su familia, cuando le comunicaron que iban a trasladarle de la cárcel de apelación de El Cairo a otro centro de detención, y empezó a recoger sus cosas. De momento, continúa en la misma cárcel, porque tres días antes un juez había dictado una orden prolongando su detención “provisional” 45 días más.