A Noemí Sanín solo le faltó besarle los pies a la reina Isabel
Algunas personas están conmocionadas no sólo en España, sino en el mundo, por la visita oficial del Presidente de Gobierno Mariano Rajoy al Japón, al no inclinarse ante el emperador, Akihito Tsugu-No-Miya.
No debía, ni tenía por qué, no es su súbdito. Estas reverencias deberían ser a discreción de la persona.Entendemos perfectamente la jerarquía del emperador, pero Rajoy es español no japonés. Lo saludó con un occidental apretón de manos, con respeto, como corresponde a dos pares de gobierno.
Recordamos a Noemí Sanín Posada, exembajadora en el Reino Unido, cuando presentó credenciales ante la reina Isabel, vestida inapropiadamente, enguantada, más bien disfrazada, quien al inclinarse sólo le faltó besarle los pies a la soberana.
Qué vergüenza, esto que lo hagan sus súbditos, pero Sanín representaba en ése momento a Colombia, no a Noemí.
Estos actos -protocolarios- de humillación en pleno siglo XXI, resultan ridículos y empalagosos, pero eso sí, acudiendo al refrán popular: entre gustos no hay disgustos.
Mercedes: ante todo gracias por su comentario. Si lee la nota con detenimiento dije: Algunas personas no España entera. Aquí en Colombia, varios periodista españoles quienes trabajan para medios escritos y hablados aún están hablando del tema, que viéndolo bien es irrelevante. Hice el símil, porque recordé la ridícula actuación de Noemí Sanín, incada ante Isabel de Inglaterra cual funcionaria servil. Leo, que la conmocionada es usted por un ‘adjetivo’. ¿Qué tiene que ver la tragedia de Lampedusa con la NO inclinación de Rajoy?. Veo que usted confunde la gimnasia con la magnesia. Igual, reciba desde Bogotá mi abrazo colombiano.
Tiene usted razón, conmocionarse es un verbo en forma reflexiva lo mismo que molestarse, en nombre propio o ajeno, por un comentario. Pero también es producir conmoción (RAE) y en este caso se trata de un nombre común.
Y, por lo demás, yo comparto el fondo del artículo, aunque no la forma ni las exageraciones.
Le parezca a usted lo que le parezca, ni España ni el mundo están conmocionados por esa tontería.
Claro que hay cosas más importantes inclinarse o no ante un emperador. De allí el comentario criticando esta actitud. Por lo demás, conmocionarse no es un adjetivo sino un verbo transitivo.
Dudo mucho que nadie esté «conmocionado», ni aquí ni «en el mundo», porque cualquiera (incluído el protagonista de este comentario) no se incline ante el emperador de Japón, el rey de España e incluso la custodia en la catedral. Hay cosas más importantes con la que conmocionarse, como los más de cien emigrantes muertos cerca de Lampedusa o los 2 euros que, de media, van a subir las pensiones el año que viene. Creo que conviene no exagerar y usar los adjetivos con discreción.