El Tribunal de Apelación de Casablanca condenó el martes 26 de junio de 2018 al líder de las revueltas de la región marroquí del Rif, Naser Zafzafi, a veinte años por “complot con el objetivo de atentar contra la seguridad del Estado” además de otros delitos como rebelión y participación en protestas ilegales [1].
La sentencia fue acogida con indignación y protestas en las calles de Alhucemas y otras localidades del Rif, así como en las redes sociales en todo Marruecos. La lectura de la sentencia fue pronunciada en ausencia de los propios acusados (un total de 53), que rechazaron usar su último turno de palabra.
Asimismo resultaron con la misma condena de veinte años que Zafzafi, Nabil Ahamjiq, Ouassim al Boustati y Samir Ighid. Otros tres activistas fueron condenados a quince años (Zakaria Adahchour, Mohamed Haki y Mohamed Bouhnouch), cinco a diez años (Mohamed Jelloul, Karim Amghar, Tarik Lachkham, Achraf Yakhloufi y Bilal Ahabbad), ocho a cinco años y multa de 2000 dirhams -90 euros- (Mohamed El Majjaoui, Chakir Makhrout, Rabiaa El Ablak, Ilyass Hajji, Souleimane Fahili, Mohamed Hannoudi, Abdelali Houd e Ibrahim Abakouidi), ocho a tres años (Ibrahim Bouziane, Othmane Bouziane, Youssef Hamdioui y otros cinco activistas), otros 19 activistas a dos años, tan solo uno a un año y un último condenado a una multa de 5000 dirhams (450 euros).
Las personas que protestaron por estas sentencias en las calles de Alhucemas y otras localidades del Rif las comparaban con lo acontecido durante los años del plomo del rey Hassán II (1929-1999). Se han previsto protestas en Rabat –frente al Parlamento- y Casablanca.
Dos partidos han mostrado su discrepancia con la sentencia, la Federación de Izquierda Democrática (FGD) – al que califiqué tiempo atrás como Podemos marroquí-, que tiene dos parlamentarios en Rabat y que preside una mujer, Nabila Mounib, quien ha pedido la libertad de los detenidos. También, sorprendentemente, el excomunista Partido Progreso y Socialismo (PPS), que forma parte de la coalición gubernamental. Su secretario general, Nabil Benabdallah, señaló que las sentencias son duras y espera puedan ser revisadas.
En la misma sala del tribunal los asistentes -familiares y simpatizantes rifeños- comenzaron a protestar e incluso se escuchó “Viva el Rif”, así como lemas contra el Majzén o régimen.
Censura en Marruecos
La prensa oficial marroquí minimizó la noticia e incluso el grupo Medi1 prohibió a sus periodistas informar de la sentencia. Precisamente, la situación del periodista, director del digital badil.info –hoy cerrada-, Hamid El Mahdaoui, se ha aplazado al 28 de junio en lo que se denomina proceso del Hirak II. Actualmente preso, Reporteros sin Fronteras (RSF) ha pedido el martes 26 de junio su libertad así como posteriormente, la de los periodistas-ciudadanos condenados en este proceso.
El juicio contra el Hirak, movimiento en árabe, comenzó el 12 de septiembre de 2017, ha sido uno de los más largos de los últimos años en Marruecos, un total de más de ocho meses y 85 sesiones. El proceso estuvo salpicado de irregularidades con preguntas tan absurdas a los acusados como por qué no había banderas marroquíes en las protestas y sí amazighs o bereberes y de la extinta República del Rif de Abdelkrim (1882-1963). Hay que añadir las numerosas protestas de los acusados por el trato recibido en las detenciones y en prisión que motivaron incluso varias huelgas de hambre.
Durante el proceso judicial, un total de 26 asociaciones marroquíes del ámbito de los derechos humanos solicitaron mediante un comunicado conjunto la libertad inmediata para los presos políticos del Hirak, movimiento democrático del Rif. La Asociación Marroquí de Derechos Humanos calificó la sentencia de “simulacro de justicia”. También, el escritor y poeta marroquí Abdellatif Laabi promovió un manifiesto a favor de los detenidos.
Las intervenciones de los acusados rifeños -y en particular las de Zafzafi- han tenido un marcado carácter político de denuncia contra el Estado marroquí, el majzén, y de cuestionamiento de la motivación de su detención y proceso.
Zafzafi, preso en la cárcel Oukacha, en Casablanca, desde mayo de 2017, era un desempleado que se convirtió en líder inesperado del Hirak, que capitalizó el histórico descontento de la región por el atraso económico, la falta de oportunidades de la juventud y la carencia de servicios públicos sanitarios y educativos. El lema de los rifeños, basado en Abd el-Krim era ‘Sois una mafia, no sois un Gobierno’.
Las movilizaciones se iniciaron a partir del 28 de octubre de 2016, cuando un vendedor de pescado, Mohcin Fikri, de 31 años, compró 500 kilos de pez espada, la policía se lo incautó a la salida del puerto de Alhucemas y decidió destruirlo. Tras tirarlo al interior de un camión triturador de basura, el pescadero se tiró dentro para sacarlo, quedó aplastado y murió en el acto.
Las protestas sacaron a las calles a decenas de miles de personas de todas las edades, que desbordaron las previsiones de la clase política local y nacional, logrando un gran apoyo en el resto de Marruecos y la diáspora rifeña en Europa.
El balance final de la revuelta del Rif, tras la condena judicial, es de dos muertos, 450 detenidos -entre ellos numerosos menores de edad-, miles de heridos, además de otros miles que optarán por la inmigración ya sea legal o clandestina hacia Europa, una vez conocida la salida represiva del régimen
Precisamente en diferentes países de Europa, incluida España, hubo diferentes movilizaciones de solidaridad con el Rif y sus reivindicaciones. El propio padre del líder, Ahmed Zafzafi, estuvo en España, en el Parlamento andaluz pidiendo solidaridad para su hijo. Ya se han convocado nuevas protestas, entre otras ciudades, en París y Madrid –en concreto, en la Puerta del Sol el sábado 30 de junio a las 18 horas-.
- enlace
https://periodistas-es.com/marruecos-desafio-del-rif-86392