Las fuerzas marroquíes y saharauis han tenido el mayor momento de tensión militar desde la firma del alto el fuego en 1991. Los hechos se produjeron en el sur del Sahara, en el área de Guerguerat y ya se han extendido a otras zonas a lo largo del muro que separa el territorio saharaui.
El Guerguerat es una zona de cinco kilómetros que une el sur del Sahara con Mauritania, está fuera del control del muro construido por Marruecos, y desde hacía veinticuatro días, unos sesenta manifestantes saharauis impedían el paso del transporte por carretera solicitando su cierre total.
Esta carretera fue medio asfaltada en agosto de 2016 y ya entonces se produjo tensión en la zona, ya que suponía un paso ilegal de acuerdo con el alto el fuego de 1991, por el cual pasaban miles de vehículos a diario con mercancía marroquí para vender en todo África.
Fuerzas militares marroquíes, vestidas de civiles, violando el acuerdo de alto el fuego, salieron este viernes 13 de noviembre de 2020 fuera del muro por tres partes, intentando dispersar a los manifestantes saharauis concentrados, pero previamente el ejército saharaui los desalojó para evitar que se vieran involucrados en un posible enfrentamiento.
Las autoridades marroquíes han justificado romper el alto al fuego señalando que no tenían «intención bélica» y solo recurrirían a las armas «en legítima defensa». Marruecos asegura que sus tropas mantienen un nudo de seguridad y que permitirá el libre tránsito de transportes y mercancías hacia Mauritania, mientras que quiere prolongar el muro hasta la frontera mauritana.
El Frente Polisario señala que contraatacará para impedirlo y habla directamente de guerra. Ambas partes señalan que no hubo muertos ni heridos.
A lo largo de día, los enfrentamientos se produjeron en otros puntos del muro tales como Mahbes y Auserd con intercambio de artillería y maniobras militares en Bir Lehlu.
Ambas partes responsabilizan a la otra de «todas las responsabilidades y consecuencias» sobre la seguridad de la región. Asimismo, tanto la República Árabe Democrática Saharaui (RASD) como Marruecos informaron de manera urgente a Naciones Unidas de lo ocurrido.
En Marruecos, el jefe de Gobierno, Saadedin El Ozmani, se reunió con representantes de todos los partidos políticos para informarles de la intervención del Ejército mientras también ha habido llamamientos patrióticos a través de las redes sociales.
La RASD había puesto en estado de guerra al ejército y anunció la movilización general en la población de los campamentos de refugiados. Muchos jóvenes se han alistado.
La peor situación se encuentra en las ciudades del Sahara donde la policía y fuerzas auxiliares marroquíes ocupan las vías y vigilan las calles, así como las casas de militantes saharauis y activistas de derechos humanos.
La ONU, a través del portavoz Stéphane Dujaric, se pronunció sobre lo ocurrido con un comunicado bastante neutro. No menciona, ni ratifica la violación del alto el fuego por el ataque marroquí contra civiles saharauis.
Previamente, el propio secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, era consciente de la gravedad de la situación y que la posible guerra podía acontecer, y así se lo transmitió al ministro de Asuntos Exteriores de Mauritania, Ismail Ould Cheikh Ahmed, hace unos días.
Como anécdota, miembros de la Misión de Naciones Unidas para el Referéndum en el Sahara Occidental (Minurso) presentes en El Guerguerat, cuando se iniciaron los enfrentamientos, se refugiaron en la zona marroquí, dentro del muro.
Antes del enfrentamiento bélico tanto Mauritania como la Unión Africana habían advertido de la tensión intentando mediar. Ahora Mauritania, que se ve indirectamente implicada en el conflicto, ha pedido moderación y mantener el alto al fuego.