El fin de semana del 25/26 de enero de 2014, una joven marroquí de 17 años se ha suicidado en el barrio de Tamesna, en las afueras de Rabat, para evitar el matrimonio forzoso que su familia le tenía preparado, con un viudo de 50 años.
La chica –que al parecer mantenía, o había mantenido, no está muy claro, una relación con el hijo del hombre que le habían adjudicado como esposo- ingirió un matarratas, un poderoso veneno, según la información publicada por el diario Al Massae y recogida en el digital francés Aufaitmaroc.com., aunque con la advertencia de que no está contrastada.
Para este digital es más probable que la joven, que quería continuar estudiando, se sintiera demasiado presionada por sus padres.
No se trata de un caso insólito: hace unas semanas, otra menor se suicidó para evitar conraer matrimonio con su violador. Más de 40.000 mujeres marroquíes se ven obligadas cada año a casarse a la fuerza con un hombre que no han elegido. Según la ley, la edad mínima para contraer matrimonio en Marruecos está en los 15 años.
El caso de esta chica ha ocurrido cuando, la semana anterior, el Parlamento derogó el apartado 2 del artículo 475 del Código Penal, según el cual un violador podía evitar ir a la cárcel si consentía en casarse con al mujer violada; lo que, en claro, obligaba a la mujer a contraer matrimonio con su verdugo.