Con la construcción a lo largo del río Evros, frontera con Turquía, de un muro de acero de cuarenta kilómetros de largo por cinco de alto, equipado con radares, cámaras de videovigilancia y drones de tecnología puntera, el gobierno conservador griego pretende «impedir la entrada ilegal de migrantes», según la información del canal internacional europeo Euronews.
Decenas de miles de migrantes están llegando a Grecia a través de esta frontera fluvial desde que, hace ya más de un año, el ultraconservador presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, anunció que pensaba dejar pasar por su país a todas las personas que pretendan llegar a la Unión Europea.
Una información posterior, del canal público francés TV5 Monde, asegura que en esa frontera la policía griega dispone también de dos «cañones sonoros», un controvertido sistema acústico disuasorio que emite el sonido de una sirena con más decibelios que un avión a reacción, situados al norte y al sur del Evros, comprados tras la llegada masiva de refugiados en febrero y marzo de 2020.
Hace unos días, el portavoz de la Comisión Europea Adalbert Jahnz se manifestó «preocupado» por el uso del dispositivo mientras que, según la información del canal francés, «la mayoría de los habitantes de la región aplauden la construcción del muro, aunque lo consideran insuficiente» porque «solo cubre una pequeña parte de la frontera», ha dicho Panagiotis Ageladarakis, alcalde del pueblo de Amorio, muy cercano al río: «Nosotros conocemos muy bien los trayectos que hacen los migrantes. Si nos pagaran por vigilar seríamos los mejores».
Desde finales del pasado mes de mayo 2021, la policía griega ha detenido a más de 170 migrantes clandestinos y a cuarenta traficantes, y sus portavoces aseguran que los traficantes utilizan a menores para conducir a los clandestinos porque, en caso de detención, las penas son menores.
Como ejemplo, a finales de mayo la policía griega detuvo a un grupo de 75 afganos -que iban descalzos y presentaban heridas en la cara y el cuerpo, y algunos incluso mordeduras de perros- que declararon que los guardias fronterizos búlgaros les habían pegado y devuelto a territorio griego. En declaraciones al canal público holandés VPRO, aseguraron que, en Bulgaria, unas personas uniformadas les habían robado los teléfonos móviles, la documentación y el dinero que llevaban.
Según Dimitris Koros, abogado del Consejo Griego para los Refugiados, en los últimos cinco años se ha convertido en «norma» rechazar a los solicitantes de asilo en Evros, lo que contradice las normas legales de la Unión Europea.