Con la llegada del verano, las playas y ciudades se llenan de masajistas callejeros. Un servicio en la misma toalla a bajo precio, o bien en un parque sentado en una silla plegable. Esto es todo.

A priori, usted podría pensar que no tiene riesgo alguno e incluso que podría ser bueno, dado que ha llegado con estrés acumulado tras un largo año de trabajo, pues no es así. Los peligros de ser manipulado sin formación pueden ser varios, además de que pueden contagiarle una dermatitis si no se procura una mínima higiene, hacerle una tendinitis por sobreestiramiento, o que tenga un neumotórax o fractura de costilla si no se hacen bien, o bien una cervicalgia o lesión neurológica por mala práxis en la rotación del cuello.
Los colegios profesionales de fisioterapia alertan de los riesgos que conllevan estas prácticas ilegales en nuestra salud. Se aprietan y se mueven de forma descontrolada las articulaciones; se estiran los brazos y también se realizan puñopercusiones en órganos que no deben, porque desconocen dónde está el riñón o el hígado.
Desde el Colegio profesional de Fisioterapéutas de la Comunidad de Madrid, (CPFCM), instan a los ciudadanos a “no solicitar estos masajes practicados en la calle, que no solo ponen en riesgo la salud de la persona que los recibe, sino que fomentan la explotación de estos falsos masajistas que en muchas ocasiones se ven obligados a trabajar en condiciones higiénicas y ambientales perjudiciales”.
Se ha realizado una campaña de concienciación de los peligros de masajistas callejeros. Es importante alertar a las personas de los graves riesgos de salud a los que se pueden exponer con esta práctica. Asimismo, explican la diferencia entre quiroprácticos, osteópatas frente a los fisioterapéutas.



