Y sobre: Propuestas de Podemos…
El libro “Conversación con Juan Carlos monedero” escrito por Ramón Lobo, se presentó el lunes en la Fundación Diario Madrid. Dicha presentación estuvo a cargo de las periodistas Olga Rodríguez, Cristina Pardo y el también periodista autor del libro Ramón Lobo. Está basado en una entrevista larga a Monedero (profesor de Ciencia Política en la Universidad Complutense de Madrid, presenta La Tuerka, un programa de debate político en Público TV y secretario de Proceso Constituyente y Programa de Podemos).
De lo que se comentó en el acto hubo dos líneas que me llamaron la atención, por un lado las reflexiones sobre la concepción de la labor de los medios de comunicación en la actualidad, y por otro la inquietud de la persona que se debate entre querer un cambio para su país basado en la participación ciudadana en la política, (pues delegar en quienes hacen carrera en los partidos, ya hemos comprobado a qué conduce…), y la función más útil que puede desempeñar él, dentro de ese proceso.
En el libro, Ramón Lobo le pregunta sobre si tiene intención de ocupar cargos públicos, a lo que responde: “Cuando decidimos poner en marcha Podemos tenía claro que mi tarea era pedagógica: me veía como esos maestros anarquistas que iban recorriendo los pueblos ayudando a quitar la maleza… Creo que la libertad y desobediencia que necesito para pensar no las encuentro en el ámbito de la política de partido ni en la representación. Un pensador se rige por una disciplina propia y por la desobediencia, mientras que un político se rige por la disciplina ajena y la obediencia”.
Se considera “un verso suelto de Podemos”, pero también afirmó “que se necesita gente libre y suelta, con ideas, para armar un programa diferente sin mentir, comprometido con la gente”, “pues hay que conectar con la necesidad de la ciudadanía de cambiar las cosas”. Para ello “hay que recuperar el espíritu del 15M, hay que ir a la calle”.
Manifestó que “tenemos que reinventar la economía, recuperar la conciencia fiscal”… ironizando la crítica a la TV como que no es un buen lugar para construir nuevas ideas… si no se insultara la gente en cierto tipo de programas-tertulias, igual dirían ¡qué aburrido! La apagarían, y leerían un libro”.
Sobre los periodistas expuso que tendrían que tener libertad, sin interferencias políticas ni económicas, “sois una profesión malditamente pagada, el índice de autocensura se acerca a las dictaduras. A los periodistas honrados se los `cargan´. De nada sirve una TV pública organizada por los partidos”
Ramón Lobo ve “el problema en la ciudadanía, que tolera la mentira, el lector no distingue un buen periodismo de un corta y pega”.
Olga Rodríguez explicó que “hay un antes y un después, a partir del momento en que el poder financiero irrumpiera en el proceso periodístico, haciéndose accionistas los bancos de los grandes medios de comunicación”.
Cristina Pardo no estaba de acuerdo con la opinión de Monedero sobre la “infosátira», él explicó el peligro que ve a la hora de hacer chistes rápidos y la broma fácil, como una forma de desactivar el enfado, que llevaría a decir ¡hasta aquí hemos llegado! Lo que podría motivar a la desobediencia. La alternativa a la “infosátira” no es gritar tampoco, es irnos acostumbrando a que el conocimiento es uno de los principales placeres…
Por lo que a mí respecta puedo decir que el humor, en lo que me atañe y “motiva” se basa primero en conocer, cabrearte muchas veces, otras entristecerte bastante… lo que te dispone a digerir la verdad del asunto, afrontarlo, viene a ser el mecanismo de defensa consciente y sano, basado en el sentimiento, la reflexión y la ironía.
En cuanto al periodismo, si nos adentramos en el libro en el apartado 6 y por lo que nos toca muy interesante, por cierto titulado: “¿Tienen derecho a mentir los periodistas?” En él se habla de los medios de comunicación, de la queja de Monedero con respecto a la impunidad con la que mienten algunos medios y periodistas, de las relaciones entre los mismos con los bancos, “pues dicha unión ha hundido a la prensa libre…” Se pregunta “¿Por qué un periódico, que es una empresa en manos de unos accionistas, tiene derecho a mentir para obtener algún tipo de privilegio?”
Ante la pregunta de Ramón Lobo ¿Por qué solo los bancos y no las petroleras o las empresas de telefonía? La respuesta de Monedero termina diciendo que “Si el HSBC es el segundo accionista de El País, ¿cómo va a informar correctamente el periódico sobre la lista Falciani? Es imposible”.
Cree que “l@s periodistas tendrían que tener estabilidad laboral para no depender de la amenaza de su jefe ni caer en la autocensura. Me gustaría pensar en fomentar fórmulas de cooperativas de periodistas para crear periódicos. Razona que “así un periódico tendría mayor grado de fiabilidad, porque no respondería a los intereses de bancos, petroleras, empresas energéticas y seguirían su propio criterio. Podría gustar más o menos, unos serían más conservadores otros más progresistas, no importaría…”
Se puede decir que Juan Carlos Monedero no deja indiferente al poder, porque aparte de que «no está dispuesto a que le roben el alma», tiene la capacidad de transmitir el entusiasmo de que el cambio es posible, basándose en la esperanza y en la confianza de que podemos lograrlo, si llegamos a comprender que es necesario para alcanzar la dignidad a la que toda persona tenemos derecho, haciéndonos inflexibles a que nos la expolien.