Alejandro Cernuda¹
Una de sus primeras embestidas, de esas que hacen hablar, fue abrir una tienda/galería durante el campeonato europeo de fútbol en Holanda y Bélgica (2000), para vender ladrillos pintados de naranja y con el logo Just do it… un guiño para los hooligans… Marc Bijl (Leerdam, Holanda 1970) vive hoy en Berlín, como muchos que han apostado y contribuido a la fama de esa ciudad, que dicen es la nueva meca del arte inteligente y joven.
Me fui a Groninga por ver Urban Gothic, la nueva exposición de quien con poco tiempo de trabajo y mucho de rebeldía ha dado motivos para hablar. Este artista de la plástica (bajista de la banda de rock gótico Götterdämmerung)
El arte simbolista se disfraza de anarquismo para buscar puntos de contacto entre el público seccionado y muchas veces ajeno, apático, a las corrientes filosóficas, políticas y formales que aún se dejan vivir en este siglo. Marc Bijl pone una pierna en el activismo y otra en lo vandálico: dos expresiones desorganizadas de la masa, y trata de buscar un discurso sin perder el equilibrio. Hoy se le exige al público un poco de ironía y algo de perspicacia para entender que el rejuego con la violencia no es un llamado a ella, tampoco es una crítica explícita –ninguna obra de buen arte lo puede ser- Pero el autor no es un testigo ni las obras son desopinadas. Es la representación simbólica de la áspera realidad, solo el símbolo, desprovisto de toda humanidad estereotipada. Los símbolos, como frases de un lenguaje que todos conocemos y que cada uno interpreta en esa alegría de entender, no qué se nos dice, pero sí con qué palabras.
Aunque pocas personas lo hayan notado, tal vez el símbolo más usado por Bijl sea la palabra misma, el símbolo más universal… Son famosos sus grafitis en diversos edificios. Fue así el caso de la palabra TERROR, escrita el 11 de septiembre de 2002 –exactamente un año después de la caída de las Torres Gemelas- en las seis columnas del museo Fridericianum en Kassel. A la siguiente mañana las letras fueron borradas ante el presentido espasmo del público que se disponía a presenciar la exhibición del Documenta.
Así otras palabras y otros edificios. Dentro de su espacio expositivo los textos tomados de frases como La revoluzione siamo noi, el famoso slogan de Joseph Beuys, puesto a los pies de su Lara Croft; o textos de carácter anarquista escritos en las paredes o su ya famosa PORN, en imitación a la obra LOVE del artista norteamericano Robert Indiana. Al final de una de las salas en Gróniga, una pared de bocinas y bafles, reproducen fragmentos de discursos de varias personalidades políticas (Hitler, Fidel Castro, Malcom X, Gandhi)
Bijl, graduado en 1997 de la Academia de Artes y Diseño de Hertogenbosch, aprendió a convertir el arte en una maquinaria donde su atracción por los temas actuales: la política, economía, la globalización, la muerte de la utopía… se regenera en una atracción creciente para su trabajo. Es ya un artista conocido por la crítica europea, quien va a la comidilla de otra vertiente en su obra: la poderosa influencia que han ejercido sobre él Mondrian y Sol LeWitt. Por desgracia el simbolismo, como todas las poderosas fuentes de atracción del público, se queman en una pasión que poco a poco degenera el arte. Tal vez no sea el caso de Bijl, tal vez lo sepa.
- Alejandro Cernuda, escritor. Miembro de la Asociación de Escritores de Cuba. Ha publicado los libros: Enamorarse de Ana (novela) El fin de la verdad (relatos) Problemas del arte figurativo (relatos) Actualmente publica en aCernuda.com